En www.ecoportal.net
Gripe porcina
29-04-09
Un revelador trabajo de investigación del Informativo Pacífica, elaborado por el colectivo periodístico con base en California Pueblos Sin Fronteras, plantea varias interrogantes que los medios hegemónicos de comunicación han obviado, en su afán por generar terror entre la población.
¿Cuál es el origen del nuevo virus que ya ha matado a más de cien personas en México? ¿A quién beneficia esta epidemia? ¿Qué otras noticias está sepultando? ¿Para qué se está utilizando la emergencia en México?
El reporte de Fernando Velázquez menciona un artículo de la investigadora Lori Price en el sitio web Globalresearch.ca , titulado "La gripe acaba con los memos de la tortura", en el que ésta señala que la influenza porcina, fabricada probablemente en laboratorios militares de Estados Unidos, ha acabado con la noticia de los memos sobre la tortura ordenada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra prisioneros en Guantánamo, Abu Ghraib, y cárceles secretas.
El artículo mencionado señala que un investigador de biodefensa indonesio declaró el año pasado que Estados Unidos ya podía fabricar armas biológicas en el laboratorio de Los Álamos, usando muestras de la gripe aviar enviadas por Indonesia a la Organización Mundial de la Salud. Detalles sobre el tema aparecen en el libro "Es tiempo de que cambie el mundo: manos divinas detrás de la gripe aviar", escrito por el ministro de Salud indonesio.
Lori Price subraya que la actual histeria provocada por el virus porcino podría dar grandes ganancias a Donald Rumsfeld. El ex secretario de Defensa de Bush es directivo desde hace 20 años del laboratorio Gilead Sciences, Inc. la firma con sede en California que fabrica y tiene los derechos de "Tamiflu", el supuesto remedio contra la influenza que aterroriza al mundo.
Evidentemente sólo en México hay decesos por el virus de la influenza, las autoridades dicen que es debido a que la gente infectada con el virus tarda demasiado en acudir a los centros de salud y hospitales, y en el inicio de la epidemia podría ser así, sin embargo las decesos siguen y son producto del abandono programado de los servicios de salud para su privatización, así como de la poca capacidad de planificar del Estado mexicano ante una epidemia como esta, pueden ustedes leer el RSI(2005) para darse una idea de lo que sucede ante estas emergencias médicas en el mundo.
Así mismo los funcionarios del Estado mexicano declaran que el aumento a la Fase 4, es para que la OMS tenga la oportunidad de acceder a recursos que de otra manera no podría obtener, la realidad es que la declaración de la Fase 4 indica que la probabilidad de que se declare una pandemia ha aumentado.
Pensamos que aquellos que creen que la influenza es un invento o un distractor para apuntalar las medidas dictatoriales y violatorias a los derechos humanos por parte del Estado mexicano, están equivocados, la epidemia es una realidad y hay que afrontarla de la manera más adecuada, que el Estado mexicano aproveche esta epidemia para efectivamente apuntalar las reformas y mantener su estrategia de criminalización de la protesta social, eso si es una posibilidad ante la cual debemos estar vigilantes, sin que ellos sea la prioridad numero 1.
Ante esta situación de emergencia sanitaria, debemos con gran responsabilidad apoyar a todos aquellos con los que tenemos contacto, utilizar la infraestructura de nuestras organizaciones o colectivos y también de manera individual para:
Seguir informando qué está sucediendo con relación a la epidemia, así como los síntomas de ésta; exigir nuestro derecho a la información fidedigna y oportuna.
Cumplir las recomendaciones en materia de higiene para evitar la trasmisión de la influenza, es nuestra responsabilidad, si estamos enfermos, no enfermar a los demás.
Orientar en lo posible a nuestros familiares, vecinos y compañeros para que, en caso de presentar los síntomas, acudir de inmediato al centro de salud que le corresponda.
Estar vigilantes, y denunciar si es el caso, que las medidas de emergencia implementadas por el Estado mexicano no sean utilizadas para fines distintos a los de la emergencia médica que estamos viviendo.
Demandar la igualdad de trato y la no discriminación en la atención médica y exigir los medicamentos necesarios ante una identificación positiva de la influenza.
Si conocemos a una persona embarazada, evitar que vaya a trabajar, documentar el caso para evitar que en el futuro haya represalias en su contra por inasistencia.
Documentar los casos cuando los funcionarios del Estado mexicano no cumplan con sus obligaciones y violen los derechos humanos de cualquier persona, sana o enferma.
Organizarnos de manera colectiva para que algunos compañeros cuiden a los hijos de los demás mientras estos van a trabajar o a comprar los alimentos, tratando de que estos compañeros y los niños no se expongan al contagio con la influenza.
www.ecoportal.net
Con información del Comité Cerezo México www.espora.org/comitecerezo
jueves, 30 de abril de 2009
jueves, 16 de abril de 2009
3ro SB 2009 del Instituto 20 de Junio
En www.eumed.net
TEORÍA DEL CENTRO Y LA PERIFERIA
Otro intento por comprender la relación entre economía y territorio fue el realizado a finales de los años 60 y principios de los 70 por la Teoría del Intercambio Desigual [1](Amin, 1974, Enmanuel, 1975). El objetivo de estos teóricos era entender el funcionamiento de las economías subdesarrolladas (que ellos denominan periféricas) a partir de la consideración de los principales rasgos constitutivos de las mismas. Para ello, era necesario, en primer lugar, la realización de un análisis histórico. Con él se pretendía indagar en la génesis y modo de funcionamiento de las principales relaciones y actividades económicas en la periferia. Es decir, se buscaba identificar las estructuras socioeconómicas más importantes de la realidades analizadas, así como estudiar su evolución[2]. Esto, a su vez, propiciaba el desarrollo de un marco diferenciado que servía al análisis de las sociedades periféricas sin la servidumbre que suponía compararlas continuamente a las economías capitalistas más avanzadas En este sentido, se considera que las economías periféricas tienen una forma de funcionamiento radicalmente distinta a las economías centrales.
La razón fundamental de esta diferencia estriba en que los procesos de acumulación a escala mundial se dirigen desde los espacios centrales, mientras que se proyectan, sólo de forma deformada, en los espacios periféricos. En los mismos, consecuentemente, las decisiones de los agentes productivos se encuentran muy condicionadas por el funcionamiento global del sistema económico. En concreto, la posibilidad de un desarrollo industrial autocentrado[3] en economías periféricas no es factible. Por ello, la industria local, sometida a intensos procesos de competencia para los que no se encontraba preparada, ha visto truncado su acceso a la “modernidad”, convirtiéndose en un residuo sin capacidad competitiva en mercados capitalistas. Por otro lado, se produce, en estos espacios, un proceso de implantación de modernas industrias, como consecuencia de la “deslocalización” de algunas actividades industriales tradicionalmente producidas en los países centrales. Pero las mismas se constituyen en enclaves aislados sin conexión con el tejido económico local[4] (Amin, 1974).
De esta forma, la Teoría del Centro y la Periferia ve los patrones de localización de las actividades industriales en las sociedades periféricas de forma muy distinta a la Teoría Neoclásica de la Localización. Las industrias poco eficientes, herencia de un artesanado de tipo tradicional, tienden a encontrarse localizadas de forma muy dispersa y, en ocasiones, muy cerca de las materias primas que son la base de su funcionamiento. Por el contrario, las industrias modernas se sitúan en enclaves concretos, en ocasiones, también cercanos a los puntos de abastecimiento de materias primas o, por el contrario, cercanos a zonas bien comunicadas con el exterior. En este sentido, no es que se niegue todo lo dicho por la Teoría de la Localización, sino que se considera, sencillamente superficial (Amin, 1974).[5]
Las Teorías del Centro y la Periferia se han utilizado igualmente para explicar los patrones de localización en el interior de las economías de los países centrales (Keeble, 1976, Veltz 1995). En este sentido, se ha partido de consideraciones similares. La dinámica económico – territorial es generada por unos pocos territorios (en el caso de Inglaterra el Sureste, en Francia la región parisina) quedando el resto supeditada a los patrones de difusión industrial generados por los mismos. De esta forma, durante el período de expansión postbélico se asiste a la concentración de la actividad económica en ciertos territorios. Simultáneamente, se produce una difusión de la actividad industrial de determinados sectores hacia ciudades pequeñas (“capitales de provincia”) de regiones tradicionalmente agrícolas que, con todo, poseen un escaso nivel de arraigo en las regiones en las que se implantan.
Estas aproximaciones también tienen una serie de limitaciones:
+ En primer lugar, la propia utilización de los conceptos de centro y periferia. La diversidad en el interior de ellos, aunque reconocida, tiene una importancia menor en el análisis. Esto es especialmente grave cuando, sobre todo, en las realidades “periféricas” existe una gran heterogeneidad que hace que su evolución histórica presente claras diferencias.[6]
+ En segundo lugar, la negación de la posibilidad de rearticular los patrones de acumulación y, por tanto, de localización en las realidades periféricas, independientemente de la heterogeneidad existente en la misma. Es decir, estos autores, tras realizar un análisis histórico, identifican una “trayectoria”, un modelo de transformación de las realidades económicas y sociales, pero son muy “pesimistas” a la hora de considerar que esta senda pueda ser modificada a partir de adecuadas políticas públicas, de la movilización social o de cualquier otro mecanismo de intervención. Esto casa mal con una realidad tremendamente heterogénea donde las diferencias en su evolución son importantes y, por tanto, su evolución futura mucho más dispar de lo que estos autores reconocen.
