Orientación vocacional y demanda laboral
En www.perfil.com.ar 27/07/08
Ingenieros se necesitan
Se eligen carreras con poca salida laboral
Mientras Abogacía, Medicina, Psicología y Contador Público siguen acaparando las preferencias de los estudiantes, las carreras tecnológicas tienen un déficit cada vez mayor. Paradójicamente, son las de mayor demanda laboral y las mejor pagas, mientras el futuro de las tradicionales no es alentador debido a la sobreoferta. Para 2010, según estudios, faltarán unos 6 mil ingenieros. El mayor problema se encuentra en las áreas de tecnología de la información, donde se reciben 3.700 profesionales al año. El mercado requiere más del doble. La guerra de las consultoras para captar cerebros.
Por Brenda Focas
Los estudiantes argentinos no eligen las profesiones que el mercado más necesita. Según datos de la Universidad de Buenos Aires, las carreras con más ingresantes en el CBC siguen siendo las tradicionales, como Medicina, Abogacía, Psicología, Contador y Administración y, lejos, se ubican las relacionadas a la ingeniería y la tecnología, que son las que más demanda laboral tienen y, a la vez, las que más deserción detentan: sólo se reciben unos 3.000 ingenieros al año.
Prejuicios culturales, un desprecio internalizado desde la infancia hacia las ciencias exactas y el prestigio histórico de las carreras tradicionales conspiran para que los profesionales especializados en áreas técnicas brillen por su ausencia. “Si bien Administración de Empresas y Marketing tienen buenas perspectivas de trabajo, los egresados son utilizados con fines diferentes a los específicos de su especialidad. Los más solicitados y con mayor escasez de personal son los ingenieros civiles e industriales, además de los del área de sistemas”, explica Walter Montes, gerente general de PYN Consultores, dedicada a la selección de personal, y agrega que “una parte importante de los estudiantes se orienta a carreras de moda relacionadas con el entretenimiento y los servicios, como Hotelería, en todas sus variantes, Gastronomía y las diversas carreras de Diseño”.
Elegidos. Las vedettes del mercado laboral son los ingenieros en sistemas: las empresas buscan tentarlos ofreciéndoles duplicar su salario y, sin pruritos, los “roban” de otras empresas. Según datos de la consultora Adecco, el déficit en el área informática es acuciante. En 2006 este sector empleaba 40.000 personas en Argentina, mientras que el año pasado la cifra creció a 45.000, y aun así faltaron cubrir 2.500 puestos. “Si sigue la tendencia, en menos de diez años vamos a tener que importar ingenieros”, advierte Roberto Nolazco, coordinador de Asuntos Estudiantiles de la UCA. Los números de varios especialistas parecen respaldarlo.
“Para 2010, el faltante estimado de personal especializado en IT será de 6.100 personas”, señala Florencia Caccavo, directora de Selección-Consulting de Adecco. Por su parte, Miguel Angel Calello, presidente de CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos), agrega que “hay alrededor de 3.700 egresados por año, y habría que llevarlo al doble”. Además, el panorama se agrava porque muchos egresados se van a trabajar al exterior, donde reciben mejores condiciones salariales. “Creo que están mal diseñadas las especialidades y a los chicos se les hace muy pesado. En la UTN están trabajando para revertir esto porque puede ser muy pernicioso para el país”, explica el ingeniero Marcelo Sobrevila.
Tal es la falta de estos perfiles profesionales, que las empresas recurren a métodos extremos para contar con ellos. Muchas desarrollan programas para jóvenes profesionales que reclutan a los estudiantes mientras cursan su carrera. Otras, directamente recorren empresas rivales para tentar talentos. Saulo Gil tiene 27 años y desde los 20 está trabajando en el área de sistemas, aunque todavía no terminó Ingeniería en Sistemas de la Información en la UADE. “Me llegan propuestas todo el tiempo, llegué a Ten Roses (donde trabaja hoy) después de que me llamaran varias veces y me mejoraran mucho el sueldo”, relata.
Futuro desempleo. “El problema es que el educativo es un mercado en sí, que busca atraer con valores distintos al del mundo del trabajo”, sostiene Juan Antonio Lázara, titular de la editorial que publica la Guía del Estudiante : “Hacen carreras pensando en el deseo del estudiante y no en el mercado laboral, lo que a largo plazo creará un grave desequilibrio”. Desde las cámaras empresariales y el Estado se está buscando revertir este desfasaje con programas de becas y charlas de promoción en colegios secundarios.
“Argentina tiene una oportunidad estratégica para desarrollar y proveer software y servicios, pero choca con desconocimiento y mitos que vuelven poco atractivo capacitarse para participar de esta industria. Muchos jóvenes desconocen los beneficios de la actividad que, además de tener remuneraciones altas, es creativa, dinámica y moderna”, se lamenta Calello.
El 85% de los adolescentes no saben qué hacer cuando terminan el secundario
El dilema es qué estudiar después
Según una encuesta realizada sobre 30 mil alumnos de quinto año, el 50% de los consultados no tiene “ni idea” de qué carrera seguir y el 35% “no se decide”. Sólo el 15% asegura que “la tiene clara”. Opinan especialistas y chicos. 24.09.2008 En www.critica.com.ar
Una encuesta realizada por el sitio web quevasaestudiar.com y por los organizadores de la muestra Expo Universidad 2008, que comienza hoy, asegura que más de la mitad de los egresados del secundario no sabe qué carrera elegir. Después del viaje a Bariloche, los flamantes egresados –apenas mayores de edad– se enfrentan a una elección que los desconcierta. La pregunta es: ¿Qué estudiar? Y la respuesta representa tal magnitud que, según el estudio, los jóvenes no saben hacia dónde salir corriendo. Una duda de casi todos los tiempos. Las 30 mil visitas que en 30 días tuvo la página web fueron concluyentes: el 50% de los adolescentes no tienen “ni idea” de qué carrera seguir, el 35% no se decide y el 15% “la tiene clara”. En el momento de responder sobre su desconcierto, la mayoría asegura que quiere seguir estudiando, pero que no sabe qué. A partir de ahí las opiniones se diversifican: “No conozco todas las carreras”, “Hay demasiadas”, “Me gustan muy pocas”, “Ninguna me convence”... Aunque aclara que “no hay que generalizar”, Alicia Cibeira –directora del Departamento de Orientación Vocacional del CBC– dice que “muchos chicos no se dan el tiempo necesario para pensar en sus capacidades y deseos, ni para buscar toda la información necesaria. Hoy los campos laborales son móviles y complejos: un biólogo puede trabajar en medicina o un licenciado en Historia puede ser un experto en turismo histórico”. Alexis Genuth, organizador de la muestra, coincide con el diagnóstico: “No hay información sobre las características de las carreras en el mundo real”. Ayelén Caro todavía está en cuarto año, pero ya mira con desconfianza el escenario laboral: “La mayoría de mis compañeros sabe que va a ir a la universidad, pero no sabe qué elegir. Yo creo que no muchos van a conseguir trabajo de lo que les gusta. Los paleontólogos van a poder investigar, pero no va a haber trabajo para todos. ¿Los que se reciban de astrónomos van a ir a la NASA?”, se pregunta con desconfianza. Ayelén está pensando en seguir una de las carreras que explotaron en los últimos años, Diseño de Indumentaria.Para Cibeira, además, la decisión está influida por factores más generales: “La elección suele estar circunscripta a movimientos familiares o socioculturales, no a una dirección estratégica del país”. Hay casos en los que el marco de la elección parece casi predeterminado: Tamar Mozian sabía desde primer año que iba a estudiar Periodismo, Comunicación o Publicidad. “Viene por una cuestión familiar, mi mamá es agente de prensa y trabajó como periodista.
A los 13 años le hice una entrevista a David Nalbandian para un diario de la comunidad armenia, seguí colaborando ahí y ahora trabajo para una radio de Uruguay.” Sus compañeros de la Escuela Argentina Modelo no tienen las cosas tan claras: “De sesenta alumnos en los tres cursos, sólo tres o cuatro van a seguir Medicina, y pocos eligieron carreras tradicionales”.La reciente aparición de licenciaturas como Producción de Bioimágenes o Composición con Medios Electroacústicos no parece opacar la preferencia por las carreras clásicas. El Ministerio de Educación detalla que este año Arquitectura y Diseño fueron las carreras de ciencias aplicadas más elegidas en el ámbito privado, mientras que en el público se destacaron las ingenierías. En las ciencias básicas ganó Biología, y en las sociales, Economía y Administración. Cualquiera sea la elección final, como señaló la especialista Virginia Tarsitano en un artículo del sitio Universia, “no fracasa en su decisión quien puede llegar a cambiar de opinión; sino el que se inscribe en una carrera sin madurar alguna idea que le permita asumirse como protagonista de su propia vida”.
domingo, 2 de noviembre de 2008
miércoles, 29 de octubre de 2008
En www.clarin.com Versión adaptada
Los problemas territoriales, puertas adentro del país Por: Carlos Reboratti (GEÓGRAFO INVESTIGADOR CONICET-FAUBA)
Desde los tiempos de la organización nacional, no hubo una verdadera política de ordenamiento territorial y es allí donde pueden encontrarse las causas de varias penurias actuales.
