jueves, 25 de octubre de 2012


5to Año ES
En www.infonews.comLas cifras del Bicentenario  Por  Ignacio Jawtuschenko sociedad@miradasalsur.com

 Población. Se conocieron los datos que arrojó el Censo 2010. Cuántos somos, quiénes somos, cómo somos, dónde vivimos, qué tenemos y qué nos falta.

A menos de diez meses de tomada la foto, comienza a revelarse la nítida imagen de la sociedad argentina a través de los primeros resultados definitivos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. La población total de la República Argentina es de 40.117.096 habitantes, 10,6 % más que en 2001. A nivel nacional, el Censo del Bicentenario ha contado 20.593.330 mujeres y 19.523.766 varones. Es decir que hay 94,8 varones por cada 100 mujeres. La provincia con mayor proporción de varones es Santa Cruz (106, 2) seguida de la provincia de Tierra del Fuego, donde son 105,3 hombres por cada 100 mujeres. Por el contrario, la menor proporción se encuentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde hay 85,2 varones por cada 100 mujeres.

 Estos datos fueron difundidos por Ana María Edwin, quien además de dirigir el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), es una de las mayores expertas en materia de censos poblacionales. “La presentación de los resultados definitivos de un censo a menos de diez meses del relevamiento es un hecho sin precedentes. Entendemos que las estadísticas públicas constituyen un insumo clave para la toma de decisiones en el marco de un Estado activo y promotor de una sociedad cada vez más justa e igualitaria. El censo le permitirá al Estado contar con información indispensable para definir las políticas de los próximos 10 años en las áreas de salud, educación, trabajo, infraestructura y obra pública en todas las jurisdicciones del país”, destacó Edwin durante un acto realizado el jueves último en el salón auditorio de la Jefatura de Gabinete de Ministros, en el que expusieron también el Director Técnico del INDEC, licenciado Norberto Itzcovich; el Director Nacional de Estadísticas Sociales y de Población, licenciado Rubén Nigita, y al que asistieron los directores de estadística provinciales.

 Los datos a los que pueden accederse ingresando en www.censo2010.indec.gov.ar surgen del mayor operativo logístico que se haya organizado en el país, realizado “con rotundo éxito” el 27 de octubre de 2010, fecha que perdura en la memoria por ser el día del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. Aquel miércoles feriado, un ejército de 650 mil censistas recorrió todo el territorio nacional.

 Además de los datos totales, se dieron a conocer unos 800 cuadros estadísticos con los primeros datos definitivos a nivel provincial y por partido o departamento. De los datos surge que entre los años 2001 y 2010 todas las provincias registraron un crecimiento total de sus poblaciones. Buenos Aires continúa siendo la provincia más poblada, ahora con 15.625.084 habitantes, 13 % más que en el censo anterior, y concentra casi 39 habitantes de cada 100 que habitan el territorio nacional. Sólo los 24 partidos del gran Buenos Aires, que aceleraron su ritmo de crecimiento, concentran 9.916.715 de bonaerenses. La Ciudad de Buenos Aires tiene 2.890.151, 4,1 % más que hace 9 años, y observa una densidad poblacional de 14.450,8 habitantes por kilómetro cuadrado, cifra que casi no ha variado con relación al último censo.

 En el sur del país, Santa Cruz es la que en términos relativos manifiesta un mayor crecimiento: con 273.964 habitantes, cuenta con una población 39 % mayor a la del año 2001 y supera su techo histórico de “desierto con menos de un habitante por kilómetro cuadrado”, ya que su densidad de población es ahora de 1,1 habitante por kilómetro cuadrado. Junto con La Pampa, Chubut, Catamarca y La Rioja, son las provincias con menor densidad de población.

 En el año 2010, el total de extranjeros censados representó el 4,5 % de la población total del país. De esta forma, por primera vez desde 1914 aparece un cambio en la tendencia descendente de su participación relativa. Probablemente este aumento sea producto de las mejores posibilidades de inserción laboral, acceso a los servicios de salud y de educación que brinda el país.

 Del total de extranjeros, el 81,5 % son americanos, seguidos por los europeos con el 16,6 %. El grupo migrante mayoritario es el de los paraguayos con un total de 550.713, seguidos por los bolivianos que son 345.272. Estas comunidades conforman el 50 % de la población extranjera total en la Argentina. De la mitad restante, el 30 % lo conforma la población nacida en el resto de los países de América, Europa representa un 17 % y las personas nacidas en Asia, África y Oceanía suman el 3 % restante.

