5TO NAT GEOGRAFÍA 2020 Profesor: Carlos Corzo 11/03/20
En zonas de
origen de los niños wichí fallecidos
Se
desmontaron casi medio millón de hectáreas en 18 años
Un especialista lo analizó tras
conformar un mapa con el que señala la ubicación geográfica de los
fallecimientos.
“Las
comunidades de donde eran oriundos los niños fallecidos están ubicadas en una
región sujeta a una radical transformación del paisaje natural”. Esa fue una de
las conclusiones de Andrés Leake, doctor en Ciencias Ambientales. El
especialista elaboró un mapa en el cual señaló los lugares de origen de los
siete niños que fallecieron por causas evitables, cinco de ellos a raíz de una
desnutrición o deshidratación. La información fue superpuesta en relación a la
ubicación de comunidades indígenas y superficies desmontadas.
Los casos se
ubican dentro de los departamentos de San Martín y Rivadavia, en el norte
provincial. Una de las principales causas que se apuntan son los desmontes
realizados a raíz de la extensión de la frontera agrícola.En ambos
departamentos se perdieron en 18 años un total de 438 mil hectáreas de monte.
Esto, dijo Leake, implicó que en San Martín se perdiera un 21 por ciento de la
superficie boscosa que tenía en el año 2000. En ese mismo lapso Rivadavia
perdió el 8.4 por ciento de su superficie boscosa.
Al hacer su
análisis, Leake sostuvo que “si bien la distribución de los casos de niños
fallecidos no sugiere a una simple relación con la distribución de superficies
desmontadas, queda evidente que las comunidades están ubicadas en una región
sujeta a una radical transformación del paisaje natural, lo cual ha conllevado
a la desarticulación de su economía tradicional”.
También
llamó la atención sobre otra característica: la distribución geográfica de
muertes coincide mayormente con localidades que tienen accesibilidad a las
rutas y caminos principales del norte salteño. La única excepción es en Las
Vertientes, un paraje sobre el Río Pilcomayo, próximo al límite con Formosa. La
intriga que surge es cuál es la situación en aquellas comunidades con
dificultades de accesibilidad.
Los casos
De los casos
investigados por Salta 12 se registraron los siguientes: el 7 de enero pasado,
falleció un niño en el Hospital Materno Infantil, en Salta Capital. No se
reconoció la desnutrición como causa, aunque sí el riesgo nutricional. El niño
de un año y dos meses era de La Mora, comunidad wichí del departamento San
Martín, ubicada cerca de la ciudad de Tartagal.
El 11 de
enero murió otro niño wichí de dos años, era de Misión El Quebrachal, en
General Ballivián, departamento San Martín. Falleció en su domicilio. Los
estudios preliminares de la autopsia confirmaron que al menos tenía bajo peso.
La tercera
muerte tuvo lugar el mismo día en el Hospital de Santa Victoria Este. Se trató
de un niño de dos años oriundo de la comunidad wichí de Rancho El Ñato. El
informe indicó una insuficiencia orgánica a causa de una deshidratación por
vómitos y diarrea.
La cuarta
muerte fue el 17 de enero. Una nena de dos años y 8 meses, hija de madre y
padre de población criolla, falleció tras ser trasladada de Morillo (en
Rivadavia Banda Norte) al hospital de mayor complejidad de Orán. Aunque las
autoridades de Salud culparon a los padres por “consulta tardía” de una diarrea
de cinco días, no quedó claro lo ocurrido. Otras fuentes sostuvieron que se
trató de una intoxicación medicamentosa.
La quinta
muerte fue el 21 de enero. En este caso de un niño de ocho meses en el Hospital
Juan Domingo Perón de Tartagal. Algunas versiones insistieron con la
desnutrición pero médicos confirmaron que el niño estaba con el peso adecuado.
El nene, oriundo de la Comunidad wichí Las Vertientes (en jurisdicción del
municipio de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia), fue trasladado
en vuelo sanitario. Los médicos afirmaron que la muerte fue a raíz de un
problema respiratorio. Y el gobierno culpó a los padres por haber obstaculizado
el traslado de los niños, lo que generó manifestaciones de indignación en los
medios y redes sociales por las declaraciones oficiales.
La sexta
muerte fue el 26 de enero. Se trató de un niño wichi que tenía un año y 10
meses. Era de la comunidad de El Tráfico. Estaba con sus padres en Los Blancos
(Rivadavia Banda Norte), cuando mostró falencias en su salud. Falleció cuando
estaba siendo trasladado en ambulancia al hospital de Orán. El vehículo se
descompuso en el camino. Según el certificado de defunción que facilitaron las
autoridades de la comunidad, el niño falleció a raíz de un paro
cardiorrespiratorio. Pero las causas que originaron el fallecimiento, según ese
certificado, fueron la deshidratación y desnutrición crónica.
La séptima
muerte fue el 6 de febrero. En este caso se trató de una niña wichi de 5 años
con un cuadro de deshidratación e infeccioso. Era de la Misión San Luis,
ubicada a siete kilómetros del Hospital de Santa Victoria. La ministra de Salud,
Josefina Medrano, se encontraba en ese establecimiento cuando ocurrió la
muerte. Negó que se tratara de un caso de desnutrición y la causa quedo en duda.
Para ello se debía hacer una autopsia de la nena. Pero los padres se negaron a
esa práctica.
Morirse
de hambre en la tierra bendita del pan
Los obispos
de la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen (ENDEPA) emitieron el 14 de febrero que pasó un comunicado
para manifestarse por la situación que se vive a raíz de esta realidad que
involucra al Pueblo Wichí. Sostuvieron que a la luz de la exhortación
apostólica “Querida Amazonía” es preciso “mirar la realidad angustiante que
viven los pueblos y comunidades originarias y también criollas de la región de
nuestro Chaco argentino, por la desnutrición y muerte de los niños, la falta de
agua potable y otros flagelos”.
Además
reconocieron que no se pueden dar “respuestas inmediatas a las urgencias
sociales y sanitarias que viven muchas comunidades, pero sí asumir una actitud misericordiosa que
nos libere de la indiferencia y del sensacionalismo mediático y nos haga
solidarios con sufrimiento de los más olvidados”.
También
recordaron las palabras del Papa Francisco referidas a la Amazonía que “nos
ayudan a comprender la actual situación que viven los pueblos originarios en
nuestro Chaco argentino: ‘la disparidad de poder es enorme, los débiles no
tienen recursos para defenderse, mientras el ganador sigue llevándose
todo…poderes locales con la excusa del desarrollo participaron de alianzas con
el objetivo de arrasar la selva de manera impune y sin límites”.
Los obispos
Luis Scozzina, Angel José Macin, y Juan José Chaparro (de Orán, en Salta,
Reconquista en Chaco y Bariloche en Río Negro), afirmaron que “una sociedad que
no sabe cuidar a los niños y de los grupos más vulnerables corre serios riego
de implosión y muerte. No podemos hipotecar nuestro futuro ni dejar que nos
roben la esperanza ya que no es posible ‘morirse de hambre en la tierra bendita
del pan’”.
Insistieron
en la necesidad de “escuchar el clamor de las comunidades originarias, que nos
interpela como Iglesia y como sociedad, comprometiéndonos a dialogar y
articular, desde ENDEPA, con las organizaciones de la sociedad civil que
acompañan diversos emprendimientos comunitarios y de asistencia en el
territorio, y con los gobiernos locales, provinciales y nacional, acciones
concretas y también estructurales que modifiquen la realidad actual”.
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