La diferente evolución de distintas realidades tanto “centrales” como “periféricas” en los años siguientes va a poner de manifiesto la necesidad de avanzar en el estudio de la diversidad espacial, pero también social y cultural del capitalismo contemporáneo.
[1] Realmente, estos autores toman la mayor parte de los conceptos utilizados de los trabajos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Lo que ocurre es que se trata de análisis referidos fundamentalmente a la realidad latinoamericana. La aportación de autores como S. Amín y A. Emmanuel es precisamente teorizar un cuadro de análisis aplicable al conjunto de realidades periféricas.
[2] Esta es, simplemente, una muy breve descripción del método histórico – estructural.
[3] Es decir, realizado de forma socialmente análoga al existente en las Economías centrales.
[4] De ahí la afirmación del carácter dual de la industria en las sociedades periféricas y la ausencia de rasgos comunes entre una industria tradicional, poco competitiva y socialmente muy arraigada y una industria moderna, muy competitiva, pero con una escasa relación con el tejido económico del entorno que la rodea.
[5] Realmente, aunque ambas tienen un substrato espacial, la problemática analizada por una y otra son muy diferentes. La teoría de la localización estudia la determinación de patrones de localización óptimas dados una serie de datos. Pero algunos de los elementos que se consideran dados, como por ejemplo, los lugares de residencia de la población son, en realidad, variables que cambian con el tiempo. Las teorías del intercambio desigual hacen un análisis mucho más a largo plazo y, por tanto, se interesan por el cambio de muchos de los elementos que desde la visión neoclásica se consideran como constantes. Por eso se afirma que la teoría de la localización en relación a las aproximaciones centro – periferia es simplemente superficial.
[6] Quizá sea una limitación comprensible en el momento histórico en el que estas aproximaciones se desarrollan, ya que como indica S. Amin, durante el período que va desde finales de la 2ª guerra mundial hasta finales de los 70, el mundo se rige por tres modelos: el Fordismo en Occidente, el Sovietismo en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y sus satélites y el Desarrollismo en el Sur. Este último genera la conciencia de existencia de una serie de problemas comunes, que pueden y deben ser afrontados a partir de una serie de iniciativas. En este sentido, las teorías del intercambio desigual no serían más que un reflejo de ese estado de cosas.
En www.eumed.net
TEORÍA DEL CENTRO Y LA PERIFERIA
Otro intento por comprender la relación entre economía y territorio fue el realizado a finales de los años 60 y principios de los 70 por la Teoría del Intercambio Desigual [1](Amin, 1974, Enmanuel, 1975). El objetivo de estos teóricos era entender el funcionamiento de las economías subdesarrolladas (que ellos denominan periféricas) a partir de la consideración de los principales rasgos constitutivos de las mismas. Para ello, era necesario, en primer lugar, la realización de un análisis histórico. Con él se pretendía indagar en la génesis y modo de funcionamiento de las principales relaciones y actividades económicas en la periferia. Es decir, se buscaba identificar las estructuras socioeconómicas más importantes de la realidades analizadas, así como estudiar su evolución[2]. Esto, a su vez, propiciaba el desarrollo de un marco diferenciado que servía al análisis de las sociedades periféricas sin la servidumbre que suponía compararlas continuamente a las economías capitalistas más avanzadas En este sentido, se considera que las economías periféricas tienen una forma de funcionamiento radicalmente distinta a las economías centrales.
La razón fundamental de esta diferencia estriba en que los procesos de acumulación a escala mundial se dirigen desde los espacios centrales, mientras que se proyectan, sólo de forma deformada, en los espacios periféricos. En los mismos, consecuentemente, las decisiones de los agentes productivos se encuentran muy condicionadas por el funcionamiento global del sistema económico. En concreto, la posibilidad de un desarrollo industrial autocentrado[3] en economías periféricas no es factible. Por ello, la industria local, sometida a intensos procesos de competencia para los que no se encontraba preparada, ha visto truncado su acceso a la “modernidad”, convirtiéndose en un residuo sin capacidad competitiva en mercados capitalistas. Por otro lado, se produce, en estos espacios, un proceso de implantación de modernas industrias, como consecuencia de la “deslocalización” de algunas actividades industriales tradicionalmente producidas en los países centrales. Pero las mismas se constituyen en enclaves aislados sin conexión con el tejido económico local[4] (Amin, 1974).
De esta forma, la Teoría del Centro y la Periferia ve los patrones de localización de las actividades industriales en las sociedades periféricas de forma muy distinta a la Teoría Neoclásica de la Localización. Las industrias poco eficientes, herencia de un artesanado de tipo tradicional, tienden a encontrarse localizadas de forma muy dispersa y, en ocasiones, muy cerca de las materias primas que son la base de su funcionamiento. Por el contrario, las industrias modernas se sitúan en enclaves concretos, en ocasiones, también cercanos a los puntos de abastecimiento de materias primas o, por el contrario, cercanos a zonas bien comunicadas con el exterior. En este sentido, no es que se niegue todo lo dicho por la Teoría de la Localización, sino que se considera, sencillamente superficial (Amin, 1974).[5]
Las Teorías del Centro y la Periferia se han utilizado igualmente para explicar los patrones de localización en el interior de las economías de los países centrales (Keeble, 1976, Veltz 1995). En este sentido, se ha partido de consideraciones similares. La dinámica económico – territorial es generada por unos pocos territorios (en el caso de Inglaterra el Sureste, en Francia la región parisina) quedando el resto supeditada a los patrones de difusión industrial generados por los mismos. De esta forma, durante el período de expansión postbélico se asiste a la concentración de la actividad económica en ciertos territorios. Simultáneamente, se produce una difusión de la actividad industrial de determinados sectores hacia ciudades pequeñas (“capitales de provincia”) de regiones tradicionalmente agrícolas que, con todo, poseen un escaso nivel de arraigo en las regiones en las que se implantan.
Estas aproximaciones también tienen una serie de limitaciones:
+ En primer lugar, la propia utilización de los conceptos de centro y periferia. La diversidad en el interior de ellos, aunque reconocida, tiene una importancia menor en el análisis. Esto es especialmente grave cuando, sobre todo, en las realidades “periféricas” existe una gran heterogeneidad que hace que su evolución histórica presente claras diferencias.[6]
+ En segundo lugar, la negación de la posibilidad de rearticular los patrones de acumulación y, por tanto, de localización en las realidades periféricas, independientemente de la heterogeneidad existente en la misma. Es decir, estos autores, tras realizar un análisis histórico, identifican una “trayectoria”, un modelo de transformación de las realidades económicas y sociales, pero son muy “pesimistas” a la hora de considerar que esta senda pueda ser modificada a partir de adecuadas políticas públicas, de la movilización social o de cualquier otro mecanismo de intervención. Esto casa mal con una realidad tremendamente heterogénea donde las diferencias en su evolución son importantes y, por tanto, su evolución futura mucho más dispar de lo que estos autores reconocen.
La diferente evolución de distintas realidades tanto “centrales” como “periféricas” en los años siguientes va a poner de manifiesto la necesidad de avanzar en el estudio de la diversidad espacial, pero también social y cultural del capitalismo contemporáneo.
[1] Realmente, estos autores toman la mayor parte de los conceptos utilizados de los trabajos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Lo que ocurre es que se trata de análisis referidos fundamentalmente a la realidad latinoamericana. La aportación de autores como S. Amín y A. Emmanuel es precisamente teorizar un cuadro de análisis aplicable al conjunto de realidades periféricas.
[2] Esta es, simplemente, una muy breve descripción del método histórico – estructural.
[3] Es decir, realizado de forma socialmente análoga al existente en las Economías centrales.
[4] De ahí la afirmación del carácter dual de la industria en las sociedades periféricas y la ausencia de rasgos comunes entre una industria tradicional, poco competitiva y socialmente muy arraigada y una industria moderna, muy competitiva, pero con una escasa relación con el tejido económico del entorno que la rodea.
[5] Realmente, aunque ambas tienen un substrato espacial, la problemática analizada por una y otra son muy diferentes. La teoría de la localización estudia la determinación de patrones de localización óptimas dados una serie de datos. Pero algunos de los elementos que se consideran dados, como por ejemplo, los lugares de residencia de la población son, en realidad, variables que cambian con el tiempo. Las teorías del intercambio desigual hacen un análisis mucho más a largo plazo y, por tanto, se interesan por el cambio de muchos de los elementos que desde la visión neoclásica se consideran como constantes. Por eso se afirma que la teoría de la localización en relación a las aproximaciones centro – periferia es simplemente superficial.
[6] Quizá sea una limitación comprensible en el momento histórico en el que estas aproximaciones se desarrollan, ya que como indica S. Amin, durante el período que va desde finales de la 2ª guerra mundial hasta finales de los 70, el mundo se rige por tres modelos: el Fordismo en Occidente, el Sovietismo en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y sus satélites y el Desarrollismo en el Sur. Este último genera la conciencia de existencia de una serie de problemas comunes, que pueden y deben ser afrontados a partir de una serie de iniciativas. En este sentido, las teorías del intercambio desigual no serían más que un reflejo de ese estado de cosas.
2do SB del 20 de Junio año 2009
El mapa de Arno Peters
http://www.sadop.net/notas VERSIÓN ADAPTADA Publicado en La Tiza Nº 41
22/01/2009
El mapa de Arno Peters
El planisferio realizado por el cartógrafo alemán deja en evidencia el centralismo europeo y otras cuestiones políticas del popular mapa Mercator, el mismo que conocimos para estudiar el mundo.
Por Mario Morant**Secretario de Interior Departamento Asuntos Internacionales del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP)
Los planisferios tradicionales -a los que estamos acostumbrados por los que nos enseñan toda la geografía física y política, nos dan una idea del mundo que hemos venido a descubrir que no es la real.
