2do SB del 20 de Junio año 2009
El mapa de Arno Peters
http://www.sadop.net/notas VERSIÓN ADAPTADA Publicado en La Tiza Nº 41
22/01/2009
El mapa de Arno Peters
El planisferio realizado por el cartógrafo alemán deja en evidencia el centralismo europeo y otras cuestiones políticas del popular mapa Mercator, el mismo que conocimos para estudiar el mundo.
Por Mario Morant**Secretario de Interior Departamento Asuntos Internacionales del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP)
Los planisferios tradicionales -a los que estamos acostumbrados por los que nos enseñan toda la geografía física y política, nos dan una idea del mundo que hemos venido a descubrir que no es la real.
Los planisferios más conocidos son los denominados Mercator. Han formado parte de nuestra vida escolar desde siempre y nos han grabado una imagen del mundo a la que casi, de manera refleja, acudimos en nuestra memoria cada vez que surge como tema. Gerardus Mercator -mercader en latín- de apellido original Kremer, que significa lo mismo, nació en Flandes -hoy Bélgica- y se dedicó a la cartografía. Esta profesión es la que lo llevó, en 1569, a diseñar el célebre planisferio en vigencia hasta el día de hoy.
Por la época, es fácil imaginar que respondía no sólo a las necesidades de navegación del momento -para las cuales fue sumamente útil- sino también a los intereses en juego por aquel entonces. Sin embargo, hace unos años un historiador alemán diseñó una nueva carta del mundo sobre parámetros diferentes de los tradicionales. Se trata de Arno Peters, cuyas innovaciones parecen ser más ajustadas a la realidad que las antiguas proyecciones.
Este cartógrafo, fallecido en el año 2002, hace a través de su trabajo una crítica muy severa del mapa de Mercator, sosteniendo -no sin razón- que esta proyección muestra una mentalidad racista y colonialista ya que el mundo está centralizado en Europa. Esto sucede en el momento del auge del colonialismo, sirviendo al mismo y, obviamente, siendo desarrollado y popularizado por el hombre blanco.
No es malo recordar que no solamente es la época del colonialismo y de la competencia de los imperios por ganar territorios para ellos, sino también es el momento de auge de la piratería y la depredación. A esto se suma la trata de esclavos provenientes del África.
En este nuevo planisferio realizado por Peters se comienza por respetar la línea del Ecuador, que se traza exactamente en el lugar céntrico del planisferio, es decir, donde debe estar. No es lo que se hace en la carta de Mercator, que ubica esta línea horizontal bastante más hacia el sur. Al hacerlo de esta manera, toda la parte del Hemisferio Norte agrandaba sus dimensiones y, por el contrario, el Sur se achicaba. De esta manera, Europa aparecía casi en el centro del mapa y los países del Hemisferio Sur quedaban casi al margen del mismo. En cambio, ubicada en su verdadero lugar la línea del Ecuador, las dimensiones de Europa disminuyen de una manera drástica, quedando como una muy pequeña porción de territorio. Sin embargo, es mucho más real en relación con el resto de los continentes.
El propio Peters explica que, según la proyección tradicional, Groenlandia -situada en el Hemisferio Norte- aparece casi tan grande como América del Sur cuando, en realidad, ésta presenta una superficie diecisiete veces mayor. Al mismo tiempo, cuando se realiza una proyección plana del planeta Tierra, necesariamente se deben alterar las dimensiones del territorio o de los océanos. Así como Mercator deformaba las regiones en beneficio de los océanos, Arno Peters respeta los territorios, por lo cual, las formas más alargadas de los mismos son más reales.
Sin duda, este nuevo mapa del mundo da cuenta de que aquellos que diseñaban las cartas por ese entonces tenían una idea del mundo más apropiada a sus intereses que a la realidad. Y hay que tener en cuenta que, también cuando se diseña la geografía de un lugar, se está haciendo política.
EL VIEJO PLANISFERIO DE PROYECCIÓN MERCATOR
Por Norberto Schiavonni / Profesor de Geografía En www.lavoz.com.ar Artículo publicado en el Suplemento Temas/Dominical del Diario La Voz del Interior (Córdoba-Argentina) el 24 de septiembre de 2003.-
La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de 400 años.Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Es posible que en estos momentos la nueva cartografía pueda cumplir con los requisitos de exactitud, sistematización y objetividad requeridos por la ciencia geográfica.
Pero aún en la actualidad, y aunque se trabaje con todo rigor, el material científico con que se cuenta, al trasladar la superficie de la esfera terrestre al plano del mapa, siempre se pierden inevitablemente tres cualidades del globo: la fidelidad de la forma, la fidelidad de la distancia y la fidelidad angular. La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de cuatrocientos años.
Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Esto implica que la concordancia entre la superficie terrestre y la imagen del mapa es imposible. De modo que para informarnos sobre las formas, las distancias o los ángulos deberemos consultar el globo terráqueo.
Cambiar el meridiano cero
En la nueva cartografía será necesario llevar el meridiano cero al centro del Estrecho de Bering, lugar en el que no atravesará ninguna zona habitada del planeta. Esto puede hacerse ya que el meridiano cero, al contrario de lo que ocurre con el Ecuador y los polos, no es un punto que se encuentre predeterminado naturalmente. Por consiguiente, tampoco existen razones de orden científico para que se siga ubicando el meridiano cero en Greenwich, sitio donde se encuentra en la actualidad porque arbitrariamente así lo determinó la mayor potencia colonial europea de su momento. De este modo, Gran Bretaña quedó en el centro del mapa junto a sus vecinos colonialistas.
En coincidencia con la determinación del nuevo meridiano cero, debería establecerse una nueva línea de demarcación de la fecha. Allí donde comienzan a contarse los meridianos, deberían comenzar a contarse los días. Así, la nueva frontera horaria se situaría en el lugar que naturalmente se presta para ello, sin atravesar ningún continente, ni Islandia, ni Groenlandia, ni verse obligada en su trazado a serpentear sobre el mar, tal cual ocurre hoy.
Planisferio de nuevo tipo
Para nuestros pueblos sudamericanos, a los efectos de recuperar nuestras imágenes reales, se hace vital conformar un planisferio en el cual el continente americano sea representado en el centro, en lugar de Europa. Del mismo modo, también se puede colocar en el centro al continente asiático. Es que la ubicación de los continentes en un mapa planisferio no está dictada por una cuestión física, o por su importancia estratégica o por razones de otro orden. Es necesario adquirir la conciencia de que podemos operar de cualquier forma sobre el planisferio sin alterar el sentido de la representación del globo terráqueo.
Este criterio, denominado de suplementariedad, permite destacar que en la era de la comunicación mundial de la televisión y de Internet, se puede trabajar desde imágenes distintas respetando la objetividad y que se pueden obtener del mundo, proyecciones diferentes a las expresadas desde el Viejo Continente.Por otro lado, al considerar el nuevo planisferio, denominado “Proyección Peters”, las zonas templadas aparecen prácticamente igual que en su forma real. Lo cual sigue el principio geográfico de representar lo más fielmente posible los territorios más densamente poblados. En cambio, las zonas ecuatoriales, situadas en el medio del mapa, siguen apareciendo con distorsiones. El precio de esta solución es que los territorios entre los paralelos 60 y los polos están representados en forma deficiente. De todas maneras, el Planisferio Peters no será nunca percibido como extraño a causa de la distorsión de los territorios polares sino únicamente por la distorsión de las zonas intertropicales, Pero el planisferio es correcto desde el punto de vista matemático al hacer prevalecer el principio de los territorios más poblados.
El mapa como símbolo
Como un mapa no es una representación antojadiza sino, por el contrario, la imagen abstracta o la simbolización de un lugar, de una ciudad, de una región o un país, de un continente o del mundo, representa un valor concreto almacenado en el cerebro de cada uno de los seres humanos.
Tampoco es algo metafísico, ni corresponde a la ciencia ficción. Es la encarnación, nada más ni nada menos, del espacio donde cada uno de nosotros vive su vida en relación directa con ese lugar preciso y concreto del mundo.
Contando con el desarrollo de la ciencia y los avances técnicos, es posible desenvolver una nueva categoría de mapas que se ajusten a la realidad, dejando atrás la falacia de la vieja cartografía sustentada y desplegada desde Europa para avalar su dominio territorial mediante el colonialismo cultural.
Esta es una tarea que puede ser difundida por los medios de comunicación masivos y por las instituciones escolares en todos sus niveles. Los primeros, por el alcance global que tienen dentro de la sociedad y las segundas, porque, a pesar de los golpes contra la propia cultura de parte de la globalización, siguen siendo instituciones creíbles.
Sociedad Lunes 26 de Junio de 2006 en www.rionegro.com.ar Los mapas y las mentiras de los cartógrafos VERSIÓN ADAPTADA
El planisferio que conocemos desde la escuela primaria nos muestra una visión errónea del tamaño de los continentes.
En realidad la tiranía de la geometría no les deja alternativa a los pobres cartógrafos que no tiene otra opción que mentirnos con sus dibujos. Transferir la forma de un continente desde el globo terráqueo a la superficie plana de un mapa es una tarea imposible de hacer sin mostrar algo que no es.