 Analizando la estructura de la población, los técnicos del INDEC observan que los extranjeros que vienen “rejuvenecen la composición de la población”, ya que son mayormente varones y mujeres entre los 20 y los 30 años de edad, a diferencia de 2001 cuando eran, en su mayoría, varones solos de 50 a 54 años de edad. Observan también un incremento de la población migrante de niños y adolescentes.

 Los datos del censo permiten corroborar, también, transformaciones sociales tales como reducción de la mortalidad infantil, mayor esperanza de vida al nacer y aumento de control de natalidad. Otro dato a tener en cuenta es la disminución observable del porcentaje de la población de 0 a 14 años, como resultado del cambio de las tendencias de la fecundidad. También el aumento de la participación relativa del grupo de “65 años y más”, conocido como envejecimiento demográfico. La Ciudad de Buenos Aires tiene la población más envejecida: de cada 100 personas, 16 tienen 65 años y más.

 Los niveles de analfabetismo disminuyeron en todas las provincias y alcanzan hoy en día un porcentaje reducido de la población. Las regiones del NEA y NOA son las que presentaban los mayores niveles de analfabetismo en 2001, y si bien continúan registrando valores más elevados que el resto, es donde se presenta la mayor reducción del analfabetismo. Por otro lado, destacan las provincias que presentan los menores niveles de analfabetismo, como Ciudad de Buenos Aires con 0,5 % y Tierra del Fuego con 0,7 %. En la Provincia de Buenos Aires –donde se concentra el 39 % de la población del país– un 1,4 % de su población es analfabeta.

 El país real. El total de viviendas es de 13.835.751, presentando un incremento del 14,9 % con respecto al estimado en el censo anterior. El hogar es definido como el grupo de personas que comparten los gastos de alimentación y un mismo techo. El total de hogares en el país es de 12.171.675 con lo cual se registra un incremento del 20,8 % respecto del censo anterior. El promedio de integrantes del hogar es de 3,3 personas.

 Se observa en 2010 un considerable descenso en el porcentaje de hogares que habitan en viviendas de baja calidad. Hay un mejoramiento en las condiciones materiales de las viviendas que eleva el nivel de vida de la población con respecto a 2001 y refleja la reactivación de la obra pública a partir del año 2003. La cantidad de hogares con piso de tierra a nivel nacional disminuye de un 4,1 % en 2001 a un 2,6 % en 2010, destacándose la provincia de Formosa, que pasa de 25,9 % a 17,4 % durante el mismo período.

 En cuanto a la disponibilidad de servicios en los hogares se destaca la del servicio de gas que ha pasado de una cobertura del 50,3 % en 2001, a un 56,2 % de hogares que cuentan con dicho servicio en 2010. Estos porcentajes, que representaban un total de 5.068.110 hogares en 2001, se han convertido en 6.835.836 en la actualidad.

 La situación en torno de las redes de agua corriente también presenta mejoras a nivel nacional, pasando de 80,1 % (8.066.400 hogares) en 2001 a 83,9 % (10.211.736 hogares) que cuentan con dicho servicio en 2010. En 2001, Misiones o Formosa presentaban valores cercanos al 60 %, hoy integran una realidad nacional más homogénea, que no desciende de coberturas del 70 %.

 Respecto del desarrollo de los desagües cloacales en los hogares, se observa el pasaje de un 47,2 % en 2001 a un 53,1 % en 2010. En este aspecto, todas las regiones presentan un alto grado de crecimiento. Se destaca el NOA, que ha pasado de 39,4 a 48,1 % en los últimos 10 años, y la región patagónica que pasó de 63,5 % a 72,4 %.

 • SERVICIOS

El tendido de redes de gas cubre el 56,2 % de los hogares. Los de agua corriente llegan al 83,9 % del país. el desarrollo de Los desagües cloacales alcanza al 53,1 % de la población total.

 • 40.117.096 Es la cantidad de habitantes en todo el país, un 10,6 % más que lo contabilizado en el censo del año 2001. Hay más mujeres que varones: 1.069.564. En la provincia de Buenos aires se concentran 39 de cada 100 personas.

 • 12.171.675 Es el número total de hogares en todo el territorio nacional, un 20,8 % más en relación con los que fueron censados en el año 2001. El promedio de integrantes por hogar es de 3,3 personas.

domingo, 21 de octubre de 2012

5to  Año ES
 
Indicadores y evidencias  Por Alejandro Rofman  (Doctor en  Economía,  Investigador Principal del Conicet) En www.pagina12.com.ar Jueves, 27 de septiembre de 2012                 

El autor se interna en la polémica sobre los indicadores sociales y toma dos estudios ajenos al Gobierno, de la UCA y CIPPEC, para verificar si se han consolidado los avances después de 2007.