Los planisferios más conocidos son los denominados Mercator. Han formado parte de nuestra vida escolar desde siempre y nos han grabado una imagen del mundo a la que casi, de manera refleja, acudimos en nuestra memoria cada vez que surge como tema. Gerardus Mercator -mercader en latín- de apellido original Kremer, que significa lo mismo, nació en Flandes -hoy Bélgica- y se dedicó a la cartografía. Esta profesión es la que lo llevó, en 1569, a diseñar el célebre planisferio en vigencia hasta el día de hoy.
Por la época, es fácil imaginar que respondía no sólo a las necesidades de navegación del momento -para las cuales fue sumamente útil- sino también a los intereses en juego por aquel entonces. Sin embargo, hace unos años un historiador alemán diseñó una nueva carta del mundo sobre parámetros diferentes de los tradicionales. Se trata de Arno Peters, cuyas innovaciones parecen ser más ajustadas a la realidad que las antiguas proyecciones.
Este cartógrafo, fallecido en el año 2002, hace a través de su trabajo una crítica muy severa del mapa de Mercator, sosteniendo -no sin razón- que esta proyección muestra una mentalidad racista y colonialista ya que el mundo está centralizado en Europa. Esto sucede en el momento del auge del colonialismo, sirviendo al mismo y, obviamente, siendo desarrollado y popularizado por el hombre blanco.
No es malo recordar que no solamente es la época del colonialismo y de la competencia de los imperios por ganar territorios para ellos, sino también es el momento de auge de la piratería y la depredación. A esto se suma la trata de esclavos provenientes del África.
En este nuevo planisferio realizado por Peters se comienza por respetar la línea del Ecuador, que se traza exactamente en el lugar céntrico del planisferio, es decir, donde debe estar. No es lo que se hace en la carta de Mercator, que ubica esta línea horizontal bastante más hacia el sur. Al hacerlo de esta manera, toda la parte del Hemisferio Norte agrandaba sus dimensiones y, por el contrario, el Sur se achicaba. De esta manera, Europa aparecía casi en el centro del mapa y los países del Hemisferio Sur quedaban casi al margen del mismo. En cambio, ubicada en su verdadero lugar la línea del Ecuador, las dimensiones de Europa disminuyen de una manera drástica, quedando como una muy pequeña porción de territorio. Sin embargo, es mucho más real en relación con el resto de los continentes.
El propio Peters explica que, según la proyección tradicional, Groenlandia -situada en el Hemisferio Norte- aparece casi tan grande como América del Sur cuando, en realidad, ésta presenta una superficie diecisiete veces mayor. Al mismo tiempo, cuando se realiza una proyección plana del planeta Tierra, necesariamente se deben alterar las dimensiones del territorio o de los océanos. Así como Mercator deformaba las regiones en beneficio de los océanos, Arno Peters respeta los territorios, por lo cual, las formas más alargadas de los mismos son más reales.
Sin duda, este nuevo mapa del mundo da cuenta de que aquellos que diseñaban las cartas por ese entonces tenían una idea del mundo más apropiada a sus intereses que a la realidad. Y hay que tener en cuenta que, también cuando se diseña la geografía de un lugar, se está haciendo política.
EL VIEJO PLANISFERIO DE PROYECCIÓN MERCATOR
Por Norberto Schiavonni / Profesor de Geografía En www.lavoz.com.ar Artículo publicado en el Suplemento Temas/Dominical del Diario La Voz del Interior (Córdoba-Argentina) el 24 de septiembre de 2003.-
La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de 400 años.Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Es posible que en estos momentos la nueva cartografía pueda cumplir con los requisitos de exactitud, sistematización y objetividad requeridos por la ciencia geográfica.
Pero aún en la actualidad, y aunque se trabaje con todo rigor, el material científico con que se cuenta, al trasladar la superficie de la esfera terrestre al plano del mapa, siempre se pierden inevitablemente tres cualidades del globo: la fidelidad de la forma, la fidelidad de la distancia y la fidelidad angular. La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de cuatrocientos años.
Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Esto implica que la concordancia entre la superficie terrestre y la imagen del mapa es imposible. De modo que para informarnos sobre las formas, las distancias o los ángulos deberemos consultar el globo terráqueo.
Cambiar el meridiano cero
En la nueva cartografía será necesario llevar el meridiano cero al centro del Estrecho de Bering, lugar en el que no atravesará ninguna zona habitada del planeta. Esto puede hacerse ya que el meridiano cero, al contrario de lo que ocurre con el Ecuador y los polos, no es un punto que se encuentre predeterminado naturalmente. Por consiguiente, tampoco existen razones de orden científico para que se siga ubicando el meridiano cero en Greenwich, sitio donde se encuentra en la actualidad porque arbitrariamente así lo determinó la mayor potencia colonial europea de su momento. De este modo, Gran Bretaña quedó en el centro del mapa junto a sus vecinos colonialistas.
En coincidencia con la determinación del nuevo meridiano cero, debería establecerse una nueva línea de demarcación de la fecha. Allí donde comienzan a contarse los meridianos, deberían comenzar a contarse los días. Así, la nueva frontera horaria se situaría en el lugar que naturalmente se presta para ello, sin atravesar ningún continente, ni Islandia, ni Groenlandia, ni verse obligada en su trazado a serpentear sobre el mar, tal cual ocurre hoy.
Planisferio de nuevo tipo
Para nuestros pueblos sudamericanos, a los efectos de recuperar nuestras imágenes reales, se hace vital conformar un planisferio en el cual el continente americano sea representado en el centro, en lugar de Europa. Del mismo modo, también se puede colocar en el centro al continente asiático. Es que la ubicación de los continentes en un mapa planisferio no está dictada por una cuestión física, o por su importancia estratégica o por razones de otro orden. Es necesario adquirir la conciencia de que podemos operar de cualquier forma sobre el planisferio sin alterar el sentido de la representación del globo terráqueo.
Este criterio, denominado de suplementariedad, permite destacar que en la era de la comunicación mundial de la televisión y de Internet, se puede trabajar desde imágenes distintas respetando la objetividad y que se pueden obtener del mundo, proyecciones diferentes a las expresadas desde el Viejo Continente.Por otro lado, al considerar el nuevo planisferio, denominado “Proyección Peters”, las zonas templadas aparecen prácticamente igual que en su forma real. Lo cual sigue el principio geográfico de representar lo más fielmente posible los territorios más densamente poblados. En cambio, las zonas ecuatoriales, situadas en el medio del mapa, siguen apareciendo con distorsiones. El precio de esta solución es que los territorios entre los paralelos 60 y los polos están representados en forma deficiente. De todas maneras, el Planisferio Peters no será nunca percibido como extraño a causa de la distorsión de los territorios polares sino únicamente por la distorsión de las zonas intertropicales, Pero el planisferio es correcto desde el punto de vista matemático al hacer prevalecer el principio de los territorios más poblados.
El mapa como símbolo
Como un mapa no es una representación antojadiza sino, por el contrario, la imagen abstracta o la simbolización de un lugar, de una ciudad, de una región o un país, de un continente o del mundo, representa un valor concreto almacenado en el cerebro de cada uno de los seres humanos.
Tampoco es algo metafísico, ni corresponde a la ciencia ficción. Es la encarnación, nada más ni nada menos, del espacio donde cada uno de nosotros vive su vida en relación directa con ese lugar preciso y concreto del mundo.
Contando con el desarrollo de la ciencia y los avances técnicos, es posible desenvolver una nueva categoría de mapas que se ajusten a la realidad, dejando atrás la falacia de la vieja cartografía sustentada y desplegada desde Europa para avalar su dominio territorial mediante el colonialismo cultural.
Esta es una tarea que puede ser difundida por los medios de comunicación masivos y por las instituciones escolares en todos sus niveles. Los primeros, por el alcance global que tienen dentro de la sociedad y las segundas, porque, a pesar de los golpes contra la propia cultura de parte de la globalización, siguen siendo instituciones creíbles.
Sociedad Lunes 26 de Junio de 2006 en www.rionegro.com.ar Los mapas y las mentiras de los cartógrafos VERSIÓN ADAPTADA
El planisferio que conocemos desde la escuela primaria nos muestra una visión errónea del tamaño de los continentes.
En realidad la tiranía de la geometría no les deja alternativa a los pobres cartógrafos que no tiene otra opción que mentirnos con sus dibujos. Transferir la forma de un continente desde el globo terráqueo a la superficie plana de un mapa es una tarea imposible de hacer sin mostrar algo que no es.
Gerardus Mercator está considerado como el padre de la cartografía. En 1569 realizó la famosa proyección cilíndrica que lleva su nombre. Esta graficación fue y sigue siendo la más utilizada de todas y desde la escuela primaria tenemos impregnada esta imagen del mundo que sin embargo es bastante diferente a la realidad, al menos en los tamaños de los continentes. Comparar "La proyección Mercator" con el valor real las superficies o con una proyección "Equivalente" como por ejemplo la de Gall-Peters es realmente una sorpresa.
Basta con ver que China ( 9.500.000 de km2) tiene un tamaño similar a Groenlandia cuando en realidad esta última es cinco veces más chica: 2.100.000 millones de km2.
Las proyecciones son los sistemas matemáticos que se utilizan para transferir una realidad esférica a las dos dimensiones de un mapa. Hay más de cincuenta variantes diferentes y tres tipos básicos para elegir en que mentir y en que no.
Las proyecciones que respetan la forma pero no el tamaño se denominan "Conformes". Las proyecciones "Equivalentes" respetan las áreas pero no sus formas y finalmente las proyecciones "Equidistantes" que mantienen la distancia real entre los distintos puntos del mapa sin respetar la forma ni las dimensiones.