Noticias de distintos lugares del país, aparentemente desconectadas e imprevistas, nos afligen y preocupan a diario: vecinos del Gran Buenos Aires protestan por la decisión de CEAMSE (Coordinación Ecológica del Área Metropolitana Sociedad del Estado) de abrir nuevos lugares para el relleno sanitario; pobladores de la Quebrada de Humahuaca se oponen a la instalación de minas de uranio; los incendios en Córdoba y la sequía en el Noreste castiga a cientos de miles de argentinos. ¿Cuál es la relación entre estos casos?: la insatisfacción por decisiones tomadas –o no tomadas– sobre su territorio, ese lugar donde viven y con el cual se identifican y que a su criterio esta siendo utilizado con fines que no consideran apropiados. ¿De donde proviene este tipo de conflictos? En los primeros dos casos, del choque de intereses (reales o imaginarios) entre la población local, los privados (en este caso, la minería) y los estatales (provinciales, nacionales) sobre un espacio - el territorio - al cual todos pretenden controlar. Este territorio (individual, local, provincial, nacional) es un conjunto muy complejo: por un lado existe una base natural (lo que podríamos llamara el "ambiente original"), que ofrece potencialidades a la sociedad, como son los servicios y recursos naturales, genera limitantes y riesgos y recibe impactos, como la contaminación. Ese ambiente, a medida que es ocupado y utilizado, es apropiado y controlado por diferentes niveles de la sociedad, desde individuos y empresas hasta el Estado. Es a partir de esa apropiación que la sociedad va construyendo instalaciones para vivir, comunicarse y producir, lo que usualmente se conoce como "infraestructura". Este proceso se puede analizar entonces como una superposición de "capas" (ambiente original, ambiente modificado, distribución de la población, etc.) que, si quisiéramos y tuviéramos la información suficiente, también podríamos observar históricamente.A veces esas capas se desvanecen con el tiempo; otras, marcan de tal manera el territorio que a partir de ellas el sentido de la organización es difícil de cambiar (por ejemplo, la impronta que el diseño de los ferrocarriles tuvo sobre la organización del territorio nacional). Todo este complejo proceso organiza al territorio de cierta y particular manera y lo va diferenciando, por ejemplo, entre territorios rurales y urbanos o equilibrados y problemáticos. En buena medida, en nuestro país el territorio se ha ido formando al compás de las actividades económicas que, directa o indirectamente, iban valorizando un área y marginando otras, promoviendo la concentración de la población y las actividades en algunos lugares y vaciando otros. Paralelamente, también el Estado tuvo su papel en la organización territorial, a veces acompañando y potenciando a las fuerzas económicas del momento, otras tomando decisiones guiadas por un interés más social, tendiendo vías férreas o construyendo caminos en áreas postergadas.
Pero los efectos de un proceso que combinaba espontaneidad, proyectos privados, acciones estatales sectoriales, efectos no deseados e intereses individuales o grupales dieron como resultado un territorio cuya organización no pareciera satisfacer a nadie. De allí la idea de que es necesario pasar a una nueva etapa, la del ordenamiento de ese territorio; esto es, generar acciones para que éste se organice de acuerdo a las necesidades, los valores y los intereses de la mayor parte de la población. La idea de planificar la organización del mundo donde vivimos no es nueva: en la Argentina, desde mediados del siglo pasado ya se hablaba, a diversas escalas, de planes de distinto carácter y envergadura. Muchas ciudades encararon lo que en su momento se llamaron "planes reguladores", y a nivel nacional se desarrolló todo un sistema de planificación regional alrededor de una oficina estatal específica, el CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo), de existencia algo fugaz. Pero hay tres problemas básicos para llegar a encaminarnos hacia un ordenamiento territorial coherente, que compatibilice todos los intereses.
En primer lugar, hay que considerar que las "capas" de las que hablábamos en la práctica son objeto de políticas sectoriales aisladas (por ejemplo, del tema natural se encarga la Secretaria de Ambiente, de la producción agraria e industrial el Ministerio de Economía, etc.). Un resultado típico de este aislamiento es la reciente idea de construir un "tren bala" (curiosamente generada por el Ministerio de Planificación), tal vez técnicamente brillante pero que al no tener en cuenta ni los intereses de la mayor parte de la población ni su efecto sobre otros elementos y procesos del territorio, difícilmente estaría primera en la lista de proyectos si existiera un plan de ordenamiento territorial. Como paso inicial para llegar a éste, por ahora tenemos que tratar de hacer lo mejor posible con las leyes referidas a esas "capas", utilizando, por ejemplo, la reciente ley 26.331, referida al ordenamiento territorial de las masas boscosas.
En segundo lugar, nuestro país esta políticamente organizado como una federación, por lo cual cualquier plan nacional debería obviamente tener en cuenta los intereses de las provincias; pero estos no son necesariamente coincidentes y hasta el momento carecemos de (y necesitamos) una legislación que confiera a alguna autoridad la potestad para compatibilizar proyectos y definir prioridades.
En tercer lugar, cualquier plan de ordenamiento territorial necesita poseer información cierta, y en eso no estamos muy bien que digamos. Por ejemplo, una fuente de información fundamental para el ordenamiento rural, el Censo Agropecuario 2008, se mueve a paso de tortuga y todavía no ha podido ni siquiera comenzar en la mitad de las provincias cuando el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) había prometido divulgar los resultados finales en septiembre.
Por moda, por imposición o por haber tomado conciencia, la necesidad de encarar el ordenamiento territorial ya está entre nosotros, y no deberíamos perder la oportunidad de encararlo con seriedad.
Los problemas territoriales, puertas adentro del país Por: Carlos Reboratti (GEÓGRAFO INVESTIGADOR CONICET-FAUBA)
Desde los tiempos de la organización nacional, no hubo una verdadera política de ordenamiento territorial y es allí donde pueden encontrarse las causas de varias penurias actuales.
Noticias de distintos lugares del país, aparentemente desconectadas e imprevistas, nos afligen y preocupan a diario: vecinos del Gran Buenos Aires protestan por la decisión de CEAMSE (Coordinación Ecológica del Área Metropolitana Sociedad del Estado) de abrir nuevos lugares para el relleno sanitario; pobladores de la Quebrada de Humahuaca se oponen a la instalación de minas de uranio; los incendios en Córdoba y la sequía en el Noreste castiga a cientos de miles de argentinos. ¿Cuál es la relación entre estos casos?: la insatisfacción por decisiones tomadas –o no tomadas– sobre su territorio, ese lugar donde viven y con el cual se identifican y que a su criterio esta siendo utilizado con fines que no consideran apropiados. ¿De donde proviene este tipo de conflictos? En los primeros dos casos, del choque de intereses (reales o imaginarios) entre la población local, los privados (en este caso, la minería) y los estatales (provinciales, nacionales) sobre un espacio - el territorio - al cual todos pretenden controlar. Este territorio (individual, local, provincial, nacional) es un conjunto muy complejo: por un lado existe una base natural (lo que podríamos llamara el "ambiente original"), que ofrece potencialidades a la sociedad, como son los servicios y recursos naturales, genera limitantes y riesgos y recibe impactos, como la contaminación. Ese ambiente, a medida que es ocupado y utilizado, es apropiado y controlado por diferentes niveles de la sociedad, desde individuos y empresas hasta el Estado. Es a partir de esa apropiación que la sociedad va construyendo instalaciones para vivir, comunicarse y producir, lo que usualmente se conoce como "infraestructura". Este proceso se puede analizar entonces como una superposición de "capas" (ambiente original, ambiente modificado, distribución de la población, etc.) que, si quisiéramos y tuviéramos la información suficiente, también podríamos observar históricamente.A veces esas capas se desvanecen con el tiempo; otras, marcan de tal manera el territorio que a partir de ellas el sentido de la organización es difícil de cambiar (por ejemplo, la impronta que el diseño de los ferrocarriles tuvo sobre la organización del territorio nacional). Todo este complejo proceso organiza al territorio de cierta y particular manera y lo va diferenciando, por ejemplo, entre territorios rurales y urbanos o equilibrados y problemáticos. En buena medida, en nuestro país el territorio se ha ido formando al compás de las actividades económicas que, directa o indirectamente, iban valorizando un área y marginando otras, promoviendo la concentración de la población y las actividades en algunos lugares y vaciando otros. Paralelamente, también el Estado tuvo su papel en la organización territorial, a veces acompañando y potenciando a las fuerzas económicas del momento, otras tomando decisiones guiadas por un interés más social, tendiendo vías férreas o construyendo caminos en áreas postergadas.
Pero los efectos de un proceso que combinaba espontaneidad, proyectos privados, acciones estatales sectoriales, efectos no deseados e intereses individuales o grupales dieron como resultado un territorio cuya organización no pareciera satisfacer a nadie. De allí la idea de que es necesario pasar a una nueva etapa, la del ordenamiento de ese territorio; esto es, generar acciones para que éste se organice de acuerdo a las necesidades, los valores y los intereses de la mayor parte de la población. La idea de planificar la organización del mundo donde vivimos no es nueva: en la Argentina, desde mediados del siglo pasado ya se hablaba, a diversas escalas, de planes de distinto carácter y envergadura. Muchas ciudades encararon lo que en su momento se llamaron "planes reguladores", y a nivel nacional se desarrolló todo un sistema de planificación regional alrededor de una oficina estatal específica, el CONADE (Consejo Nacional de Desarrollo), de existencia algo fugaz. Pero hay tres problemas básicos para llegar a encaminarnos hacia un ordenamiento territorial coherente, que compatibilice todos los intereses.
En primer lugar, hay que considerar que las "capas" de las que hablábamos en la práctica son objeto de políticas sectoriales aisladas (por ejemplo, del tema natural se encarga la Secretaria de Ambiente, de la producción agraria e industrial el Ministerio de Economía, etc.). Un resultado típico de este aislamiento es la reciente idea de construir un "tren bala" (curiosamente generada por el Ministerio de Planificación), tal vez técnicamente brillante pero que al no tener en cuenta ni los intereses de la mayor parte de la población ni su efecto sobre otros elementos y procesos del territorio, difícilmente estaría primera en la lista de proyectos si existiera un plan de ordenamiento territorial. Como paso inicial para llegar a éste, por ahora tenemos que tratar de hacer lo mejor posible con las leyes referidas a esas "capas", utilizando, por ejemplo, la reciente ley 26.331, referida al ordenamiento territorial de las masas boscosas.
En segundo lugar, nuestro país esta políticamente organizado como una federación, por lo cual cualquier plan nacional debería obviamente tener en cuenta los intereses de las provincias; pero estos no son necesariamente coincidentes y hasta el momento carecemos de (y necesitamos) una legislación que confiera a alguna autoridad la potestad para compatibilizar proyectos y definir prioridades.
En tercer lugar, cualquier plan de ordenamiento territorial necesita poseer información cierta, y en eso no estamos muy bien que digamos. Por ejemplo, una fuente de información fundamental para el ordenamiento rural, el Censo Agropecuario 2008, se mueve a paso de tortuga y todavía no ha podido ni siquiera comenzar en la mitad de las provincias cuando el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) había prometido divulgar los resultados finales en septiembre.
Por moda, por imposición o por haber tomado conciencia, la necesidad de encarar el ordenamiento territorial ya está entre nosotros, y no deberíamos perder la oportunidad de encararlo con seriedad.
lunes, 13 de octubre de 2008
Conferencia del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc ante la reunión de los Jefes de Estado de la Comunidad Europea
El texto que seguirá es una obra de ficción, pero su contenido es tan acertadamente cierto, la crítica a los europeos tan absolutamente justificada y la redacción tan ingeniosa, que merece ser leído y difundido. El cacique Guaicaipuro existió hace poco menos de quinientos años, aunque su nombre real no incluía el ahora añadido Cuatemoc.