Gerardus Mercator está considerado como el padre de la cartografía. En 1569 realizó la famosa proyección cilíndrica que lleva su nombre. Esta graficación fue y sigue siendo la más utilizada de todas y desde la escuela primaria tenemos impregnada esta imagen del mundo que sin embargo es bastante diferente a la realidad, al menos en los tamaños de los continentes. Comparar "La proyección Mercator" con el valor real las superficies o con una proyección "Equivalente" como por ejemplo la de Gall-Peters es realmente una sorpresa.
Basta con ver que China ( 9.500.000 de km2) tiene un tamaño similar a Groenlandia cuando en realidad esta última es cinco veces más chica: 2.100.000 millones de km2.
Las proyecciones son los sistemas matemáticos que se utilizan para transferir una realidad esférica a las dos dimensiones de un mapa. Hay más de cincuenta variantes diferentes y tres tipos básicos para elegir en que mentir y en que no.
Las proyecciones que respetan la forma pero no el tamaño se denominan "Conformes". Las proyecciones "Equivalentes" respetan las áreas pero no sus formas y finalmente las proyecciones "Equidistantes" que mantienen la distancia real entre los distintos puntos del mapa sin respetar la forma ni las dimensiones.
No es de extrañar la conmoción política que causó en 1974 Arno Peters al presentar su Proyección bajo provocativos argumentos políticos: "La Proyección de Mercator sobrevalora al hombre blanco y distorsiona la imagen del mundo para ventaja de los colonialistas".
Peters mostraba en su proyección, basada en la de James Gall de 1885, la proporción real de las superficies evidenciando la superioridad territorial de un sur pobre ante el eurocentrismo que mostraba la proyección Mercator. La forma de las masas de tierra de la versión de Gall-Peters está muy distorsionada pero con la finalidad de representar su área con máxima exactitud. De la misma manera, la deformación de Mercator, fue una consecuencia originada en la necesidad que fuera de utilidad en la navegación. Este, mapa fundamentalmente sirve para navegar con brújula, no para enseñar geografía.
La polémica abierta por Peters en realidad habría que enfocarla en aquellos que decidieron que la proyección de Mercator era adecuada para enseñar geografía en las escuelas e importaba más la fidelidad a la forma que al verdadero tamaño de los continentes.
Hoy en día la proyección de Peters es la tercera de las proyecciones más utilizada junto a la Mercator y a la de Robinson adoptada por EE.UU.
Lo cierto es que la proyección de Peters es matemáticamente tan válida como las otras sin embargo el público en general todavía la desconoce.
Nuestra realidad de forma globoidal no nos hace las cosas fáciles, la verdad no es una sola y los cartógrafos dirían, "todo depende de la proyección con que se dibuje."
La proyección Peters
Para Peters un buen mapa debe de conservar los ángulos, de tal manera que un ángulo medido en el mapa se corresponda con el mismo ángulo medido sobre el terreno. Esta característica sólo la tienen las proyecciones cuyos meridianos y paralelos se cruzan perpendicularmente, y hasta la proyección de Peters la única proyección así era la de Mercator. Pero la proyección de Mercator tiene dos defectos graves.
El primer defecto es que a medida que se va ganando en latitud los paralelos están cada vez más separados hasta llegar a un punto en el que no es posible subir más. Esto supone que las latitudes altas están sobredimensionadas, y parecen mucho más grandes que las latitudes bajas. Así, por ejemplo, en un mapa Mercator Groenlandia parece mucho más grande que la península de Arabia, cuando en realidad es sensiblemente menor. En el siglo XVI, cuando Mercator hizo su mapa, esto no era un problema, ya que esas latitudes estaban por explorar, pero a medida que se fueron haciendo descubrimientos geográficos se tuvo la necesidad de que el mapa representase toda la Tierra en sus proporciones justas.
El segundo defecto es que la proyección Mercator no pone en el centro del mapa la línea del Ecuador, sino en el paralelo 30º N aproximadamente, con lo que el hemisferio Norte aparece mucho más grande que el hemisferio Sur. Este es un mapa eurocéntrico, en el que se muestra el predominio de Europa y América del Norte en el mundo.
Para solucionar esto aparecieron muchas proyecciones alternativas, pero ninguna de ellas conservaban los ángulos, lo que las hacía inútiles. Las mejores conservaban bien las superficies, pero las más difundidas ni siquiera conseguían esto. La imagen de un mundo en la que el predominio del norte era absoluto, era la regla de estas proyecciones.
jueves, 16 de abril de 2009
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