No es de extrañar la conmoción política que causó en 1974 Arno Peters al presentar su Proyección bajo provocativos argumentos políticos: "La Proyección de Mercator sobrevalora al hombre blanco y distorsiona la imagen del mundo para ventaja de los colonialistas".
Peters mostraba en su proyección, basada en la de James Gall de 1885, la proporción real de las superficies evidenciando la superioridad territorial de un sur pobre ante el eurocentrismo que mostraba la proyección Mercator. La forma de las masas de tierra de la versión de Gall-Peters está muy distorsionada pero con la finalidad de representar su área con máxima exactitud. De la misma manera, la deformación de Mercator, fue una consecuencia originada en la necesidad que fuera de utilidad en la navegación. Este, mapa fundamentalmente sirve para navegar con brújula, no para enseñar geografía.
La polémica abierta por Peters en realidad habría que enfocarla en aquellos que decidieron que la proyección de Mercator era adecuada para enseñar geografía en las escuelas e importaba más la fidelidad a la forma que al verdadero tamaño de los continentes.
Hoy en día la proyección de Peters es la tercera de las proyecciones más utilizada junto a la Mercator y a la de Robinson adoptada por EE.UU.
Lo cierto es que la proyección de Peters es matemáticamente tan válida como las otras sin embargo el público en general todavía la desconoce.
Nuestra realidad de forma globoidal no nos hace las cosas fáciles, la verdad no es una sola y los cartógrafos dirían, "todo depende de la proyección con que se dibuje."
La proyección Peters
Para Peters un buen mapa debe de conservar los ángulos, de tal manera que un ángulo medido en el mapa se corresponda con el mismo ángulo medido sobre el terreno. Esta característica sólo la tienen las proyecciones cuyos meridianos y paralelos se cruzan perpendicularmente, y hasta la proyección de Peters la única proyección así era la de Mercator. Pero la proyección de Mercator tiene dos defectos graves.
El primer defecto es que a medida que se va ganando en latitud los paralelos están cada vez más separados hasta llegar a un punto en el que no es posible subir más. Esto supone que las latitudes altas están sobredimensionadas, y parecen mucho más grandes que las latitudes bajas. Así, por ejemplo, en un mapa Mercator Groenlandia parece mucho más grande que la península de Arabia, cuando en realidad es sensiblemente menor. En el siglo XVI, cuando Mercator hizo su mapa, esto no era un problema, ya que esas latitudes estaban por explorar, pero a medida que se fueron haciendo descubrimientos geográficos se tuvo la necesidad de que el mapa representase toda la Tierra en sus proporciones justas.
El segundo defecto es que la proyección Mercator no pone en el centro del mapa la línea del Ecuador, sino en el paralelo 30º N aproximadamente, con lo que el hemisferio Norte aparece mucho más grande que el hemisferio Sur. Este es un mapa eurocéntrico, en el que se muestra el predominio de Europa y América del Norte en el mundo.
Para solucionar esto aparecieron muchas proyecciones alternativas, pero ninguna de ellas conservaban los ángulos, lo que las hacía inútiles. Las mejores conservaban bien las superficies, pero las más difundidas ni siquiera conseguían esto. La imagen de un mundo en la que el predominio del norte era absoluto, era la regla de estas proyecciones.
El mapa de Arno Peters
http://www.sadop.net/notas VERSIÓN ADAPTADA Publicado en La Tiza Nº 41
22/01/2009
El mapa de Arno Peters
El planisferio realizado por el cartógrafo alemán deja en evidencia el centralismo europeo y otras cuestiones políticas del popular mapa Mercator, el mismo que conocimos para estudiar el mundo.
Por Mario Morant**Secretario de Interior Departamento Asuntos Internacionales del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP)
Los planisferios tradicionales -a los que estamos acostumbrados por los que nos enseñan toda la geografía física y política, nos dan una idea del mundo que hemos venido a descubrir que no es la real.
Los planisferios más conocidos son los denominados Mercator. Han formado parte de nuestra vida escolar desde siempre y nos han grabado una imagen del mundo a la que casi, de manera refleja, acudimos en nuestra memoria cada vez que surge como tema. Gerardus Mercator -mercader en latín- de apellido original Kremer, que significa lo mismo, nació en Flandes -hoy Bélgica- y se dedicó a la cartografía. Esta profesión es la que lo llevó, en 1569, a diseñar el célebre planisferio en vigencia hasta el día de hoy.
Por la época, es fácil imaginar que respondía no sólo a las necesidades de navegación del momento -para las cuales fue sumamente útil- sino también a los intereses en juego por aquel entonces. Sin embargo, hace unos años un historiador alemán diseñó una nueva carta del mundo sobre parámetros diferentes de los tradicionales. Se trata de Arno Peters, cuyas innovaciones parecen ser más ajustadas a la realidad que las antiguas proyecciones.
Este cartógrafo, fallecido en el año 2002, hace a través de su trabajo una crítica muy severa del mapa de Mercator, sosteniendo -no sin razón- que esta proyección muestra una mentalidad racista y colonialista ya que el mundo está centralizado en Europa. Esto sucede en el momento del auge del colonialismo, sirviendo al mismo y, obviamente, siendo desarrollado y popularizado por el hombre blanco.
No es malo recordar que no solamente es la época del colonialismo y de la competencia de los imperios por ganar territorios para ellos, sino también es el momento de auge de la piratería y la depredación. A esto se suma la trata de esclavos provenientes del África.
En este nuevo planisferio realizado por Peters se comienza por respetar la línea del Ecuador, que se traza exactamente en el lugar céntrico del planisferio, es decir, donde debe estar. No es lo que se hace en la carta de Mercator, que ubica esta línea horizontal bastante más hacia el sur. Al hacerlo de esta manera, toda la parte del Hemisferio Norte agrandaba sus dimensiones y, por el contrario, el Sur se achicaba. De esta manera, Europa aparecía casi en el centro del mapa y los países del Hemisferio Sur quedaban casi al margen del mismo. En cambio, ubicada en su verdadero lugar la línea del Ecuador, las dimensiones de Europa disminuyen de una manera drástica, quedando como una muy pequeña porción de territorio. Sin embargo, es mucho más real en relación con el resto de los continentes.
El propio Peters explica que, según la proyección tradicional, Groenlandia -situada en el Hemisferio Norte- aparece casi tan grande como América del Sur cuando, en realidad, ésta presenta una superficie diecisiete veces mayor. Al mismo tiempo, cuando se realiza una proyección plana del planeta Tierra, necesariamente se deben alterar las dimensiones del territorio o de los océanos. Así como Mercator deformaba las regiones en beneficio de los océanos, Arno Peters respeta los territorios, por lo cual, las formas más alargadas de los mismos son más reales.
Sin duda, este nuevo mapa del mundo da cuenta de que aquellos que diseñaban las cartas por ese entonces tenían una idea del mundo más apropiada a sus intereses que a la realidad. Y hay que tener en cuenta que, también cuando se diseña la geografía de un lugar, se está haciendo política.
EL VIEJO PLANISFERIO DE PROYECCIÓN MERCATOR
Por Norberto Schiavonni / Profesor de Geografía En www.lavoz.com.ar Artículo publicado en el Suplemento Temas/Dominical del Diario La Voz del Interior (Córdoba-Argentina) el 24 de septiembre de 2003.-
La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de 400 años.Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Es posible que en estos momentos la nueva cartografía pueda cumplir con los requisitos de exactitud, sistematización y objetividad requeridos por la ciencia geográfica.
Pero aún en la actualidad, y aunque se trabaje con todo rigor, el material científico con que se cuenta, al trasladar la superficie de la esfera terrestre al plano del mapa, siempre se pierden inevitablemente tres cualidades del globo: la fidelidad de la forma, la fidelidad de la distancia y la fidelidad angular. La imagen del mundo determinada por los europeos tiene demasiadas deformaciones como para que sigamos trabajando con un mapa cuyo trazado tuvo lugar hace más de cuatrocientos años.
Una nueva concepción irrumpe con la modernidad y debería ser aplicada para borrar las profundas alteraciones que produjo el colonialismo cultural, del que deviene el mapa aquí cuestionado.Esto implica que la concordancia entre la superficie terrestre y la imagen del mapa es imposible. De modo que para informarnos sobre las formas, las distancias o los ángulos deberemos consultar el globo terráqueo.
Cambiar el meridiano cero
En la nueva cartografía será necesario llevar el meridiano cero al centro del Estrecho de Bering, lugar en el que no atravesará ninguna zona habitada del planeta. Esto puede hacerse ya que el meridiano cero, al contrario de lo que ocurre con el Ecuador y los polos, no es un punto que se encuentre predeterminado naturalmente. Por consiguiente, tampoco existen razones de orden científico para que se siga ubicando el meridiano cero en Greenwich, sitio donde se encuentra en la actualidad porque arbitrariamente así lo determinó la mayor potencia colonial europea de su momento. De este modo, Gran Bretaña quedó en el centro del mapa junto a sus vecinos colonialistas.
En coincidencia con la determinación del nuevo meridiano cero, debería establecerse una nueva línea de demarcación de la fecha. Allí donde comienzan a contarse los meridianos, deberían comenzar a contarse los días. Así, la nueva frontera horaria se situaría en el lugar que naturalmente se presta para ello, sin atravesar ningún continente, ni Islandia, ni Groenlandia, ni verse obligada en su trazado a serpentear sobre el mar, tal cual ocurre hoy.
