domingo, 7 de septiembre de 2008

LAS REGIONES Y LAS REGIONALIZACIONES GEOGRÁFICAS Por Omar Tobío VERSIÓN ADAPTADA

En Revista El Monitor de la Educación Marzo 2001, año 2, número 2

Al delimitar y caracterizar las regiones geográficas es necesario complementar los criterios físicos con los económicos y los sociales.

Los temas clave de la geografía y de la región

Para comprender el concepto de región es necesario situarlo en el marco general de la geografía como disciplina que, a lo largo del tiempo, se ha dedicado a dos temáticas clave: la diferenciación de áreas sobre la superficie terrestre y la relación entre los seres humanos y el medio.
Los criterios utilizados en Geografía para diferenciar la áreas han ido enriqueciéndose con el tiempo. En la actualidad, se estudia algo más que las diferenciaciones en sí mismas: hoy es central analizar las organizaciones territoriales considerando el papel que tiene el Estado en la regulación de la sociedad. La particular distribución de los objetos y personas sobre la superficie terrestre que surge de dicha regulación es de interés para los geógrafos.
La región es una de las construcciones teóricas más revisadas en este campo. En una primera instancia, la región puede concebirse como una porción de la superficie terrestre dentro de la cual se detecta una serie de homogeneidades de carácter natural y humano. Estos rasgos le confieren un perfil propio y la distinguen de otras regiones, de modo que identificándolos es posible establecer el límite entre una región y otra.
Por ejemplo, los límites de la región pampeana están dados por los cambios en ciertas características del relieve: a partir del río Colorado, la Llanura Pampeana da paso al comienzo de la Meseta Patagónica. El paso del clima templado de transición al clima semiárido en el oeste y sudoeste, y tropical con estación seca en el norte, indica que se está frente a regiones diferentes. También es posible identificar la modificación de los tipos de cultivos, ya que la producción de maíz y trigo prácticamente desaparece en el clima semiárido y en el tropical con estación seca.
No obstante, establecer los límites de una región ha sido y es una tarea complicada. En el ejemplo anterior se mencionan solo tres variables entre otras posibles: relieve, clima y cultivos. Es evidente que el clima no cambia abruptamente en un punto, y que los cultivos de maíz y trigo no llegan hasta un lugar claramente definido. Además, es difícil que las variables elegidas coincidan sobre la superficie de manera plena. Entonces, ¿dónde se ponen los limites?.
La alternativa más usada ha sido considerar que cada región tiene un “núcleo” donde las homogeneidades de relieve, clima e hidrografía se presentan con más fuerza. Ese conjunto de elementos físico-naturales podría identificarse, por ejemplo, en la región pampeana en el área que incluye (entre otros) a los partidos de Lincoln, General Pinto y General Villegas en la provincia de Buenos Aires, el departamento de presidente Roque Sáenz Peña en Córdoba y el de General López de Santa Fe. Esta área expresaría cabalmente las características de la región. A medida que nos alejamos de ese núcleo, los lugares serían “menos” pampeanos. Pero, ¿cuán poco pampeanos deben ser los rasgos para que la región pampeana deje de ser tal y se trate de una región diferente?

Hasta hace por lo menos cincuenta años, la preocupación por regionalizar con este tipo de criterios era casi excluyente. En la enseñanza de la Geografía, las regiones cristalizaban con la fuerte impronta físico-naturista que evidenciaban los libros de texto. Con posterioridad, aparecieron nuevas formas de pensar lo regional que, recién en la década del ´90, comenzaron a expresarse en las prácticas docentes y en los libros escolares, a veces superponiéndose con las formas tradicionales, en ocasiones conviviendo, en ciertos casos criticándolas.
En este texto se analizarán tres criterios de regionalización a fin de establecer fortalezas y debilidades de cada uno. Los tres criterios están presentes en las prácticas docentes y en los libros de texto, aunque en forma desigual.


REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS FÍSICOS

En general, las regionalizaciones que se han enseñado durante décadas y que continúan presentes en muchos libros escolares están centradas en criterios físicos. Esto, en sí mismo, no es un problema. Pero, ¿qué certeza hay de que las acciones humanas, el estilo y el género de vida son unos en el núcleo de la Región Pampeana y otros en la ciudad de Rosario? ¿Lincoln es más pampeana que Rosario porque se encuentra en el núcleo pampeano?
La incorporación del aspecto humano, el intento de “colocar” o “acomodar” los datos sociales a la regionalización física trae ciertas dificultades. Ese acomodamiento enmascara perspectivas de determinismo ambiental, como afirmar que en la región pampeana el desarrollo económico es mayor porque las condiciones ambientales son favorables. El riesgo es transmitir concepciones de determinismo ambiental que imperan en el sentido común de la sociedad; por ejemplo, que el atraso, la marginación y el deterioro social de los países de África central se deben al calor imperante en ellos. O que la templada Córdoba presenta niveles de desarrollo económico superiores a la tropical Santiago del Estero por el mismo motivo.
Cuando se incorporan los aspectos humanos con este criterio de regionalización, a lo sumo se estudia cómo la sociedad modificó ese medio natural, pero siempre se la considera un agente externo, una especie de “agregado” a una región construida según criterios físico-naturales. Esto es empobrecedor, porque reduce la complejidad de lo social y lo convierte en un agente geomorfológico más, generalmente, un agente erosivo.
La didáctica actual de la Geografía propone no reforzar esa visión negativa según la cual la sociedad es capaz de destruir la naturaleza que reinaba en armonía hasta su llegada.
Se recomienda con especial énfasis evitar que las clases de Geografía sean simples comprobaciones de un proceder humano que se supone intrínsecamente dañino.