El autor del relato es Luis Britto García, que lo publicó el 6 de octubre de 2003, con motivo del Día de la Resistencia indígena (12 de 0ctubre), bajo el título de "Guaicaipuro Cuatemoc cobra la deuda a Europa". El autor: Luis Britto García (Caracas, 1940). Escritor venezolano. Su obra de ficción, formalmente experimental, elabora una crítica de la situación política y social de su país (Rajatabla, 1970; Abrapalabra, 1980; La orgía imaginaria, 1983). También se ha dedicado al ensayo, entre cuyos títulos cabe citar El imperio contracultural: del rock a la posmodernidad (1991). Premio Casa de las Américas en 1970 y premio nacional de literatura en 1980.
LA VERDADERA DEUDA EXTERNA
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatémoc, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se encontraron hace quinientos años. Aquí pues nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa. El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros, sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses.
Consta en el Archivo de Indias. Papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata provenientes de América. ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron al Séptimo Mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre del hermano! ¿Genocidio? ¡Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro de 'destrucción de las Indias', o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos. ¡No! Esos 185 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata deben ser considerados como el primero de muchos préstamos amigables de América destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir su devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuatémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un plan Marshall-tezuma, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización. Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o, por lo menos, productivo de los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las 'batallas de Lepanto', en 'Armadas Invencibles', en 'Terceros Reichs' y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo. Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman, conforme a la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar. Y nos obliga a reclamarles, por su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de 20%, y hasta 30%, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de 10% anual, acumulado sólo durante los últimos 300 años. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 180 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata, ambas elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total de la Tierra. ¡Muy pesadas son esas moles de oro y plata! ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos en forma inmediata la firma de una 'carta de intención' que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente; y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica. Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota tal que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al Poeta. Pero no podrán. Porque esa bala es el corazón de Europa.
Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA. (Exposición atribuida al Cacique Guaicaipuro Cuatémoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea).
El texto que seguirá es una obra de ficción, pero su contenido es tan acertadamente cierto, la crítica a los europeos tan absolutamente justificada y la redacción tan ingeniosa, que merece ser leído y difundido. El cacique Guaicaipuro existió hace poco menos de quinientos años, aunque su nombre real no incluía el ahora añadido Cuatemoc.
El autor del relato es Luis Britto García, que lo publicó el 6 de octubre de 2003, con motivo del Día de la Resistencia indígena (12 de 0ctubre), bajo el título de "Guaicaipuro Cuatemoc cobra la deuda a Europa". El autor: Luis Britto García (Caracas, 1940). Escritor venezolano. Su obra de ficción, formalmente experimental, elabora una crítica de la situación política y social de su país (Rajatabla, 1970; Abrapalabra, 1980; La orgía imaginaria, 1983). También se ha dedicado al ensayo, entre cuyos títulos cabe citar El imperio contracultural: del rock a la posmodernidad (1991). Premio Casa de las Américas en 1970 y premio nacional de literatura en 1980.
LA VERDADERA DEUDA EXTERNA
Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatémoc, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se encontraron hace quinientos años. Aquí pues nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa. El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros, sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses.
Consta en el Archivo de Indias. Papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata provenientes de América. ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron al Séptimo Mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre del hermano! ¿Genocidio? ¡Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro de 'destrucción de las Indias', o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos. ¡No! Esos 185 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata deben ser considerados como el primero de muchos préstamos amigables de América destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir su devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuatémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un plan Marshall-tezuma, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización. Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o, por lo menos, productivo de los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional? Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las 'batallas de Lepanto', en 'Armadas Invencibles', en 'Terceros Reichs' y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo. Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman, conforme a la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar. Y nos obliga a reclamarles, por su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de 20%, y hasta 30%, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de 10% anual, acumulado sólo durante los últimos 300 años. Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 180 mil Kg de oro y 16 millones Kg de plata, ambas elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total de la Tierra. ¡Muy pesadas son esas moles de oro y plata! ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre? Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos en forma inmediata la firma de una 'carta de intención' que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente; y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica. Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota tal que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al Poeta. Pero no podrán. Porque esa bala es el corazón de Europa.
Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatémoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA. (Exposición atribuida al Cacique Guaicaipuro Cuatémoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea).
Miércoles, 8 de Octubre de 2008 En www.pagina/12.com
Bombita Rodríguez
Los medios de comunicación, en todas sus formas, son herramientas de educación y contribuyen a instalar y promover debates en las instituciones y en la sociedad en general. Los estilos y las formas son diferentes, pero es imposible pensar hoy en la discusión de ideas sin contar con el escenario y con los recursos que brinda la comunicación.
Por Adrián Viale
Volvió Capusotto. Y con él, el que probablemente sea su personaje más entrañable: Bombita Rodríguez. Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero, hace reír, y mucho, en cada una de sus presentaciones.
¿Por qué nos hace reír Bombita? Es una pregunta que comencé a hacerme desde que lo vi por primera vez, cantando “Burgueses, atrás, atrás” y “Armas para el pueblo, armas para el pueblo ya”. ¿Por qué Bombita hace reír? Bombita habla de la clase obrera, habla de la liberación nacional, habla de los explotadores y los explotados, habla de los burgueses y los proletarios, habla de la cultura popular, de la educación de las masas, del socialismo. Evidentemente esto nos hace reír. ¿Por qué? ¿Por qué en la década del ’70 estas cosas no hacían reír? No sólo no hacían reír. Hubo gente que tomó tan en serio todo esto, que llegó a vivir sólo para estas ideas, llegó a soportar torturas, llegó hasta a dar la vida (su propia vida... la única que tenían) ¿Cómo pasó? ¿Por qué en la década del ’70 se decía clase obrera, proletarios y burgueses, explotadores y explotados, liberación nacional, socialismo, y nadie se reía?
¿Puede ser que la respuesta esté en los significados? ¿Qué significa hoy para nosotros la clase obrera, el socialismo, los explotadores? Para ellos significaba algo manifiesto: era época de certezas, de buenos y malos, de relaciones sociales evidentes y cristalinas. De un lado de la sociedad, los explotadores; del otro, los explotados. De un lado de la sociedad el mal burgués; del otro, el pobre proletario. De un lado del mundo el imperio; del otro, el país subordinado. La verdad se imponía. Eran los tiempos de la explotación del hombre por el hombre. Eran los tiempos en que la posibilidad de transformar la sociedad estaba al alcance de la mano. Sólo había que reunirse y hacerlo ¿Cuándo se perdió la certeza? ¿Quién terminó con las certidumbres? Contestar “el posmodernismo” es patear la pelota afuera. El posmodernismo no es un hecho social que se impone.
El posmodernismo somos nosotros mismos cuando pensamos que las certidumbres han sido socavadas, cuando creemos que las relaciones sociales se han vuelto opacas, cuando consideramos que la sociedad es incomprensible (e intransformable). El posmodernismo es un espíritu de época, una aciaga derrota, una resignación cobarde. No una verdad que se impone. La verdad está ahí afuera. Y sigue siendo evidente. Explotadores y explotados, proletarios, imperio, educación, socialismo. ¿Meras fórmulas vacías? Transformación de la sociedad. ¿Ridiculez anacrónica? La diferencia entre los ’70 y el presente no está en lo que las palabras significan. La diferencia está en nuestra relación con los significados. Las palabras ya no denotan, para nosotros, una verdad objetiva. ¿Es mala la duda? Por supuesto que no. Lo malo es dudar de todo. Esta es una época en que nadie puede tener verdades. Ni siquiera las obvias. Nuestra época fomenta la ambigüedad, el equívoco, las complejidades y matices. La verdad no se dice. Esto puede verse en los medios. Hoy, la única manera de transmitir ideología (o mejor diría, ideales) es ocultándola. Cualquiera que grite a los cuatro vientos lo que piensa sólo provocará sonrisas. CNN o Canal 11 son buenos, serios, mesurados: su ideología está oculta. La radio de las Madres de Plaza de Mayo o Telesur son malos, ridículos, exagerados: su ideología se grita. Estos últimos no saben que las verdades ahora son muchas, y cada cual elige la que quiere. No saben que hoy cualquier verdad es buena.
¿Pero por qué Bombita hace reír? Una vez dijo Alejandro Dolina que el humor era poner una cosa en un lugar que no le corresponde. Esta definición hace que todo anacronismo sea potencialmente gracioso. Bombita es certero: sabe que hay explotadores y explotados, sabe que si se quiere luchar por el socialismo hay que decirlo, sabe que para transformar una sociedad es necesaria la educación popular, sabe que existe una lucha por la liberación de los oprimidos. Bombita lo dice, sin medias tintas, como quien dice una verdad evidente. Como quien dice “salió el sol”, Bombita dice “la clase obrera tiene que luchar por el socialismo”. En su contexto, los ’70, Bombita se convierte en un personaje famoso, querido, estimado. En nuestra época, plagada de cinismo e hipocresía, en nuestra época de verdades a medias, de ambigüedades, de dudas, la verborragia certera y contundente de Bombita mueve a risa. Es anacrónica. Fuera de época. Para Bombita las relaciones sociales son evidentes. Nosotros preferimos ignorarlas. Canciones con ideología, verdades irrefutables... Esperanza. Bombita nos hace reír. Y mucho. Lamentablemente.
Bombita Rodríguez
Los medios de comunicación, en todas sus formas, son herramientas de educación y contribuyen a instalar y promover debates en las instituciones y en la sociedad en general. Los estilos y las formas son diferentes, pero es imposible pensar hoy en la discusión de ideas sin contar con el escenario y con los recursos que brinda la comunicación.
Por Adrián Viale
Volvió Capusotto. Y con él, el que probablemente sea su personaje más entrañable: Bombita Rodríguez. Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero, hace reír, y mucho, en cada una de sus presentaciones.