Planisferio de nuevo tipo
Para nuestros pueblos sudamericanos, a los efectos de recuperar nuestras imágenes reales, se hace vital conformar un planisferio en el cual el continente americano sea representado en el centro, en lugar de Europa. Del mismo modo, también se puede colocar en el centro al continente asiático. Es que la ubicación de los continentes en un mapa planisferio no está dictada por una cuestión física, o por su importancia estratégica o por razones de otro orden. Es necesario adquirir la conciencia de que podemos operar de cualquier forma sobre el planisferio sin alterar el sentido de la representación del globo terráqueo.
Este criterio, denominado de suplementariedad, permite destacar que en la era de la comunicación mundial de la televisión y de Internet, se puede trabajar desde imágenes distintas respetando la objetividad y que se pueden obtener del mundo, proyecciones diferentes a las expresadas desde el Viejo Continente.Por otro lado, al considerar el nuevo planisferio, denominado “Proyección Peters”, las zonas templadas aparecen prácticamente igual que en su forma real. Lo cual sigue el principio geográfico de representar lo más fielmente posible los territorios más densamente poblados. En cambio, las zonas ecuatoriales, situadas en el medio del mapa, siguen apareciendo con distorsiones. El precio de esta solución es que los territorios entre los paralelos 60 y los polos están representados en forma deficiente. De todas maneras, el Planisferio Peters no será nunca percibido como extraño a causa de la distorsión de los territorios polares sino únicamente por la distorsión de las zonas intertropicales, Pero el planisferio es correcto desde el punto de vista matemático al hacer prevalecer el principio de los territorios más poblados.
El mapa como símbolo
Como un mapa no es una representación antojadiza sino, por el contrario, la imagen abstracta o la simbolización de un lugar, de una ciudad, de una región o un país, de un continente o del mundo, representa un valor concreto almacenado en el cerebro de cada uno de los seres humanos.
Tampoco es algo metafísico, ni corresponde a la ciencia ficción. Es la encarnación, nada más ni nada menos, del espacio donde cada uno de nosotros vive su vida en relación directa con ese lugar preciso y concreto del mundo.
Contando con el desarrollo de la ciencia y los avances técnicos, es posible desenvolver una nueva categoría de mapas que se ajusten a la realidad, dejando atrás la falacia de la vieja cartografía sustentada y desplegada desde Europa para avalar su dominio territorial mediante el colonialismo cultural.
Esta es una tarea que puede ser difundida por los medios de comunicación masivos y por las instituciones escolares en todos sus niveles. Los primeros, por el alcance global que tienen dentro de la sociedad y las segundas, porque, a pesar de los golpes contra la propia cultura de parte de la globalización, siguen siendo instituciones creíbles.
Sociedad Lunes 26 de Junio de 2006 en www.rionegro.com.ar Los mapas y las mentiras de los cartógrafos VERSIÓN ADAPTADA
El planisferio que conocemos desde la escuela primaria nos muestra una visión errónea del tamaño de los continentes.
En realidad la tiranía de la geometría no les deja alternativa a los pobres cartógrafos que no tiene otra opción que mentirnos con sus dibujos. Transferir la forma de un continente desde el globo terráqueo a la superficie plana de un mapa es una tarea imposible de hacer sin mostrar algo que no es.
Gerardus Mercator está considerado como el padre de la cartografía. En 1569 realizó la famosa proyección cilíndrica que lleva su nombre. Esta graficación fue y sigue siendo la más utilizada de todas y desde la escuela primaria tenemos impregnada esta imagen del mundo que sin embargo es bastante diferente a la realidad, al menos en los tamaños de los continentes. Comparar "La proyección Mercator" con el valor real las superficies o con una proyección "Equivalente" como por ejemplo la de Gall-Peters es realmente una sorpresa.
Basta con ver que China ( 9.500.000 de km2) tiene un tamaño similar a Groenlandia cuando en realidad esta última es cinco veces más chica: 2.100.000 millones de km2.
Las proyecciones son los sistemas matemáticos que se utilizan para transferir una realidad esférica a las dos dimensiones de un mapa. Hay más de cincuenta variantes diferentes y tres tipos básicos para elegir en que mentir y en que no.
Las proyecciones que respetan la forma pero no el tamaño se denominan "Conformes". Las proyecciones "Equivalentes" respetan las áreas pero no sus formas y finalmente las proyecciones "Equidistantes" que mantienen la distancia real entre los distintos puntos del mapa sin respetar la forma ni las dimensiones.
No es de extrañar la conmoción política que causó en 1974 Arno Peters al presentar su Proyección bajo provocativos argumentos políticos: "La Proyección de Mercator sobrevalora al hombre blanco y distorsiona la imagen del mundo para ventaja de los colonialistas".
Peters mostraba en su proyección, basada en la de James Gall de 1885, la proporción real de las superficies evidenciando la superioridad territorial de un sur pobre ante el eurocentrismo que mostraba la proyección Mercator. La forma de las masas de tierra de la versión de Gall-Peters está muy distorsionada pero con la finalidad de representar su área con máxima exactitud. De la misma manera, la deformación de Mercator, fue una consecuencia originada en la necesidad que fuera de utilidad en la navegación. Este, mapa fundamentalmente sirve para navegar con brújula, no para enseñar geografía.
La polémica abierta por Peters en realidad habría que enfocarla en aquellos que decidieron que la proyección de Mercator era adecuada para enseñar geografía en las escuelas e importaba más la fidelidad a la forma que al verdadero tamaño de los continentes.
Hoy en día la proyección de Peters es la tercera de las proyecciones más utilizada junto a la Mercator y a la de Robinson adoptada por EE.UU.
Lo cierto es que la proyección de Peters es matemáticamente tan válida como las otras sin embargo el público en general todavía la desconoce.
Nuestra realidad de forma globoidal no nos hace las cosas fáciles, la verdad no es una sola y los cartógrafos dirían, "todo depende de la proyección con que se dibuje."
La proyección Peters
Para Peters un buen mapa debe de conservar los ángulos, de tal manera que un ángulo medido en el mapa se corresponda con el mismo ángulo medido sobre el terreno. Esta característica sólo la tienen las proyecciones cuyos meridianos y paralelos se cruzan perpendicularmente, y hasta la proyección de Peters la única proyección así era la de Mercator. Pero la proyección de Mercator tiene dos defectos graves.
El primer defecto es que a medida que se va ganando en latitud los paralelos están cada vez más separados hasta llegar a un punto en el que no es posible subir más. Esto supone que las latitudes altas están sobredimensionadas, y parecen mucho más grandes que las latitudes bajas. Así, por ejemplo, en un mapa Mercator Groenlandia parece mucho más grande que la península de Arabia, cuando en realidad es sensiblemente menor. En el siglo XVI, cuando Mercator hizo su mapa, esto no era un problema, ya que esas latitudes estaban por explorar, pero a medida que se fueron haciendo descubrimientos geográficos se tuvo la necesidad de que el mapa representase toda la Tierra en sus proporciones justas.
El segundo defecto es que la proyección Mercator no pone en el centro del mapa la línea del Ecuador, sino en el paralelo 30º N aproximadamente, con lo que el hemisferio Norte aparece mucho más grande que el hemisferio Sur. Este es un mapa eurocéntrico, en el que se muestra el predominio de Europa y América del Norte en el mundo.
Para solucionar esto aparecieron muchas proyecciones alternativas, pero ninguna de ellas conservaban los ángulos, lo que las hacía inútiles. Las mejores conservaban bien las superficies, pero las más difundidas ni siquiera conseguían esto. La imagen de un mundo en la que el predominio del norte era absoluto, era la regla de estas proyecciones.
lunes, 6 de abril de 2009
Antártida, el lugar donde el futuro se viste de blanco
Desde hace un tiempo, las excursiones en crucero a la Antártida se han transformado en una moda.
Publicado en el Diario Miradas al Sur del 08-03-2009 www.elargentino.com
Antes había sólo bases de investigación, hoy llegan los turistas, pero la preocupación es qué pasará con sus recursos naturales.
Por Mario Valor
Periodista. Desde la Antártida
Los lujosos cruceros que parten de Ushuaia o de Punta Arenas cargados de prósperos turistas europeos o norteamericanos contribuyen a romper la bella monotonía del paisaje helado que rodea el norte de la península Antártica. En la base Esperanza, una de las seis que mantiene en forma permanente la Argentina, militares y científicos están acostumbrados a recibir la visita de turistas. Luego de pedir permiso, los grupos bajan ordenadamente en las lanchas del buque y los asombrados gringos recorren durante un par de horas las vistosas instalaciones, pintadas de un color rojo vivo que destaca contra el blanco del paisaje. Después viene un chocolate o un café caliente en el casino de la base y la compra de algunos souvenires.
Para que el exclusivo tour sea posible, los interesados deberán pagar varios miles de euros correspondientes al viaje en avión hasta la lejana Tierra del Fuego y el crucero de cinco días entre los hielos.
Pero para las bases que la Argentina mantiene en el continente blanco el negocio no existe, sólo se trata de relaciones públicas para exhibir la labor que abnegadamente desarrollan militares y científicos desde hace más de cien años en unas tierras inhóspitas pero hermosas sobre las que el país tiene títulos históricos y geográficos de peso.
El turismo no es la única novedad que se asoma por estas heladas tierras: el calentamiento global, que por estos lares ya se advierte a simple vista, precipitará la pulseada por los recursos naturales entre los países que tiene presencia en el continente. Entre los expertos nadie duda de que la Antártida es el último reservorio de petróleo, gas y minerales inexplotado del planeta.