El proceso de recomposición del tejido social en la Argentina contemporánea sigue teniendo versiones e interpretaciones variadas. El descenso de todos los índices de insatisfacción social en el período 2003-2007 no ha sido cuestionado por ningún observador objetivo y sus evidencias forman parte de los análisis tanto de los que apoyan el modelo vigente como de quienes lo discuten. Pero el estudio de lo acaecido desde el año 2007 ha instalado una polémica que permanece abierta, impidiendo (hasta hace muy poco) alcanzar un juicio certero, aceptado por todos, acerca de la evolución de la situación social en este último tramo.Esa polémica se fundamenta en el cuestionamiento a los valores de los principales indicadores sociales, cuya certeza se supone afectada en su cálculo. En particular, la severa crítica a los datos del INDEC sobre la variación de los precios al consumidor pone en tela de juicio la versión oficial de que la mejoría de la situación social persiste y se ha ido consolidando.

Dos recientes estudios colaboran decididamente en saldar esa polémica.

El primero de ellos fue publicado por la Universidad Católica Argentina, en julio de este año. Resume una investigación de su Observatorio de la Deuda Social Argentina y se denomina “Asimetrías en el desarrollo humano y social (2007-2010/11)”. El documento, prologado por el presbítero doctor Víctor Manuel Fernández, Rector de la Universidad citada, menciona entre otros agradecimientos, a “la gerencia de responsabilidad social del Banco Galicia y a la Fundación Diario La Nación”, por “la confianza y el permanente apoyo brindado al desarrollo de las investigaciones que hicieron posible la elaboración del presente documento”, así como la valiosa colaboración del área de responsabilidad social de la empresa Cablevisión.

El otro documento es fruto de un estudio realizado por el CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento). Su actividad, según los logos que se insertan en la carátula y en la página final del informe “100 políticas para potenciar el desarrollo”, exhibe como auspiciantes a empresas de capital nacional o extranjero, como Mapfre, Nobleza Piccardo, Vale y Telefónica, entre otras. Queda totalmente claro, entonces, que ambos informes están redactados y sostenidos económicamente por sectores sociales totalmente desconectados del aparato oficial y de sus seguidores.

Las informaciones que se pueden extraer de ambos documentos son de muy alto valor testimonial sobre la más reciente evolución de los principales procesos sociales en la Argentina. El documento de la UCA afirma que “durante el año 2011 tuvo lugar una rápida recuperación del terreno perdido en materia económica después de los embates de la crisis internacional de 2009 y 2010 (...). Según la mayor parte de los especialistas, el año 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico post-devaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Esto hace que dicho año se constituya en un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos durante los años 2010-2011”.El documento reconoce que el tramo 2003/2007 fue apreciado por quienes analizan la evolución económica y social de la Argentina como el de más alto desempeño de toda la década. La pregunta, entonces, es si entre 2007 y 2011, la declinación económica acaecida en los dos años de crisis mundial y su impacto en la Argentina logró ser superado o continuó prevaleciendo. Veamos los datos que el instituto de la UCA consigna en su informe para dar respuesta a este interrogante.

“Son bien conocidos los avances que tuvieron lugar en la última década en la ampliación de los derechos sociales, el importante crecimiento que experimentó la economía, la extensión de la asistencia pública y el mayor esfuerzo laboral emprendido en función de aprovechar las nuevas oportunidades de movilidad social” (página 17). El texto  es concluyente en afirmar que se experimentó un apreciado avance económico y social singular en toda la década inicial de este siglo al amparo del modelo político-económico vigente.Por supuesto, no se detiene en ese juicio laudatorio, pues agrega que los problemas de marginalidad, pobreza, indigencia, entre otros, siguen “siendo debilidades de una sociedad que crece, consume y progresa (...). A pesar de las mejoras alcanzadas durante casi una década de continuado y extraordinario crecimiento socioeconómico, queda mucho por hacer en materia de desarrollo humano, integración social, justicia social (...) para el alcance de una ciudadanía plena en derechos para todos”.

Veamos, entonces, los datos estadísticos básicos para definir la trayectoria del proceso económico y particularmente social entre el mejor año de la década, 2007, y el 2011. Nos centraremos en dos datos estratégicos. El primero se refiere al ingreso per cápita familiar, es decir, el que corresponde a cada integrante de un hogar cualquiera sea el tamaño del mismo en cantidad de personas que lo integran. Esta información, que surge de los registros del Observatorio Social de la UCA, se la estima de dos maneras: con el índice oficial de precios del INDEC  o con el promedio ponderado de crecimiento de los índices de las siete provincias que llevaban, entre los años 2007 al 2011, registros mensuales de variación de los precios al consumidor.