¿Por qué nos hace reír Bombita? Es una pregunta que comencé a hacerme desde que lo vi por primera vez, cantando “Burgueses, atrás, atrás” y “Armas para el pueblo, armas para el pueblo ya”. ¿Por qué Bombita hace reír? Bombita habla de la clase obrera, habla de la liberación nacional, habla de los explotadores y los explotados, habla de los burgueses y los proletarios, habla de la cultura popular, de la educación de las masas, del socialismo. Evidentemente esto nos hace reír. ¿Por qué? ¿Por qué en la década del ’70 estas cosas no hacían reír? No sólo no hacían reír. Hubo gente que tomó tan en serio todo esto, que llegó a vivir sólo para estas ideas, llegó a soportar torturas, llegó hasta a dar la vida (su propia vida... la única que tenían) ¿Cómo pasó? ¿Por qué en la década del ’70 se decía clase obrera, proletarios y burgueses, explotadores y explotados, liberación nacional, socialismo, y nadie se reía?
¿Puede ser que la respuesta esté en los significados? ¿Qué significa hoy para nosotros la clase obrera, el socialismo, los explotadores? Para ellos significaba algo manifiesto: era época de certezas, de buenos y malos, de relaciones sociales evidentes y cristalinas. De un lado de la sociedad, los explotadores; del otro, los explotados. De un lado de la sociedad el mal burgués; del otro, el pobre proletario. De un lado del mundo el imperio; del otro, el país subordinado. La verdad se imponía. Eran los tiempos de la explotación del hombre por el hombre. Eran los tiempos en que la posibilidad de transformar la sociedad estaba al alcance de la mano. Sólo había que reunirse y hacerlo ¿Cuándo se perdió la certeza? ¿Quién terminó con las certidumbres? Contestar “el posmodernismo” es patear la pelota afuera. El posmodernismo no es un hecho social que se impone.
El posmodernismo somos nosotros mismos cuando pensamos que las certidumbres han sido socavadas, cuando creemos que las relaciones sociales se han vuelto opacas, cuando consideramos que la sociedad es incomprensible (e intransformable). El posmodernismo es un espíritu de época, una aciaga derrota, una resignación cobarde. No una verdad que se impone. La verdad está ahí afuera. Y sigue siendo evidente. Explotadores y explotados, proletarios, imperio, educación, socialismo. ¿Meras fórmulas vacías? Transformación de la sociedad. ¿Ridiculez anacrónica? La diferencia entre los ’70 y el presente no está en lo que las palabras significan. La diferencia está en nuestra relación con los significados. Las palabras ya no denotan, para nosotros, una verdad objetiva. ¿Es mala la duda? Por supuesto que no. Lo malo es dudar de todo. Esta es una época en que nadie puede tener verdades. Ni siquiera las obvias. Nuestra época fomenta la ambigüedad, el equívoco, las complejidades y matices. La verdad no se dice. Esto puede verse en los medios. Hoy, la única manera de transmitir ideología (o mejor diría, ideales) es ocultándola. Cualquiera que grite a los cuatro vientos lo que piensa sólo provocará sonrisas. CNN o Canal 11 son buenos, serios, mesurados: su ideología está oculta. La radio de las Madres de Plaza de Mayo o Telesur son malos, ridículos, exagerados: su ideología se grita. Estos últimos no saben que las verdades ahora son muchas, y cada cual elige la que quiere. No saben que hoy cualquier verdad es buena.
¿Pero por qué Bombita hace reír? Una vez dijo Alejandro Dolina que el humor era poner una cosa en un lugar que no le corresponde. Esta definición hace que todo anacronismo sea potencialmente gracioso. Bombita es certero: sabe que hay explotadores y explotados, sabe que si se quiere luchar por el socialismo hay que decirlo, sabe que para transformar una sociedad es necesaria la educación popular, sabe que existe una lucha por la liberación de los oprimidos. Bombita lo dice, sin medias tintas, como quien dice una verdad evidente. Como quien dice “salió el sol”, Bombita dice “la clase obrera tiene que luchar por el socialismo”. En su contexto, los ’70, Bombita se convierte en un personaje famoso, querido, estimado. En nuestra época, plagada de cinismo e hipocresía, en nuestra época de verdades a medias, de ambigüedades, de dudas, la verborragia certera y contundente de Bombita mueve a risa. Es anacrónica. Fuera de época. Para Bombita las relaciones sociales son evidentes. Nosotros preferimos ignorarlas. Canciones con ideología, verdades irrefutables... Esperanza. Bombita nos hace reír. Y mucho. Lamentablemente.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
En www.buenasnuevas.com “Eligiendo cruces” por Mamerto Menapace
Esto también es del tiempo viejo, cuando Dios se revelaba en sueños. O al menos la gente todavía acostumbraba a soñar con Dios. Y era con Dios que nuestro caminante había estado dialogando toda aquella tarde. Tal vez sería mucho hablar de diálogo, ya que no tenía muchas ganas de escuchar sino de hablar y desahogarse.
El hombre cargaba una buena estiba de años, sin haber llegado a viejo. Sentía en sus pierna el cansancio de los caminos, luego de haber andado toda la tarde bajo la fría llovizna, con el mono al hombro y bordeando las vías del ferrocarril hacía tiempo que se había largado a linyerear, abandonando, vaya a saber por qué, su familia, su pago y sus amigos. Un poco de amargura guardaba por dentro, y la había venido rumiando despacio como para acompañar la soledad.
Finalmente llegó mojado y aterido hasta la estación del ferrocarril, solitaria a la costa de aquello que hubiera querido ser un pueblito, pero que de hecho nunca pasó de ser un conjunto de casas que actualmente se estaban despoblando. No le costó conseguir permiso para pasar la noche al reparo de uno de los grandes galpones de cinc. Allí hizo un fueguito, y en un tarro que oficiaba de ollita recalentó el estofado que le habían dado al mediodía en la estancia donde pasara la mañana. Reconfortado por dentro, preparó su cama: un trozo de plástico negro como colchón que evitaba la humedad. Encima dos o tres bolsas que llevaba en el mono, más un par de otras que encontró allí. Para taparse tenía una cobija vieja, escasa de lana y abundante en vida menuda. Como quien se espanta un peligro de enfrente, se santiguó y rezó el Bendito que le enseñara su madre.
Tal vez fuera la oración familiar la que lo hizo pensar en Dios. Y como no tenía otro a quien quejarse, se las agarró con el Todopoderosos reprochándole su mala suerte. A él tenían que tocarle todas. Pareciera que el mismo Tata Dios se las había agarrado con él, cargándole todas las cruces del mundo. Todos los demás eran felices, a pesar de no ser tan buenos y decentes como él. Tenían sus camas, su familia, su casa, sus amigos. En cambio aquí lo tenía a él, como si fuera un animal, arrinconado en un galpón, mojado por la lluvia y medio muerto de hambre y de frío. Y con estos pensamientos se quedó dormido, porque no era hombre de sufrir insomnios por incomodidades. No tenía preocupaciones que se lo quitaran. En el sueño va y se le aparece Tata Dios, que le dice:
-Vea, amigo. Yo ya estoy cansado de que los hombres se me anden quejando siempre. Parece que nadie está conforme con lo que yo le he destinado. Así que desde ahora le dejo a cada uno que elija la cruz que tendrá que llevar. Pero que después no me vengan con quejas. La que agarren tendrán que cargarla para el resto del viaje y sin protestar. Y como usted está aquí, será el primero a quien le doy la oportunidad de seleccionar la suya, vea, acabo de recorrer el mundo retirando todas las cruces de los hombres, y las he traído a este galpón grande. Levántese y elija la que le guste.
Sorprendido el hombre, mira y ve que efectivamente el galpón estaba que hervía de cruces, de todos los tamaños, pesos y formas. Era una barbaridad de cruces las que allí había: de fierro, de madera, de plástico, y de cuanta material uno pudiera imaginarse.
Miró primero para el lado que quedaban las más chiquitas. Pero le dio vergüenza pedir una tan pequeña. El era un hombre sano y fuerte. No era justo siendo el primero quedarse con una tan chica. Buscó entonces entre las grandes, pero se desanimó enseguida, porque se dio cuenta que o le daba el hombro para tanto. Fue entonces y se decidió por una tamaño medio: ni muy grande, ni tan chica.
Pero resulta que entre éstas, las había sumamente pesadas de quebracho, y otras livianitas de cartón como para que jugaran los gurises. Le dio no sé qué elegir una de juguete, y tuvo miedo de corajear una de las pesadas. Se quedó a mitad de camino, y entre las medianas de tamaño prefirió una de peso regular.
Faltaba con todo tomar aún otra decisión. Porque no todas las cruces tenían la misma terminación. Las había lisitas y parejas, como cepilladas a mano, lustrosas por el uso. Se acomodaban perfectamente al hombro y de seguro no habrían de sacar ampollas con el roce. En cambio había otras medio brutas, fabricadas a hacha y sin cuidado, llenas de rugosidades y nudos. Al menor movimiento podrían sacar heridas. Le hubiera gustado quedarse con la mejor que vio. Pero no le pareció correcto. El era hombre de campo, acostumbrado a llevar el mono al hombro durante horas. No era cuestión ahora de hacerse el delicado. Tata Dios lo estaba mirando, y no quería hacer mala letra delante suyo. Pero tampoco andaba con ganas de hacer bravatas y llevarse una que lo lastimara toda la vida.
Se decidió por fin y tomando de las medianas de tamaño, la que era regular de peso y de terminado, se dirigió a Tata Dios diciéndole que elegía para su vida aquella cruz.
Tata Dios lo miró a los ojos, y muy en serio le preguntó si estaba seguro de que se quedaría conforme en el futuro con la elección que estaba haciendo. Que lo pensara bien, no fuera que más adelante se arrepintiera y le viniera de nuevo con quejas.
Pero el hombre se afirmó en lo hecho y garantizó que realmente lo había pensado muy bien, y que con aquella cruz no habría problemas, que era la justa para él, y que no pensaba retirar su decisión. Tata Dios casi riéndose le dijo:
-Vea, amigo. Le voy a decir una cosa. Esa cruz que usted eligió es justamente la que ha venido llevando hasta el presente. Si se fija bien, tiene sus iniciales y señas. Yo mismo se la he sacado esta noche y no me costó mucho traerla, porque ya estaba aquí. Así que de ahora en adelante cargue su cruz y sígame, y déjese de protestas, que yo sé bien lo que hago y lo que a cada uno le conviene para llegar mejor hasta mi casa.
Y en ese momento el hombre se despertó, todo adolorido del hombre derecho por haber dormido incómodo sobre el duro piso del galpón.
A veces se me ocurre pensar que si Dios nos mostrara las cruces que llevan los demás, y nos ofreciera cambiar la nuestra, cualquiera de ellas, muy pocos aceptaríamos la oferta. Nos seguiríamos quejando lo mismo, pero nos negaríamos a cambiarla. No lo haríamos, ni dormidos.