Por lo pronto, esta semana Esperanza se vistió de fiesta para inaugurar la nueva escuela que reemplaza a la que se incendió hace un año. La ministra de Defensa, Nilda Garré llegó en un viaje relámpago desde Ushuaia para dejar iniciado el ciclo lectivo y con ella arribaron las dos maestras que impartirán clases durante todo el invierno. Dependen del consejo de Educación de Tierra del Fuego, la provincia dentro de cuya jurisdicción se encuentran las Islas del Atlántico Sur y la porción antártica que la Argentina reclama como propias.
La ministra viajó en un Hércules C-130 hasta Marambio, la única base donde pueden aterrizar aviones de gran porte, y desde allí se desplazó en helicóptero hasta Esperanza. La acompañaron la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos y autoridades militares.
Esperanza está emplazada en una bahía rodeada de picos nevados y ventisqueros. Una docena de casitas en las que habitan las alrededor de 80 personas que viven aquí en forma permanente matizan el paisaje, recorrido casi siempre por fuertes vientos.
La ministra de Defensa felicitó al personal militar que reconstruyó la escuela 38, Julio Argentino Roca, en tiempo récord.
El jefe de la base, el teniente coronel Gustavo Gómez, un fanático de la equitación que hace sus primeras armas en la Antártida, explica que la escuela tiene 200 metros cubiertos y está construida con columnas de aluminio y revestida con chapas de un plástico especial.
No es el único motivo de orgullo que últimamente tiene la base. Hace escasamente un mes se inauguró el museo, el primero de la Antártida, que está a cargo de Rubén Montiel, un veterano de casi 80 años con más de 30 campañas antárticas.
El museo funciona en un antiguo taller mecánico construido en el ’52. “Para la Antártida esto es un lujo”, dice don Montiel, que llegó a la Antártida por primera vez en el ’77, como investigador del Museo de Ciencias Naturales. “En el ’75 me invitó la Dirección Nacional del Antártico (DNA), empecé oficialmente en el ’77 y ya no paré más. Mi misión es siempre la misma, en la selva, en el monte o en la Antártida: trabajar”, reflexiona.
El museo reúne fotos antiguas de expediciones antárticas argentinas y muestras embalsamadas de la flora y de la fauna: pingüinos, palomas antárticas, cormoranes de ojos azules, gaviotas.
En Esperanza hay dos tipos de pingüinos, Papúa y Adelia –muy cerca del museo, en una caleta helada, hay una enorme pingüinera– pero en la Antártida hay cuatro en total, más cerca del Polo Sur habitan el de barbijo y el famoso emperador.
Montiel embalsama animales que fueron encontrados muertos, por el Tratado Antártico está terminantemente prohibido matarlos, cazarlos o pescarlos. Además, el hombre se define como “proteccionista”. En la campaña del ’82-’83 todavía se podía cazar focas para los perros, refiere y lamenta que en el ’99, a consecuencia del Protocolo de Madrid, los perros de trineo, un ícono de la exploración antártica, fueron desterrados de estas latitudes por ser considerados exóticos. “Eran lo más lindo que tenía la Antártida”, recuerda Montiel con nostalgia y refiere algunas anécdotas que dan cuenta de la increíble intuición del mejor amigo del hombre, como una que da cuenta de que en una oportunidad los ingleses establecieron un campamento en la isla Belgrano, sobre el mar congelado, pero un temporal separó los hielos y quedaron a la deriva 35 personas con una cantidad de perros. “Todos murieron y sólo logró sobrevivir un perro que llegó de vuelta a la base”, apunta Montiel.
Ahora los perros siberianos son reemplazados por la moto de nieve o el snow cat, que no se detienen ante una grieta que podría resultar letal para una expedición como hacían los perros.
“Yo estoy muy cómodo acá, con calefacción, acostumbrado a trabajar en los refugios con varios grados bajo cero”, reflexiona el anciano y recuerda que en sus primeros viajes el viento pegaba fuerte, sobre todo en los refugios como el de la isla Nelson, un lugar mínimo que tenía comedor, cocina dormitorio y radio todo en un solo ambiente, en el que estuvo 12 veces.
Montiel ya ocupa un lugar en la filatelia argentina: dos estampillas en las que está fotografiado para siempre en la Antártida están en circulación desde este año. No por nada el hombre define su relación con el continente blanco como “una pasión”.
Desde hace un tiempo, las excursiones en crucero a la Antártida se han transformado en una moda.
Publicado en el Diario Miradas al Sur del 08-03-2009 www.elargentino.com
Antes había sólo bases de investigación, hoy llegan los turistas, pero la preocupación es qué pasará con sus recursos naturales.
Por Mario Valor
Periodista. Desde la Antártida
Los lujosos cruceros que parten de Ushuaia o de Punta Arenas cargados de prósperos turistas europeos o norteamericanos contribuyen a romper la bella monotonía del paisaje helado que rodea el norte de la península Antártica. En la base Esperanza, una de las seis que mantiene en forma permanente la Argentina, militares y científicos están acostumbrados a recibir la visita de turistas. Luego de pedir permiso, los grupos bajan ordenadamente en las lanchas del buque y los asombrados gringos recorren durante un par de horas las vistosas instalaciones, pintadas de un color rojo vivo que destaca contra el blanco del paisaje. Después viene un chocolate o un café caliente en el casino de la base y la compra de algunos souvenires.
Para que el exclusivo tour sea posible, los interesados deberán pagar varios miles de euros correspondientes al viaje en avión hasta la lejana Tierra del Fuego y el crucero de cinco días entre los hielos.
Pero para las bases que la Argentina mantiene en el continente blanco el negocio no existe, sólo se trata de relaciones públicas para exhibir la labor que abnegadamente desarrollan militares y científicos desde hace más de cien años en unas tierras inhóspitas pero hermosas sobre las que el país tiene títulos históricos y geográficos de peso.
El turismo no es la única novedad que se asoma por estas heladas tierras: el calentamiento global, que por estos lares ya se advierte a simple vista, precipitará la pulseada por los recursos naturales entre los países que tiene presencia en el continente. Entre los expertos nadie duda de que la Antártida es el último reservorio de petróleo, gas y minerales inexplotado del planeta.
Por lo pronto, esta semana Esperanza se vistió de fiesta para inaugurar la nueva escuela que reemplaza a la que se incendió hace un año. La ministra de Defensa, Nilda Garré llegó en un viaje relámpago desde Ushuaia para dejar iniciado el ciclo lectivo y con ella arribaron las dos maestras que impartirán clases durante todo el invierno. Dependen del consejo de Educación de Tierra del Fuego, la provincia dentro de cuya jurisdicción se encuentran las Islas del Atlántico Sur y la porción antártica que la Argentina reclama como propias.
La ministra viajó en un Hércules C-130 hasta Marambio, la única base donde pueden aterrizar aviones de gran porte, y desde allí se desplazó en helicóptero hasta Esperanza. La acompañaron la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos y autoridades militares.
Esperanza está emplazada en una bahía rodeada de picos nevados y ventisqueros. Una docena de casitas en las que habitan las alrededor de 80 personas que viven aquí en forma permanente matizan el paisaje, recorrido casi siempre por fuertes vientos.
La ministra de Defensa felicitó al personal militar que reconstruyó la escuela 38, Julio Argentino Roca, en tiempo récord.
El jefe de la base, el teniente coronel Gustavo Gómez, un fanático de la equitación que hace sus primeras armas en la Antártida, explica que la escuela tiene 200 metros cubiertos y está construida con columnas de aluminio y revestida con chapas de un plástico especial.
No es el único motivo de orgullo que últimamente tiene la base. Hace escasamente un mes se inauguró el museo, el primero de la Antártida, que está a cargo de Rubén Montiel, un veterano de casi 80 años con más de 30 campañas antárticas.
El museo funciona en un antiguo taller mecánico construido en el ’52. “Para la Antártida esto es un lujo”, dice don Montiel, que llegó a la Antártida por primera vez en el ’77, como investigador del Museo de Ciencias Naturales. “En el ’75 me invitó la Dirección Nacional del Antártico (DNA), empecé oficialmente en el ’77 y ya no paré más. Mi misión es siempre la misma, en la selva, en el monte o en la Antártida: trabajar”, reflexiona.
El museo reúne fotos antiguas de expediciones antárticas argentinas y muestras embalsamadas de la flora y de la fauna: pingüinos, palomas antárticas, cormoranes de ojos azules, gaviotas.
En Esperanza hay dos tipos de pingüinos, Papúa y Adelia –muy cerca del museo, en una caleta helada, hay una enorme pingüinera– pero en la Antártida hay cuatro en total, más cerca del Polo Sur habitan el de barbijo y el famoso emperador.
Montiel embalsama animales que fueron encontrados muertos, por el Tratado Antártico está terminantemente prohibido matarlos, cazarlos o pescarlos. Además, el hombre se define como “proteccionista”. En la campaña del ’82-’83 todavía se podía cazar focas para los perros, refiere y lamenta que en el ’99, a consecuencia del Protocolo de Madrid, los perros de trineo, un ícono de la exploración antártica, fueron desterrados de estas latitudes por ser considerados exóticos. “Eran lo más lindo que tenía la Antártida”, recuerda Montiel con nostalgia y refiere algunas anécdotas que dan cuenta de la increíble intuición del mejor amigo del hombre, como una que da cuenta de que en una oportunidad los ingleses establecieron un campamento en la isla Belgrano, sobre el mar congelado, pero un temporal separó los hielos y quedaron a la deriva 35 personas con una cantidad de perros. “Todos murieron y sólo logró sobrevivir un perro que llegó de vuelta a la base”, apunta Montiel.