La media de los ingresos anuales de los hogares a precios constantes, deflacionados según el índice de precios combinados de siete provincias, ascendió a 4768 pesos. Si se coteja este dato con los de los años 2007 y 2010, calculados también en base a la metodología de la UCA, resulta que la variación de los ingresos familiares entre 2007 y 2010 resulta positiva en un 1,2 por ciento, y entre 2007 y 2011 en un 11,9 por ciento. Es decir, que, pese a los efectos negativos de la crisis mundial en 2008 y 2009, prosiguió la expansión de este indicador fundamental del bienestar familiar.

Los datos de Pobreza e Indigencia acompañan el sesgo favorable de la evolución del ingreso familiar arriba comentado. El estudio del Observatorio utiliza canastas básicas totales y canastas de alimentos imprescindibles basadas en los índices de precios de las siete provincias, descartando totalmente los del INDEC, pues impugna estos últimos por “manipulación política”. Estos valores de canastas básicas son sustancialmente mayores a los que se calculan por el INDEC. Pese a este cambio de medición, el Observatorio Social de la UCA reconoce que la pobreza calculada por ingresos retrocedió desde el 26,9 por ciento en el año 2007 al 26,6 en 2010, y al 21,9 en el año 2011. Debemos recordar que el índice de regresión social en el año 2003 superó el 53 por ciento, por lo que la reducción total entre el inicio del período constitucional bajo la presidencia del doctor Kirchner y el cierre del último año (nueve años de extensión) supuso una disminución de la pobreza en un 60 por ciento, lo que da cuenta de un significativo avance de la equidad social.

En cuanto a la indigencia (que indica la situación específica de un habitante que, con sus ingresos, no está en condiciones de adquirir una canasta básica de alimentos) los datos del Observatorio de la UCA revelan que la tasa respectiva estaba en el 8,1 por ciento de la población en el año 2007 (3 millones de habitantes), subió en el año 2010 al 9,2 y se redujo en el año 2011 al 5,4 por ciento de toda la población (dos millones 100 mil habitantes). Ello indica que la disminución de la indigencia fue entre 2003, cuando afectaba al 27 por ciento de la población del país, y el año 2011, de 22 puntos porcentuales, lo que implica que cayó un 80 por ciento (UCA, página 58). “En términos dinámicos, cabe destacar que la caída de la indigencia y de la pobreza exhibida durante el último año (2010-2011) fue particularmente intensa en el estrato social socioeconómico más bajo (25 por ciento inferior) y, asimismo, en villas y asentamientos precarios y en los barrios de sectores populares dentro de la traza urbana formal”.

La información sobre la dinámica social que aporta el estudio del CIPPEC refiere a la pobreza por región del país entre los años 2001 y 2010. Esta información ofrece datos sobre pobreza más reducidos, en el año final, que los que consigna el informe de la UCA-Observatorio Social. Así, para el Nordeste, la región con peor situación social, el mapa de la pobreza indica un descenso significativo: era del 57,2 en 2001 y cayó al 18,5 en 2010. En el Noroeste, el descenso fue del 48,3 por ciento de sus habitantes en el año 2001 a 11,8 en 2010. Para la región Cuyo, del 39,6 por ciento de pobres en el 2001 se pasó en el año 2010 a sólo el 9,8. En la región pampeana, los datos consignan un 37,1 de pobreza en 2001 y un 9,6 en 2010. En la poblada área del Gran Buenos Aires, los índices de pobreza caen del 37,1 al 9,6. Y en la región patagónica, donde la situación social es la mejor de todo el país, los índices de pobreza total son del 23,2 en el año 2001 y se repliegan al 5,8 en 2010 (CIPPEC, cap. 3, página 58).

Como conclusión de este recorrido relevante de datos, entre el cierre de la convertibilidad y los tiempos que corren, sólo cabe agregar que los mismos son impactantes en cuanto al progresivo y firme horizonte de progreso social y justicia distributiva que ha tenido lugar en esta nueva etapa. La fuente de las estadísticas que corroboran esta información es de procedencia insospechada y no se la puede acusar de ser cercana o afín a las ideas de quienes han conducido el país en los últimos nueve años. Es posible afirmar, entonces, que el debate en torno de la bondad del proyecto de desarrollo vigente desde el año 2003 ha sido definitivamente cerrado con los datos transcriptos, que puntualizan los evidentes beneficios que para los sectores sociales que menos recursos e ingresos tienen ha venido deparando la política económica del desarrollo con inclusión y equidad social aplicada en la reciente década.