Aceptar la vida
Señor,
si valorara más lo que he recibido,
si aprendiera a descubrir lo mucho que tengo,
si tuviera más paciencia y sabiduría
para entender tus caminos,
si recuperara la sorpresa y la gratitud,
si volviera a Ti mi mirada más seguido,
seguramente aceptaría
con más alegría y confianza
la vida tal como me las has dado,
porque Tú sabes
cuál es la ruta de mi camino hacia Ti.
- Que así sea -
Esto también es del tiempo viejo, cuando Dios se revelaba en sueños. O al menos la gente todavía acostumbraba a soñar con Dios. Y era con Dios que nuestro caminante había estado dialogando toda aquella tarde. Tal vez sería mucho hablar de diálogo, ya que no tenía muchas ganas de escuchar sino de hablar y desahogarse.
El hombre cargaba una buena estiba de años, sin haber llegado a viejo. Sentía en sus pierna el cansancio de los caminos, luego de haber andado toda la tarde bajo la fría llovizna, con el mono al hombro y bordeando las vías del ferrocarril hacía tiempo que se había largado a linyerear, abandonando, vaya a saber por qué, su familia, su pago y sus amigos. Un poco de amargura guardaba por dentro, y la había venido rumiando despacio como para acompañar la soledad.
Finalmente llegó mojado y aterido hasta la estación del ferrocarril, solitaria a la costa de aquello que hubiera querido ser un pueblito, pero que de hecho nunca pasó de ser un conjunto de casas que actualmente se estaban despoblando. No le costó conseguir permiso para pasar la noche al reparo de uno de los grandes galpones de cinc. Allí hizo un fueguito, y en un tarro que oficiaba de ollita recalentó el estofado que le habían dado al mediodía en la estancia donde pasara la mañana. Reconfortado por dentro, preparó su cama: un trozo de plástico negro como colchón que evitaba la humedad. Encima dos o tres bolsas que llevaba en el mono, más un par de otras que encontró allí. Para taparse tenía una cobija vieja, escasa de lana y abundante en vida menuda. Como quien se espanta un peligro de enfrente, se santiguó y rezó el Bendito que le enseñara su madre.
Tal vez fuera la oración familiar la que lo hizo pensar en Dios. Y como no tenía otro a quien quejarse, se las agarró con el Todopoderosos reprochándole su mala suerte. A él tenían que tocarle todas. Pareciera que el mismo Tata Dios se las había agarrado con él, cargándole todas las cruces del mundo. Todos los demás eran felices, a pesar de no ser tan buenos y decentes como él. Tenían sus camas, su familia, su casa, sus amigos. En cambio aquí lo tenía a él, como si fuera un animal, arrinconado en un galpón, mojado por la lluvia y medio muerto de hambre y de frío. Y con estos pensamientos se quedó dormido, porque no era hombre de sufrir insomnios por incomodidades. No tenía preocupaciones que se lo quitaran. En el sueño va y se le aparece Tata Dios, que le dice:
-Vea, amigo. Yo ya estoy cansado de que los hombres se me anden quejando siempre. Parece que nadie está conforme con lo que yo le he destinado. Así que desde ahora le dejo a cada uno que elija la cruz que tendrá que llevar. Pero que después no me vengan con quejas. La que agarren tendrán que cargarla para el resto del viaje y sin protestar. Y como usted está aquí, será el primero a quien le doy la oportunidad de seleccionar la suya, vea, acabo de recorrer el mundo retirando todas las cruces de los hombres, y las he traído a este galpón grande. Levántese y elija la que le guste.
Sorprendido el hombre, mira y ve que efectivamente el galpón estaba que hervía de cruces, de todos los tamaños, pesos y formas. Era una barbaridad de cruces las que allí había: de fierro, de madera, de plástico, y de cuanta material uno pudiera imaginarse.
Miró primero para el lado que quedaban las más chiquitas. Pero le dio vergüenza pedir una tan pequeña. El era un hombre sano y fuerte. No era justo siendo el primero quedarse con una tan chica. Buscó entonces entre las grandes, pero se desanimó enseguida, porque se dio cuenta que o le daba el hombro para tanto. Fue entonces y se decidió por una tamaño medio: ni muy grande, ni tan chica.
Pero resulta que entre éstas, las había sumamente pesadas de quebracho, y otras livianitas de cartón como para que jugaran los gurises. Le dio no sé qué elegir una de juguete, y tuvo miedo de corajear una de las pesadas. Se quedó a mitad de camino, y entre las medianas de tamaño prefirió una de peso regular.
Faltaba con todo tomar aún otra decisión. Porque no todas las cruces tenían la misma terminación. Las había lisitas y parejas, como cepilladas a mano, lustrosas por el uso. Se acomodaban perfectamente al hombro y de seguro no habrían de sacar ampollas con el roce. En cambio había otras medio brutas, fabricadas a hacha y sin cuidado, llenas de rugosidades y nudos. Al menor movimiento podrían sacar heridas. Le hubiera gustado quedarse con la mejor que vio. Pero no le pareció correcto. El era hombre de campo, acostumbrado a llevar el mono al hombro durante horas. No era cuestión ahora de hacerse el delicado. Tata Dios lo estaba mirando, y no quería hacer mala letra delante suyo. Pero tampoco andaba con ganas de hacer bravatas y llevarse una que lo lastimara toda la vida.
Se decidió por fin y tomando de las medianas de tamaño, la que era regular de peso y de terminado, se dirigió a Tata Dios diciéndole que elegía para su vida aquella cruz.
Tata Dios lo miró a los ojos, y muy en serio le preguntó si estaba seguro de que se quedaría conforme en el futuro con la elección que estaba haciendo. Que lo pensara bien, no fuera que más adelante se arrepintiera y le viniera de nuevo con quejas.
Pero el hombre se afirmó en lo hecho y garantizó que realmente lo había pensado muy bien, y que con aquella cruz no habría problemas, que era la justa para él, y que no pensaba retirar su decisión. Tata Dios casi riéndose le dijo:
-Vea, amigo. Le voy a decir una cosa. Esa cruz que usted eligió es justamente la que ha venido llevando hasta el presente. Si se fija bien, tiene sus iniciales y señas. Yo mismo se la he sacado esta noche y no me costó mucho traerla, porque ya estaba aquí. Así que de ahora en adelante cargue su cruz y sígame, y déjese de protestas, que yo sé bien lo que hago y lo que a cada uno le conviene para llegar mejor hasta mi casa.
Y en ese momento el hombre se despertó, todo adolorido del hombre derecho por haber dormido incómodo sobre el duro piso del galpón.
A veces se me ocurre pensar que si Dios nos mostrara las cruces que llevan los demás, y nos ofreciera cambiar la nuestra, cualquiera de ellas, muy pocos aceptaríamos la oferta. Nos seguiríamos quejando lo mismo, pero nos negaríamos a cambiarla. No lo haríamos, ni dormidos.
Aceptar la vida
Señor,
si valorara más lo que he recibido,
si aprendiera a descubrir lo mucho que tengo,
si tuviera más paciencia y sabiduría
para entender tus caminos,
si recuperara la sorpresa y la gratitud,
si volviera a Ti mi mirada más seguido,
seguramente aceptaría
con más alegría y confianza
la vida tal como me las has dado,
porque Tú sabes
cuál es la ruta de mi camino hacia Ti.
- Que así sea -
En Selecciones Reader´s Digest de diciembre de 2000, páginas:77-80.- VERSIÓN ADAPTADA
RICONI, MIRTHA ¿Conoce Usted los puntos de interés argentinos?
Desde las Cataratas del Iguazú hasta los glaciares de Santa Cruz; desde el pucará de Tilcara hasta las ruinas de San Ignacio; desde la Casa de la Independencia en Tucumán hasta el Palacio del Congreso Nacional, Argentina está llena de lugares de belleza extraordinaria y significado histórico. Muchos de estos sitios fueron hechos por el hombre muchos son obra de la naturaleza, pero todos tienen una característica común: forman parte del Patrimonio Nacional.
1. Comencemos por las montañas. En Mendoza se encuentra el Cerro Aconcagua, de 6.959 metros, que no sólo es el pico más alto de la Argentina, sino también de América. ¿Sabe Usted cuál es la segunda montaña más alta del país?
El Tupungato Vaya al 10
El Pissis Vaya al 6
2. ¿Dónde se encuentra la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, con respecto a la cordillera de los Andes?.
Al sur Vaya al 7
Al este Vaya al 12
3. No, pero no se desaliente. Regrese al 8.
4. Un error comprensible si pensó en el río Colorado, que está al norte de la provincia de Río Negro. Dé marcha atrás, al 13.
5. ¿Sabe usted dónde se encuentra ubicada la Laguna de los Pozuelos que fue declarada Monumento Natural?
En Catamarca Vaya al 14
En Jujuy Vaya al 20
6. Correcto. Tiene 6.882 metros y está en sección de los Andes áridos, en Catamarca. Diríjase de inmediato al 8.
7. ¡Claro! Ushuaia, que en lengua de los indígenas significa “bahía que penetra al oeste”, es la única ciudad trasandina de la Argentina; en Tierra del Fuego la cordillera se extiende de este a oeste y, viajando desde el norte, hay que atravesarla para llegar a la capital de la provincia. Viaje ahora al 5.
8. Entre los árboles añosos del país, hay uno muy antiguo, de más de 800 años, rodeado de leyendas y visitado por gran cantidad de turistas: es el algarrobo al que el poeta Esteban Agüero, amigo de Leopoldo Lugones, le compuso la “Cantata del abuelo algarrobo”. Se cuenta, entre otras cosas, que junto a él se solían hacer conjuros para lograr buenas cosechas. ¿Sabe dónde está?
En Mendoza Vaya al 3
En San Luis Vaya al 11
9. ¡Qué lástima! Vuelva al 13 e intente de nuevo.
10. Empezó mal, aunque el Tupungato, que está en Mendoza, es uno de los cerros más altos: 6800 metros. Regrese al 1 e intente otra vez.
11. ¡Bien! Este árbol se encuentra en la estancia de los Agüero, en la Villa de Merlo, y su sombra fue plaza de armas para las tropas de Francisco “Chacho” Peñaloza. Responda ahora el 13.