Ahora los perros siberianos son reemplazados por la moto de nieve o el snow cat, que no se detienen ante una grieta que podría resultar letal para una expedición como hacían los perros.
“Yo estoy muy cómodo acá, con calefacción, acostumbrado a trabajar en los refugios con varios grados bajo cero”, reflexiona el anciano y recuerda que en sus primeros viajes el viento pegaba fuerte, sobre todo en los refugios como el de la isla Nelson, un lugar mínimo que tenía comedor, cocina dormitorio y radio todo en un solo ambiente, en el que estuvo 12 veces.
Montiel ya ocupa un lugar en la filatelia argentina: dos estampillas en las que está fotografiado para siempre en la Antártida están en circulación desde este año. No por nada el hombre define su relación con el continente blanco como “una pasión”.
domingo, 5 de abril de 2009
3ro SB 2009
Los countries
En www. letrademolde.com
Algo huele a podrido en los countries.
Marcelo Piñeyro comienza a rodar “Las viudas de los jueves”.Marcelo Piñeyro comienza el rodaje de la versión cinematográfica de la exitosa novela de Claudia Piñeyro.
De todas las mentiras en que millones de argentinos eligieron creer en los últimos veinticinco años, la de la vida perfecta en los barrios privados y countries es una de las más dolorosas para una sociedad que soñaba con la democracia perfecta, que, se sabe ahora, no existe. Miles de personas poniendo distancia física de las más necesitadas para armarse una ilusión de felicidad conformaron un movimiento social de peso real, sobre todo en los años noventa: parecían la legión de los triunfadores, el espejo en que podía mirarse la clase media con aspiraciones. En la burbuja de esa vida egoísta en los paraísos terrenales, se diluían los problemas de la inseguridad, las paranoias urbanas, los ruidos excesivos, las colas en todas partes, la pesadez de convivir con vecinos no deseados. Calles ordenadas, casas hermosas, vigilancia permanente, escuelas bilingües con gente como uno, se convertían en una realidad al alcance de la mano para quienes tenían el poder adquisitivo suficiente para huir de las desdichas de las ciudades atestadas de personas necesitadas. El futuro perfecto en cuotas en dólares, los bunkers de los rubios, el sueño verde hecho realidad, el aislamiento como solución personal, los vidrios polarizados para no ver excluidos durmiendo al aire libre.
Después, pasó lo que pasó, en un mundo en que todo cambia según pasa el tiempo, y lentamente lugares que se pensaban a sí mismos como paraísos terminaron convirtiéndose en infiernos. Crímenes como los de María Marta García Belsunce o Nora Dalmaso sirvieron para que el resto de la sociedad asumiera aquello que los que vivían en los guettos ya sabían en carne propia: que en todas partes se cuecen habas y que nadie escapa de los problemas metiéndose en una burbuja. Las casas tipos chalet californiano de los primeros countries -el Tortugas, el Hindú Club, Highland, el Olivos Golf Club, el Argentino- eran usadas inicialmente durante los fines de semana y en las vacaciones por las familias ricas. Pero a fines de los años ‘80, con la irrupción de los yuppies y la proliferación de las autopistas que achicaron distancias, ingresaron a ese mundo nuevos estratos sociales, que veían en la adquisición de propiedades una forma de ingreso a círculos sociales mas elevados. A principio de los años ‘90, los emprendimientos inmobiliarios se multiplicaron, y llegaron a 400, y a finales de la década ya eran 600. El llamado “estilo americano de vida”, o su fantasía, pero en un país del Tercer Mundo, cruzado de realidades y dolores muy diferentes a los del Primer Mundo real.
Investigando el fenómeno para su libro “Vida en los countries. Los que ganaron”, Maristella Svampa se encontró con que muchos de los residentes sienten una especie de culpa colectiva por haberse salvado mientras muchos de sus compatriotas se hundían en la pobreza. “Las entrevistas ciertamente no fueron fáciles porque implicaban cierta violencia, sobre todo cuando abordábamos el tema de la segregación espacial”, cuenta. “La gente reaccionaba con un sentimiento de culpabilidad y de vergüenza, y esto tiene que ver con que la segregación espacial es absolutamente novedosa en la Argentina.
“No podemos comparar la actualidad del estilo de vida country con las tendencias de los años ‘30 ó ‘50 o inclusive de la década del 70, cuando estaba ligada al esparcimiento de los fines de semana. Hoy esa vida expresa una de las dimensiones más radicales del proceso de privatización del país”. Y además, está el tema de las clases sociales. Los chicos y adolescentes criados en esos cotos, apunta Svampa, crecieron en un espacio muy homogéneo, en el cual los únicos diferentes son las mucamas, los jardineros, los custodios.
“El pobre aparece como el destinatario de la beneficencia, pero nunca se tiene contacto real con él. No se lo ve. En las escuelas se organiza el non uniform day donde los chicos están obligados a llevar alguna donación que se destina a gente de la población en la que se encuentra el country. Pero ese contacto es virtual. Una señora que trabaja como secretaria y vive en uno de los countries más elitistas me contó, bastante avergonzada, que escuchó a sus hijos mientras jugaban y que refiriéndose a una situación determinada decían: ‘¿Si pasa tal cosa, es hombre, mujer o mucama?’ La mujer, incómoda, intervino para aclararles el equívoco, pero los chicos insistían con las tres categorías. Para ellos la mucama era otra categoría”.
Esos chicos no saben moverse bien fuera de los muros de la protección. Desarrollan, fuera de la burbuja “un miedo y una inseguridad exacerbados”. No están aptos para la vida ciudadana. En los últimos diez años, la literatura, la televisión, el periodismo, el cine y las ciencias sociales han puesto una lupa gigantesca sobre este nuevo universo social, repleto de perlas a la hora de intentar contar aspectos claves de la condición humana en el siglo XXI. Esta semana, de hecho, el cineasta Marcelo Piñeyro comienza en un country el rodaje de su adaptación de "Las viudas de los jueves", de Claudia Piñeiro, ganadora hace cuatro años del Premio Clarín de novela según un jurado integrado por José Saramago, Rosa Montero y Eduardo Belgrano Rawson. El elenco está lleno de figuras jóvenes, como Pablo Echarri, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Juan Diego Botto, Juana Viale, Gabriela Toscano y Ana Celentano. Trabajando en un terreno al que el público televisivo reconoce después de haber visto la serie estadounidense Amas de casa desesperadas, o su adaptación a la Argentina realizada por Canal 13, la novelista puso un ojo crítico sobre las vidas de las familias acomodadas de un barrio privado, llamado La Cascada, en que ocurren una serie de muertes difíciles de investigar.
Para el escritor Antonio Dal Masetto, el éxito de la novela, coronado ahora por su llegada al cine, pero preludiado por una importante cantidad de reediciones, es la descripción de vidas escondidas detrás de muros por demás vigilados, para que nada se filtre hacia el afuera. “La voz que narra no se deja odiar del todo, a pesar de lo que dice (una y otra vez: las miserias de la ostentación). Y las que narran son, casi siempre, mujeres. Mujeres de hombres con una misma y única obsesión: mejorar o mantener el nivel de vida, cueste lo que cueste”, dice Dal Masetto sobre Las viudas de los jueves”. “También hay mujeres que se preguntan cómo es posible que sigan ingresando judíos al country. Mujeres dispuestas a cambiar el nombre de sus hijos adoptados, por considerar que el que figura en el DNI es de gente pobre (cambia Ramona por Romina). La fiebre de la convertibilidad avanza en cada capítulo, y con cada nueva adquisición de algún vecino (un piso nuevo, un Alfa Romeo, un home theatre) se mencionan -como al pasar- distintos acontecimientos que van configurando una historia paralela. La Argentina de los ‘90: desde la asunción de un nuevo presidente a fines del ‘89 hasta los días de septiembre del 2001: (…) Y entre esas dos fechas aparecen (para desaparecer inmediatamente) las más recordadas vergüenzas y canalladas que hicieron del menemismo un icono de la hipocresía, el desenfreno y la estupidez. Es que la verdadera caída de Las viudas de los jueves es la del menemismo. Y la verdadera muerte está siempre del otro lado del alambrado de La Cascada, donde se extiende una villa que los vecinos del country evitan mirar, aun cuando esté sólo a unos metros de sus casas. Pero, como en una película de suspenso (y el suspenso cargado de humor es lo mejor de Piñeiro), la muerte entra al country. Y cuando la muerte está del lado de adentro, no importa quién sea el muerto (incluso puede tratarse del hijo del presidente); lo único que importa es el negocio. La transa. El dinero”.
Curiosamente, o no, también hubo y hay countries de la comunidad judía, que son el material con que el cineasta Ariel Winograd trabajó su película “Cara de queso”, basada en experiencias de su propia cosecha a mediados de los años ‘90, en el momento en que Carlos Menem empezaba a trabajar el proyecto que terminaría en su reelección, Pacto de Olivos mediante. “Durante el Holocausto a los judíos nos ponían en ghettos y nuestros padres, ya de grandes, hicieron lo mismo”, dice durante la película la voz en off de un chico de 13 años, que en rigor representa la experiencia del director. La ópera prima de Winograd describe la vida en El Ciervo, un lugar de reunión de unas cien familias judías en que un chico va descubriendo, mientras sufre enormemente la adolescencia, las miserias humanas, la corrupción, la desesperanza, la mentira, la injusticia. El de El Ciervo parece un mundo que funciona como la antítesis de la historia del Once, el barrio porteño en que los judíos convivieron y conviven con otras inmigraciones y religiones. “En el country al que yo iba -contó el director- no existían los católicos”. Tal vez, claro, se trate de dos mundos diferentes: el de los judíos pobres y el de los judíos. Pero en ese country sí existían, en cambio, otras categorías que dividían las personas, que trazaban divisiones muy claras. Un mundo escindido, según Winograd, entre “el pibe que tiene las mejores zapatillas o el padre que tiene el mejor auto, y nosotros, los b...”.