REGIONALIZACIÓN CON CRITERIOS ECONÓMICOS


Las prácticas de enseñanza que regionalizan a partir de criterios económicos abordan temas referidos a la producción, la circulación y la distribución, y también a la estructura demográfica y social. Como estas variables son analizadas sobre territorios, provocan de hecho regionalización, aunque no exista la intención de hacerlo.
El problema es que, en general, hay poca vinculación entre este de regionalización y la anteriormente explicada. Esto quiere decir que en la enseñanza de la geografía pueden estar coexistiendo criterios sociales con criterios físicos sin que se establezca ninguna relación entre ellos.
De todos modos, esta regionalización “de hecho”, si bien puede derivar en una multiplicidad de regiones (por cultivos, ganado, minería, industrias), también puede ayudar a demostrar que los procesos sociales no están determinados (aunque sí condicionados) por el medio natural, que a su vez es modificado por ellos.
Por ejemplo, al analizar y regionalizar el cultivo de maíz y trigo en el centro-este de la Argentina, se pone el acento en la dinámica sociohistórica que dio lugar a esta actividad a partir del siglo XIX. Pero, en Geografía, es indispensable conocer los sostenes físico-naturales que posibilitan la actividad en la región, es decir, las temperaturas promedio anuales de 17 grados y la precipitaciones por sobre los 600 mm al año, junto con las condiciones edafológicas (del suelo). Esto significa que las características de la Llanura Pampeana facilitaron pero no determinaron el desarrollo de las actividades económicas y la densificación de su infraestructura ferroviaria y vial.
En este sentido, el concepto de circuito productivo resulta útil para superar la separación entre elementos físicos y sociales. Cada eslabón del circuito se manifiesta espacialmente. Por ejemplo, en el primero (el agrícola), la presencia de los sostenes físico-naturales es esencial para comprender su desarrollo.
Un ejemplo es el estudio del circuito del algodón, cultivo cuyo rendimiento óptimo se obtiene en zonas de clima seco sin lluvias en época de cosecha, pero necesita el aporte del riego para mantener la humedad. En efecto, las áreas ecológicamente más aptas son algunas zonas de Catamarca, Santiago del Estero, San Juan y la Rioja, provincias en las que esta producción es inexistente o poco relevante.
Debido a motivos sociohistóricos y políticos, la zona de mayor desarrollo de este cultivo se encuentra en el Chaco, ecológicamente menos apto pero capaz de sostener este tipo de producción. Los eslabones comerciales y financieros del circuito de producción del algodón, que no se encuentran en la zona de cultivo, necesitan de la estructura social del Chaco para poder desarrollar esta actividad, con lo cual refuerza y mantiene la configuración geográfica de esa zona.
De todos modos, aunque los circuitos permitan superar el divorcio entre lo físico-natural y lo social, la regionalización se hará en función de cada uno de ellos, manteniendo la multiplicidad. Los eslabones financieros y comerciales se localizan en grandes ciudades y los primarios se superponen geográficamente, como ocurre, por ejemplo, con los circuitos de la lana y el petróleo.


REGIONALIZACIONES CON CRITERIOS POLÍTICOS

En los últimos años, en libros de texto y práctica docentes, se desarrollaron algunas propuestas que dejan de lado la regionalización física y que también apuntan a superar el divorcio entre los aspectos físico y social, para lograr una regionalización sin superposiciones geográficas. En general, estas propuestas son resultado de decisiones que tienen en cuenta los aportes más recientes de la disciplina.
Aquí se parte de concebir al Estado como instancia capaz de influir decisivamente sobre las configuraciones geográficas. El Estado, con su capacidad de influir la economía y la cultura, tiene especial incidencia en la regulación de los procesos sociales de su territorio.
Esto implica que, de un lado y de otro de la línea imaginaria que separa a dos naciones, dos provincias, dos departamentos o partidos, ocurren cosas diferentes. Volviendo al ejemplo de la región pampeana, es posible asegurar que las mayores diferencias entre Lincoln y Rosario se deben a las legislaciones provinciales y municipales, que dispusieron formas diferentes de utilizar una llanura más o menos parecida en ambos lugares.
El Estado también se regionaliza, es decir, se expresa espacialmente. Esta regionalización ya tiene su propio límite: el que establece cada provincia y cada país. Una provincia no tiene un núcleo central más fuerte que se debilita a medida que nos alejamos de él. El poder del Estado cubre por igual a todo el territorio bajo su control. Desde esta perspectiva, las provincias pueden ser agrupadas a partir de ciertas características similares (por ejemplo, según la existencia o no de promociones industriales).
Este criterio supone dejar de pensar el Estado como un ente con lógica y objetivos propios, desligado de la sociedad. Imaginar el Estado Nacional como organismo en pugna por el territorio con otros estados desvirtúa este tipo de propuesta. En la enseñanza, se recomienda especialmente considerar la relación existente entre la sociedad, sus conflictos y su nivel de resonancia en el Estado para comprender cómo se crean las configuraciones geográficas en los territorios que los estados dominan.

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