12. No, se equivocó esta vez. De nuevo al 2.
13. Cerro Colorado es uno de los centros arqueológicos más importantes de América del Sur. Allí hay un rico yacimiento de pinturas rupestres que representan escenas de la vida cotidiana y creencias religiosas de los aborígenes que habitaron el lugar, así como de la llegada de los españoles a estas tierras. ¿Dónde se halla esta parque arqueológico?
En Río Negro Vaya al 4
En San Juan Vaya al 9
En Córdoba Vaya al 16
14. ¡Error! Intente nuevamente el 5.
15. ¿Qué hecho histórico recuerda el sitio en el que está emplazado el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires?
La primera fundación de Buenos Aires Vaya al 19
La rendición de los ingleses, hecho que dio fin a las invasiones Vaya al 24
El primer izamiento en Buenos Aires de la bandera argentina Vaya al 21
16. ¡Muy bien! ¿Sabía que se lo conoce como la “Altamira Argentina”? Este parque está a 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, por la ruta 9.Vaya al 2, por favor y visite el sur.
17.¡Bien! Tiene –105 metros y está en el centro de esa provincia. Pase al 27.
18. ¿Sabe usted dónde está el Gran Bajo de San Julián, la mayor depresión del país?
En Santa Cruz Vaya al 17
En Formosa Vaya al 22
En Chubut Vaya al 26
19. No, aunque el Obelisco se construyó en 1936 para conmemorar el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires, que Pedro de Mendoza llevó a cabo en otro sitio. ¿ Cuál fue exactamente ese lugar? Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre este punto. Intente nuevamente en el 15.
20. Sí. En el norte de Jujuy, a 3.600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra esta laguna de agua salada habitada por aves acuáticas, como los flamencos rosados. Un dato curioso: durante las noches de invierno, las patas de los flamencos quedan atrapadas en las aguas congeladas hasta el día siguiente. Pase al número 15, por favor.
21. ¡Excelente! El 23 de agosto de 1812, la bandera celeste y blanca fue izada por primera vez en Buenos Aires sobre la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, ubicada entonces en el sitio donde hoy se encuentra el Obelisco. Viaje ahora al 18.
22. Lejos, lejos. Regrese al 18.
23. Mal. Este tren de trocha angosta atraviesa la localidad de San Antonio de los Cobres, pero el viaducto tiene otro nombre. Conteste de nuevo el 27.
24. Anda muy desorientado. Regrese al 15.
25. El tren recorre la Quebrada del Toro, pero el nombre del viaducto es otro. Regrese al 27.
26. Se equivocó. En Chubut hay algunas depresiones, como el Bajo de Valdés, pero el Gran Bajo de San Julián no está allí. Dése una vuelta por Península de Valdés, a ver si divisa alguna ballena, y vuelva al 18.
27. Ahora vaya a las alturas. El famoso “Tren de las nubes” asciende desde los 1.187 metros sobre el nivel del mar, donde está la ciudad de Salta, hasta los 4.197 metros, y termina su recorrido en un viaducto (o puente) curvo. ¿Sabe usted cómo se llama ese viaducto?
San Antonio de los Cobres Vaya al 23
Del Toro Vaya al 25
La Polvorilla Vaya al 29
28. En el Chaco. Es el quebracho colorado chaqueño., que alcanza los 24 metros de altura y hasta un metro de diámetro. Es todo.
29. Correcto. Este viaducto, único en el mundo en su tipo, tiene 224 metros de largo, no posee baranda y está a 63 metros del fondo de la quebrada que atraviesa. Ahora, para terminar, diríjase al 30.
30. ¡Felicidades! Ya llegó al final. Aquí tiene la ruta más corta: 1, 6, 8, 11, 13, 16, 2, 7, 5, 20, 15 21, 18, 17, 29 y 30. ¿Cómo le fue? Esperamos que bien. Antes de que se vaya. ¿Podría decirnos dónde crece el árbol forestal nacional?. En el 28 encontrará la respuesta.
RICONI, MIRTHA ¿Conoce Usted los puntos de interés argentinos?
Desde las Cataratas del Iguazú hasta los glaciares de Santa Cruz; desde el pucará de Tilcara hasta las ruinas de San Ignacio; desde la Casa de la Independencia en Tucumán hasta el Palacio del Congreso Nacional, Argentina está llena de lugares de belleza extraordinaria y significado histórico. Muchos de estos sitios fueron hechos por el hombre muchos son obra de la naturaleza, pero todos tienen una característica común: forman parte del Patrimonio Nacional.
1. Comencemos por las montañas. En Mendoza se encuentra el Cerro Aconcagua, de 6.959 metros, que no sólo es el pico más alto de la Argentina, sino también de América. ¿Sabe Usted cuál es la segunda montaña más alta del país?
El Tupungato Vaya al 10
El Pissis Vaya al 6
2. ¿Dónde se encuentra la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, con respecto a la cordillera de los Andes?.
Al sur Vaya al 7
Al este Vaya al 12
3. No, pero no se desaliente. Regrese al 8.
4. Un error comprensible si pensó en el río Colorado, que está al norte de la provincia de Río Negro. Dé marcha atrás, al 13.
5. ¿Sabe usted dónde se encuentra ubicada la Laguna de los Pozuelos que fue declarada Monumento Natural?
En Catamarca Vaya al 14
En Jujuy Vaya al 20
6. Correcto. Tiene 6.882 metros y está en sección de los Andes áridos, en Catamarca. Diríjase de inmediato al 8.
7. ¡Claro! Ushuaia, que en lengua de los indígenas significa “bahía que penetra al oeste”, es la única ciudad trasandina de la Argentina; en Tierra del Fuego la cordillera se extiende de este a oeste y, viajando desde el norte, hay que atravesarla para llegar a la capital de la provincia. Viaje ahora al 5.
8. Entre los árboles añosos del país, hay uno muy antiguo, de más de 800 años, rodeado de leyendas y visitado por gran cantidad de turistas: es el algarrobo al que el poeta Esteban Agüero, amigo de Leopoldo Lugones, le compuso la “Cantata del abuelo algarrobo”. Se cuenta, entre otras cosas, que junto a él se solían hacer conjuros para lograr buenas cosechas. ¿Sabe dónde está?
En Mendoza Vaya al 3
En San Luis Vaya al 11
9. ¡Qué lástima! Vuelva al 13 e intente de nuevo.
10. Empezó mal, aunque el Tupungato, que está en Mendoza, es uno de los cerros más altos: 6800 metros. Regrese al 1 e intente otra vez.
11. ¡Bien! Este árbol se encuentra en la estancia de los Agüero, en la Villa de Merlo, y su sombra fue plaza de armas para las tropas de Francisco “Chacho” Peñaloza. Responda ahora el 13.
12. No, se equivocó esta vez. De nuevo al 2.
13. Cerro Colorado es uno de los centros arqueológicos más importantes de América del Sur. Allí hay un rico yacimiento de pinturas rupestres que representan escenas de la vida cotidiana y creencias religiosas de los aborígenes que habitaron el lugar, así como de la llegada de los españoles a estas tierras. ¿Dónde se halla esta parque arqueológico?
En Río Negro Vaya al 4
En San Juan Vaya al 9
En Córdoba Vaya al 16
14. ¡Error! Intente nuevamente el 5.
15. ¿Qué hecho histórico recuerda el sitio en el que está emplazado el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires?
La primera fundación de Buenos Aires Vaya al 19
La rendición de los ingleses, hecho que dio fin a las invasiones Vaya al 24
El primer izamiento en Buenos Aires de la bandera argentina Vaya al 21
16. ¡Muy bien! ¿Sabía que se lo conoce como la “Altamira Argentina”? Este parque está a 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, por la ruta 9.Vaya al 2, por favor y visite el sur.
17.¡Bien! Tiene –105 metros y está en el centro de esa provincia. Pase al 27.
18. ¿Sabe usted dónde está el Gran Bajo de San Julián, la mayor depresión del país?
En Santa Cruz Vaya al 17
En Formosa Vaya al 22
En Chubut Vaya al 26
19. No, aunque el Obelisco se construyó en 1936 para conmemorar el cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires, que Pedro de Mendoza llevó a cabo en otro sitio. ¿ Cuál fue exactamente ese lugar? Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre este punto. Intente nuevamente en el 15.
20. Sí. En el norte de Jujuy, a 3.600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra esta laguna de agua salada habitada por aves acuáticas, como los flamencos rosados. Un dato curioso: durante las noches de invierno, las patas de los flamencos quedan atrapadas en las aguas congeladas hasta el día siguiente. Pase al número 15, por favor.
21. ¡Excelente! El 23 de agosto de 1812, la bandera celeste y blanca fue izada por primera vez en Buenos Aires sobre la torre de la iglesia de San Nicolás de Bari, ubicada entonces en el sitio donde hoy se encuentra el Obelisco. Viaje ahora al 18.
22. Lejos, lejos. Regrese al 18.
23. Mal. Este tren de trocha angosta atraviesa la localidad de San Antonio de los Cobres, pero el viaducto tiene otro nombre. Conteste de nuevo el 27.
24. Anda muy desorientado. Regrese al 15.
25. El tren recorre la Quebrada del Toro, pero el nombre del viaducto es otro. Regrese al 27.
26. Se equivocó. En Chubut hay algunas depresiones, como el Bajo de Valdés, pero el Gran Bajo de San Julián no está allí. Dése una vuelta por Península de Valdés, a ver si divisa alguna ballena, y vuelva al 18.
27. Ahora vaya a las alturas. El famoso “Tren de las nubes” asciende desde los 1.187 metros sobre el nivel del mar, donde está la ciudad de Salta, hasta los 4.197 metros, y termina su recorrido en un viaducto (o puente) curvo. ¿Sabe usted cómo se llama ese viaducto?
San Antonio de los Cobres Vaya al 23
Del Toro Vaya al 25
La Polvorilla Vaya al 29
28. En el Chaco. Es el quebracho colorado chaqueño., que alcanza los 24 metros de altura y hasta un metro de diámetro. Es todo.
29. Correcto. Este viaducto, único en el mundo en su tipo, tiene 224 metros de largo, no posee baranda y está a 63 metros del fondo de la quebrada que atraviesa. Ahora, para terminar, diríjase al 30.
30. ¡Felicidades! Ya llegó al final. Aquí tiene la ruta más corta: 1, 6, 8, 11, 13, 16, 2, 7, 5, 20, 15 21, 18, 17, 29 y 30. ¿Cómo le fue? Esperamos que bien. Antes de que se vaya. ¿Podría decirnos dónde crece el árbol forestal nacional?. En el 28 encontrará la respuesta.
domingo, 7 de septiembre de 2008
LAS REGIONES Y LAS REGIONALIZACIONES GEOGRÁFICAS Por Omar Tobío VERSIÓN ADAPTADA
En Revista El Monitor de la Educación Marzo 2001, año 2, número 2
Al delimitar y caracterizar las regiones geográficas es necesario complementar los criterios físicos con los económicos y los sociales.
Los temas clave de la geografía y de la región
Para comprender el concepto de región es necesario situarlo en el marco general de la geografía como disciplina que, a lo largo del tiempo, se ha dedicado a dos temáticas clave: la diferenciación de áreas sobre la superficie terrestre y la relación entre los seres humanos y el medio.
Los criterios utilizados en Geografía para diferenciar la áreas han ido enriqueciéndose con el tiempo. En la actualidad, se estudia algo más que las diferenciaciones en sí mismas: hoy es central analizar las organizaciones territoriales considerando el papel que tiene el Estado en la regulación de la sociedad. La particular distribución de los objetos y personas sobre la superficie terrestre que surge de dicha regulación es de interés para los geógrafos.
La región es una de las construcciones teóricas más revisadas en este campo. En una primera instancia, la región puede concebirse como una porción de la superficie terrestre dentro de la cual se detecta una serie de homogeneidades de carácter natural y humano. Estos rasgos le confieren un perfil propio y la distinguen de otras regiones, de modo que identificándolos es posible establecer el límite entre una región y otra.
Por ejemplo, los límites de la región pampeana están dados por los cambios en ciertas características del relieve: a partir del río Colorado, la Llanura Pampeana da paso al comienzo de la Meseta Patagónica. El paso del clima templado de transición al clima semiárido en el oeste y sudoeste, y tropical con estación seca en el norte, indica que se está frente a regiones diferentes. También es posible identificar la modificación de los tipos de cultivos, ya que la producción de maíz y trigo prácticamente desaparece en el clima semiárido y en el tropical con estación seca.
No obstante, establecer los límites de una región ha sido y es una tarea complicada. En el ejemplo anterior se mencionan solo tres variables entre otras posibles: relieve, clima y cultivos. Es evidente que el clima no cambia abruptamente en un punto, y que los cultivos de maíz y trigo no llegan hasta un lugar claramente definido. Además, es difícil que las variables elegidas coincidan sobre la superficie de manera plena. Entonces, ¿dónde se ponen los limites?.
La alternativa más usada ha sido considerar que cada región tiene un “núcleo” donde las homogeneidades de relieve, clima e hidrografía se presentan con más fuerza. Ese conjunto de elementos físico-naturales podría identificarse, por ejemplo, en la región pampeana en el área que incluye (entre otros) a los partidos de Lincoln, General Pinto y General Villegas en la provincia de Buenos Aires, el departamento de presidente Roque Sáenz Peña en Córdoba y el de General López de Santa Fe. Esta área expresaría cabalmente las características de la región. A medida que nos alejamos de ese núcleo, los lugares serían “menos” pampeanos. Pero, ¿cuán poco pampeanos deben ser los rasgos para que la región pampeana deje de ser tal y se trate de una región diferente?
Hasta hace por lo menos cincuenta años, la preocupación por regionalizar con este tipo de criterios era casi excluyente. En la enseñanza de la Geografía, las regiones cristalizaban con la fuerte impronta físico-naturista que evidenciaban los libros de texto. Con posterioridad, aparecieron nuevas formas de pensar lo regional que, recién en la década del ´90, comenzaron a expresarse en las prácticas docentes y en los libros escolares, a veces superponiéndose con las formas tradicionales, en ocasiones conviviendo, en ciertos casos criticándolas.
En este texto se analizarán tres criterios de regionalización a fin de establecer fortalezas y debilidades de cada uno. Los tres criterios están presentes en las prácticas docentes y en los libros de texto, aunque en forma desigual.
REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS FÍSICOS
En general, las regionalizaciones que se han enseñado durante décadas y que continúan presentes en muchos libros escolares están centradas en criterios físicos. Esto, en sí mismo, no es un problema. Pero, ¿qué certeza hay de que las acciones humanas, el estilo y el género de vida son unos en el núcleo de la Región Pampeana y otros en la ciudad de Rosario? ¿Lincoln es más pampeana que Rosario porque se encuentra en el núcleo pampeano?
La incorporación del aspecto humano, el intento de “colocar” o “acomodar” los datos sociales a la regionalización física trae ciertas dificultades. Ese acomodamiento enmascara perspectivas de determinismo ambiental, como afirmar que en la región pampeana el desarrollo económico es mayor porque las condiciones ambientales son favorables. El riesgo es transmitir concepciones de determinismo ambiental que imperan en el sentido común de la sociedad; por ejemplo, que el atraso, la marginación y el deterioro social de los países de África central se deben al calor imperante en ellos. O que la templada Córdoba presenta niveles de desarrollo económico superiores a la tropical Santiago del Estero por el mismo motivo.
Cuando se incorporan los aspectos humanos con este criterio de regionalización, a lo sumo se estudia cómo la sociedad modificó ese medio natural, pero siempre se la considera un agente externo, una especie de “agregado” a una región construida según criterios físico-naturales. Esto es empobrecedor, porque reduce la complejidad de lo social y lo convierte en un agente geomorfológico más, generalmente, un agente erosivo.
La didáctica actual de la Geografía propone no reforzar esa visión negativa según la cual la sociedad es capaz de destruir la naturaleza que reinaba en armonía hasta su llegada.
Se recomienda con especial énfasis evitar que las clases de Geografía sean simples comprobaciones de un proceder humano que se supone intrínsecamente dañino.
REGIONALIZACIÓN CON CRITERIOS ECONÓMICOS
Las prácticas de enseñanza que regionalizan a partir de criterios económicos abordan temas referidos a la producción, la circulación y la distribución, y también a la estructura demográfica y social. Como estas variables son analizadas sobre territorios, provocan de hecho regionalización, aunque no exista la intención de hacerlo.
El problema es que, en general, hay poca vinculación entre este de regionalización y la anteriormente explicada. Esto quiere decir que en la enseñanza de la geografía pueden estar coexistiendo criterios sociales con criterios físicos sin que se establezca ninguna relación entre ellos.
De todos modos, esta regionalización “de hecho”, si bien puede derivar en una multiplicidad de regiones (por cultivos, ganado, minería, industrias), también puede ayudar a demostrar que los procesos sociales no están determinados (aunque sí condicionados) por el medio natural, que a su vez es modificado por ellos.
Por ejemplo, al analizar y regionalizar el cultivo de maíz y trigo en el centro-este de la Argentina, se pone el acento en la dinámica sociohistórica que dio lugar a esta actividad a partir del siglo XIX. Pero, en Geografía, es indispensable conocer los sostenes físico-naturales que posibilitan la actividad en la región, es decir, las temperaturas promedio anuales de 17 grados y la precipitaciones por sobre los 600 mm al año, junto con las condiciones edafológicas (del suelo). Esto significa que las características de la Llanura Pampeana facilitaron pero no determinaron el desarrollo de las actividades económicas y la densificación de su infraestructura ferroviaria y vial.
En este sentido, el concepto de circuito productivo resulta útil para superar la separación entre elementos físicos y sociales. Cada eslabón del circuito se manifiesta espacialmente. Por ejemplo, en el primero (el agrícola), la presencia de los sostenes físico-naturales es esencial para comprender su desarrollo.
Un ejemplo es el estudio del circuito del algodón, cultivo cuyo rendimiento óptimo se obtiene en zonas de clima seco sin lluvias en época de cosecha, pero necesita el aporte del riego para mantener la humedad. En efecto, las áreas ecológicamente más aptas son algunas zonas de Catamarca, Santiago del Estero, San Juan y la Rioja, provincias en las que esta producción es inexistente o poco relevante.
Debido a motivos sociohistóricos y políticos, la zona de mayor desarrollo de este cultivo se encuentra en el Chaco, ecológicamente menos apto pero capaz de sostener este tipo de producción. Los eslabones comerciales y financieros del circuito de producción del algodón, que no se encuentran en la zona de cultivo, necesitan de la estructura social del Chaco para poder desarrollar esta actividad, con lo cual refuerza y mantiene la configuración geográfica de esa zona.
De todos modos, aunque los circuitos permitan superar el divorcio entre lo físico-natural y lo social, la regionalización se hará en función de cada uno de ellos, manteniendo la multiplicidad. Los eslabones financieros y comerciales se localizan en grandes ciudades y los primarios se superponen geográficamente, como ocurre, por ejemplo, con los circuitos de la lana y el petróleo.
REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS POLÍTICOS
En los últimos años, en libros de texto y práctica docentes, se desarrollaron algunas propuestas que dejan de lado la regionalización física y que también apuntan a superar el divorcio entre los aspectos físico y social, para lograr una regionalización sin superposiciones geográficas. En general, estas propuestas son resultado de decisiones que tienen en cuenta los aportes más recientes de la disciplina.
Aquí se parte de concebir al Estado como instancia capaz de influir decisivamente sobre las configuraciones geográficas. El Estado, con su capacidad de influir la economía y la cultura, tiene especial incidencia en la regulación de los procesos sociales de su territorio.
Esto implica que, de un lado y de otro de la línea imaginaria que separa a dos naciones, dos provincias, dos departamentos o partidos, ocurren cosas diferentes. Volviendo al ejemplo de la región pampeana, es posible asegurar que las mayores diferencias entre Lincoln y Rosario se deben a las legislaciones provinciales y municipales, que dispusieron formas diferentes de utilizar una llanura más o menos parecida en ambos lugares.
El Estado también se regionaliza, es decir, se expresa espacialmente. Esta regionalización ya tiene su propio límite: el que establece cada provincia y cada país. Una provincia no tiene un núcleo central más fuerte que se debilita a medida que nos alejamos de él. El poder del Estado cubre por igual a todo el territorio bajo su control. Desde esta perspectiva, las provincias pueden ser agrupadas a partir de ciertas características similares (por ejemplo, según la existencia o no de promociones industriales).
Este criterio supone dejar de pensar el Estado como un ente con lógica y objetivos propios, desligado de la sociedad. Imaginar el Estado Nacional como organismo en pugna por el territorio con otros estados desvirtúa este tipo de propuesta. En la enseñanza, se recomienda especialmente considerar la relación existente entre la sociedad, sus conflictos y su nivel de resonancia en el Estado para comprender cómo se crean las configuraciones geográficas en los territorios que los estados dominan.
En Revista El Monitor de la Educación Marzo 2001, año 2, número 2
Al delimitar y caracterizar las regiones geográficas es necesario complementar los criterios físicos con los económicos y los sociales.
Los temas clave de la geografía y de la región
Para comprender el concepto de región es necesario situarlo en el marco general de la geografía como disciplina que, a lo largo del tiempo, se ha dedicado a dos temáticas clave: la diferenciación de áreas sobre la superficie terrestre y la relación entre los seres humanos y el medio.
Los criterios utilizados en Geografía para diferenciar la áreas han ido enriqueciéndose con el tiempo. En la actualidad, se estudia algo más que las diferenciaciones en sí mismas: hoy es central analizar las organizaciones territoriales considerando el papel que tiene el Estado en la regulación de la sociedad. La particular distribución de los objetos y personas sobre la superficie terrestre que surge de dicha regulación es de interés para los geógrafos.
La región es una de las construcciones teóricas más revisadas en este campo. En una primera instancia, la región puede concebirse como una porción de la superficie terrestre dentro de la cual se detecta una serie de homogeneidades de carácter natural y humano. Estos rasgos le confieren un perfil propio y la distinguen de otras regiones, de modo que identificándolos es posible establecer el límite entre una región y otra.
Por ejemplo, los límites de la región pampeana están dados por los cambios en ciertas características del relieve: a partir del río Colorado, la Llanura Pampeana da paso al comienzo de la Meseta Patagónica. El paso del clima templado de transición al clima semiárido en el oeste y sudoeste, y tropical con estación seca en el norte, indica que se está frente a regiones diferentes. También es posible identificar la modificación de los tipos de cultivos, ya que la producción de maíz y trigo prácticamente desaparece en el clima semiárido y en el tropical con estación seca.
No obstante, establecer los límites de una región ha sido y es una tarea complicada. En el ejemplo anterior se mencionan solo tres variables entre otras posibles: relieve, clima y cultivos. Es evidente que el clima no cambia abruptamente en un punto, y que los cultivos de maíz y trigo no llegan hasta un lugar claramente definido. Además, es difícil que las variables elegidas coincidan sobre la superficie de manera plena. Entonces, ¿dónde se ponen los limites?.
La alternativa más usada ha sido considerar que cada región tiene un “núcleo” donde las homogeneidades de relieve, clima e hidrografía se presentan con más fuerza. Ese conjunto de elementos físico-naturales podría identificarse, por ejemplo, en la región pampeana en el área que incluye (entre otros) a los partidos de Lincoln, General Pinto y General Villegas en la provincia de Buenos Aires, el departamento de presidente Roque Sáenz Peña en Córdoba y el de General López de Santa Fe. Esta área expresaría cabalmente las características de la región. A medida que nos alejamos de ese núcleo, los lugares serían “menos” pampeanos. Pero, ¿cuán poco pampeanos deben ser los rasgos para que la región pampeana deje de ser tal y se trate de una región diferente?
Hasta hace por lo menos cincuenta años, la preocupación por regionalizar con este tipo de criterios era casi excluyente. En la enseñanza de la Geografía, las regiones cristalizaban con la fuerte impronta físico-naturista que evidenciaban los libros de texto. Con posterioridad, aparecieron nuevas formas de pensar lo regional que, recién en la década del ´90, comenzaron a expresarse en las prácticas docentes y en los libros escolares, a veces superponiéndose con las formas tradicionales, en ocasiones conviviendo, en ciertos casos criticándolas.
En este texto se analizarán tres criterios de regionalización a fin de establecer fortalezas y debilidades de cada uno. Los tres criterios están presentes en las prácticas docentes y en los libros de texto, aunque en forma desigual.
REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS FÍSICOS
En general, las regionalizaciones que se han enseñado durante décadas y que continúan presentes en muchos libros escolares están centradas en criterios físicos. Esto, en sí mismo, no es un problema. Pero, ¿qué certeza hay de que las acciones humanas, el estilo y el género de vida son unos en el núcleo de la Región Pampeana y otros en la ciudad de Rosario? ¿Lincoln es más pampeana que Rosario porque se encuentra en el núcleo pampeano?
La incorporación del aspecto humano, el intento de “colocar” o “acomodar” los datos sociales a la regionalización física trae ciertas dificultades. Ese acomodamiento enmascara perspectivas de determinismo ambiental, como afirmar que en la región pampeana el desarrollo económico es mayor porque las condiciones ambientales son favorables. El riesgo es transmitir concepciones de determinismo ambiental que imperan en el sentido común de la sociedad; por ejemplo, que el atraso, la marginación y el deterioro social de los países de África central se deben al calor imperante en ellos. O que la templada Córdoba presenta niveles de desarrollo económico superiores a la tropical Santiago del Estero por el mismo motivo.
Cuando se incorporan los aspectos humanos con este criterio de regionalización, a lo sumo se estudia cómo la sociedad modificó ese medio natural, pero siempre se la considera un agente externo, una especie de “agregado” a una región construida según criterios físico-naturales. Esto es empobrecedor, porque reduce la complejidad de lo social y lo convierte en un agente geomorfológico más, generalmente, un agente erosivo.
La didáctica actual de la Geografía propone no reforzar esa visión negativa según la cual la sociedad es capaz de destruir la naturaleza que reinaba en armonía hasta su llegada.
Se recomienda con especial énfasis evitar que las clases de Geografía sean simples comprobaciones de un proceder humano que se supone intrínsecamente dañino.
REGIONALIZACIÓN CON CRITERIOS ECONÓMICOS
Las prácticas de enseñanza que regionalizan a partir de criterios económicos abordan temas referidos a la producción, la circulación y la distribución, y también a la estructura demográfica y social. Como estas variables son analizadas sobre territorios, provocan de hecho regionalización, aunque no exista la intención de hacerlo.
El problema es que, en general, hay poca vinculación entre este de regionalización y la anteriormente explicada. Esto quiere decir que en la enseñanza de la geografía pueden estar coexistiendo criterios sociales con criterios físicos sin que se establezca ninguna relación entre ellos.
De todos modos, esta regionalización “de hecho”, si bien puede derivar en una multiplicidad de regiones (por cultivos, ganado, minería, industrias), también puede ayudar a demostrar que los procesos sociales no están determinados (aunque sí condicionados) por el medio natural, que a su vez es modificado por ellos.
Por ejemplo, al analizar y regionalizar el cultivo de maíz y trigo en el centro-este de la Argentina, se pone el acento en la dinámica sociohistórica que dio lugar a esta actividad a partir del siglo XIX. Pero, en Geografía, es indispensable conocer los sostenes físico-naturales que posibilitan la actividad en la región, es decir, las temperaturas promedio anuales de 17 grados y la precipitaciones por sobre los 600 mm al año, junto con las condiciones edafológicas (del suelo). Esto significa que las características de la Llanura Pampeana facilitaron pero no determinaron el desarrollo de las actividades económicas y la densificación de su infraestructura ferroviaria y vial.
En este sentido, el concepto de circuito productivo resulta útil para superar la separación entre elementos físicos y sociales. Cada eslabón del circuito se manifiesta espacialmente. Por ejemplo, en el primero (el agrícola), la presencia de los sostenes físico-naturales es esencial para comprender su desarrollo.
Un ejemplo es el estudio del circuito del algodón, cultivo cuyo rendimiento óptimo se obtiene en zonas de clima seco sin lluvias en época de cosecha, pero necesita el aporte del riego para mantener la humedad. En efecto, las áreas ecológicamente más aptas son algunas zonas de Catamarca, Santiago del Estero, San Juan y la Rioja, provincias en las que esta producción es inexistente o poco relevante.
Debido a motivos sociohistóricos y políticos, la zona de mayor desarrollo de este cultivo se encuentra en el Chaco, ecológicamente menos apto pero capaz de sostener este tipo de producción. Los eslabones comerciales y financieros del circuito de producción del algodón, que no se encuentran en la zona de cultivo, necesitan de la estructura social del Chaco para poder desarrollar esta actividad, con lo cual refuerza y mantiene la configuración geográfica de esa zona.
De todos modos, aunque los circuitos permitan superar el divorcio entre lo físico-natural y lo social, la regionalización se hará en función de cada uno de ellos, manteniendo la multiplicidad. Los eslabones financieros y comerciales se localizan en grandes ciudades y los primarios se superponen geográficamente, como ocurre, por ejemplo, con los circuitos de la lana y el petróleo.
REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS POLÍTICOS
En los últimos años, en libros de texto y práctica docentes, se desarrollaron algunas propuestas que dejan de lado la regionalización física y que también apuntan a superar el divorcio entre los aspectos físico y social, para lograr una regionalización sin superposiciones geográficas. En general, estas propuestas son resultado de decisiones que tienen en cuenta los aportes más recientes de la disciplina.
Aquí se parte de concebir al Estado como instancia capaz de influir decisivamente sobre las configuraciones geográficas. El Estado, con su capacidad de influir la economía y la cultura, tiene especial incidencia en la regulación de los procesos sociales de su territorio.
Esto implica que, de un lado y de otro de la línea imaginaria que separa a dos naciones, dos provincias, dos departamentos o partidos, ocurren cosas diferentes. Volviendo al ejemplo de la región pampeana, es posible asegurar que las mayores diferencias entre Lincoln y Rosario se deben a las legislaciones provinciales y municipales, que dispusieron formas diferentes de utilizar una llanura más o menos parecida en ambos lugares.
El Estado también se regionaliza, es decir, se expresa espacialmente. Esta regionalización ya tiene su propio límite: el que establece cada provincia y cada país. Una provincia no tiene un núcleo central más fuerte que se debilita a medida que nos alejamos de él. El poder del Estado cubre por igual a todo el territorio bajo su control. Desde esta perspectiva, las provincias pueden ser agrupadas a partir de ciertas características similares (por ejemplo, según la existencia o no de promociones industriales).
Este criterio supone dejar de pensar el Estado como un ente con lógica y objetivos propios, desligado de la sociedad. Imaginar el Estado Nacional como organismo en pugna por el territorio con otros estados desvirtúa este tipo de propuesta. En la enseñanza, se recomienda especialmente considerar la relación existente entre la sociedad, sus conflictos y su nivel de resonancia en el Estado para comprender cómo se crean las configuraciones geográficas en los territorios que los estados dominan.
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