La periodista Carla Castello publicó hace dos años “Vidas perfectas”, una concienzuda investigación, basada en docenas de entrevistas, sobre qué fue con el paso del tiempo de esas personas que sucumbieron a la tentación de rehacer sus vidas para mejor encerrándose en prisiones de oro. Para muchos, la retirada de la ciudad rumbo al más allá de la General Paz, o los otros límites de la Capital Federal representaba “la pantomima de un mundo sin violencia social que respondiera exclusivamente a sus necesidades”. Castello sintetizó así algunas de sus impresiones durante un viaje en transporte público hacia uno de los countries ubicados al Norte de la Capital Federal: “Desde el colectivo 57, la diferencia social es escandalosa. La pobreza se acentúa cuando el colectivo deja la ciudad y se multiplica a medida que avanza su recorrido. La imagen recrudece. Desde las ventanillas puedo ver las primeras carretas de caballos que levantan el polvo de la ruta. Las miradas de los hombres son mas agrias, más pesarosas. Hay gallinas y chicos que no sabe dónde ir. Entre los barrios más empobrecidos se levantan los muros. Irónicamente. Rodeados de amenazantes alambrados, guardias privados y patrullas propias, los vecinos de los countries no tienen relación con sus otros vecinos. Los perdedores no los pueden alcanzar (…). Será por eso que despiertan el morbo de todos los excluidos del mundo country (…). Todos quieren saber qué hacen los ganadores. Cómo se matan. Por qué mueren. Cuales son las fantasías sexuales que más los atormentan. Si en todas esas casas de colores pastel, tan parecidas, se cuecen las maldades pertinentes”.
Si William Shakespeare viviese, un buen comienzo para un gran drama familiar basado en aspectos esenciales de la condición humana podría ser: “Algo huele a podrido en los countries”.
Por Carlos Polimeni
Fuente: Miradas al Sur
Más información. www.miradasalsur.com
Los countries
En www. letrademolde.com
Algo huele a podrido en los countries.
Marcelo Piñeyro comienza a rodar “Las viudas de los jueves”.Marcelo Piñeyro comienza el rodaje de la versión cinematográfica de la exitosa novela de Claudia Piñeyro.
De todas las mentiras en que millones de argentinos eligieron creer en los últimos veinticinco años, la de la vida perfecta en los barrios privados y countries es una de las más dolorosas para una sociedad que soñaba con la democracia perfecta, que, se sabe ahora, no existe. Miles de personas poniendo distancia física de las más necesitadas para armarse una ilusión de felicidad conformaron un movimiento social de peso real, sobre todo en los años noventa: parecían la legión de los triunfadores, el espejo en que podía mirarse la clase media con aspiraciones. En la burbuja de esa vida egoísta en los paraísos terrenales, se diluían los problemas de la inseguridad, las paranoias urbanas, los ruidos excesivos, las colas en todas partes, la pesadez de convivir con vecinos no deseados. Calles ordenadas, casas hermosas, vigilancia permanente, escuelas bilingües con gente como uno, se convertían en una realidad al alcance de la mano para quienes tenían el poder adquisitivo suficiente para huir de las desdichas de las ciudades atestadas de personas necesitadas. El futuro perfecto en cuotas en dólares, los bunkers de los rubios, el sueño verde hecho realidad, el aislamiento como solución personal, los vidrios polarizados para no ver excluidos durmiendo al aire libre.
Después, pasó lo que pasó, en un mundo en que todo cambia según pasa el tiempo, y lentamente lugares que se pensaban a sí mismos como paraísos terminaron convirtiéndose en infiernos. Crímenes como los de María Marta García Belsunce o Nora Dalmaso sirvieron para que el resto de la sociedad asumiera aquello que los que vivían en los guettos ya sabían en carne propia: que en todas partes se cuecen habas y que nadie escapa de los problemas metiéndose en una burbuja. Las casas tipos chalet californiano de los primeros countries -el Tortugas, el Hindú Club, Highland, el Olivos Golf Club, el Argentino- eran usadas inicialmente durante los fines de semana y en las vacaciones por las familias ricas. Pero a fines de los años ‘80, con la irrupción de los yuppies y la proliferación de las autopistas que achicaron distancias, ingresaron a ese mundo nuevos estratos sociales, que veían en la adquisición de propiedades una forma de ingreso a círculos sociales mas elevados. A principio de los años ‘90, los emprendimientos inmobiliarios se multiplicaron, y llegaron a 400, y a finales de la década ya eran 600. El llamado “estilo americano de vida”, o su fantasía, pero en un país del Tercer Mundo, cruzado de realidades y dolores muy diferentes a los del Primer Mundo real.
Investigando el fenómeno para su libro “Vida en los countries. Los que ganaron”, Maristella Svampa se encontró con que muchos de los residentes sienten una especie de culpa colectiva por haberse salvado mientras muchos de sus compatriotas se hundían en la pobreza. “Las entrevistas ciertamente no fueron fáciles porque implicaban cierta violencia, sobre todo cuando abordábamos el tema de la segregación espacial”, cuenta. “La gente reaccionaba con un sentimiento de culpabilidad y de vergüenza, y esto tiene que ver con que la segregación espacial es absolutamente novedosa en la Argentina.
“No podemos comparar la actualidad del estilo de vida country con las tendencias de los años ‘30 ó ‘50 o inclusive de la década del 70, cuando estaba ligada al esparcimiento de los fines de semana. Hoy esa vida expresa una de las dimensiones más radicales del proceso de privatización del país”. Y además, está el tema de las clases sociales. Los chicos y adolescentes criados en esos cotos, apunta Svampa, crecieron en un espacio muy homogéneo, en el cual los únicos diferentes son las mucamas, los jardineros, los custodios.
“El pobre aparece como el destinatario de la beneficencia, pero nunca se tiene contacto real con él. No se lo ve. En las escuelas se organiza el non uniform day donde los chicos están obligados a llevar alguna donación que se destina a gente de la población en la que se encuentra el country. Pero ese contacto es virtual. Una señora que trabaja como secretaria y vive en uno de los countries más elitistas me contó, bastante avergonzada, que escuchó a sus hijos mientras jugaban y que refiriéndose a una situación determinada decían: ‘¿Si pasa tal cosa, es hombre, mujer o mucama?’ La mujer, incómoda, intervino para aclararles el equívoco, pero los chicos insistían con las tres categorías. Para ellos la mucama era otra categoría”.
Esos chicos no saben moverse bien fuera de los muros de la protección. Desarrollan, fuera de la burbuja “un miedo y una inseguridad exacerbados”. No están aptos para la vida ciudadana. En los últimos diez años, la literatura, la televisión, el periodismo, el cine y las ciencias sociales han puesto una lupa gigantesca sobre este nuevo universo social, repleto de perlas a la hora de intentar contar aspectos claves de la condición humana en el siglo XXI. Esta semana, de hecho, el cineasta Marcelo Piñeyro comienza en un country el rodaje de su adaptación de "Las viudas de los jueves", de Claudia Piñeiro, ganadora hace cuatro años del Premio Clarín de novela según un jurado integrado por José Saramago, Rosa Montero y Eduardo Belgrano Rawson. El elenco está lleno de figuras jóvenes, como Pablo Echarri, Leonardo Sbaraglia, Ernesto Alterio, Juan Diego Botto, Juana Viale, Gabriela Toscano y Ana Celentano. Trabajando en un terreno al que el público televisivo reconoce después de haber visto la serie estadounidense Amas de casa desesperadas, o su adaptación a la Argentina realizada por Canal 13, la novelista puso un ojo crítico sobre las vidas de las familias acomodadas de un barrio privado, llamado La Cascada, en que ocurren una serie de muertes difíciles de investigar.
Para el escritor Antonio Dal Masetto, el éxito de la novela, coronado ahora por su llegada al cine, pero preludiado por una importante cantidad de reediciones, es la descripción de vidas escondidas detrás de muros por demás vigilados, para que nada se filtre hacia el afuera. “La voz que narra no se deja odiar del todo, a pesar de lo que dice (una y otra vez: las miserias de la ostentación). Y las que narran son, casi siempre, mujeres. Mujeres de hombres con una misma y única obsesión: mejorar o mantener el nivel de vida, cueste lo que cueste”, dice Dal Masetto sobre Las viudas de los jueves”. “También hay mujeres que se preguntan cómo es posible que sigan ingresando judíos al country. Mujeres dispuestas a cambiar el nombre de sus hijos adoptados, por considerar que el que figura en el DNI es de gente pobre (cambia Ramona por Romina). La fiebre de la convertibilidad avanza en cada capítulo, y con cada nueva adquisición de algún vecino (un piso nuevo, un Alfa Romeo, un home theatre) se mencionan -como al pasar- distintos acontecimientos que van configurando una historia paralela. La Argentina de los ‘90: desde la asunción de un nuevo presidente a fines del ‘89 hasta los días de septiembre del 2001: (…) Y entre esas dos fechas aparecen (para desaparecer inmediatamente) las más recordadas vergüenzas y canalladas que hicieron del menemismo un icono de la hipocresía, el desenfreno y la estupidez. Es que la verdadera caída de Las viudas de los jueves es la del menemismo. Y la verdadera muerte está siempre del otro lado del alambrado de La Cascada, donde se extiende una villa que los vecinos del country evitan mirar, aun cuando esté sólo a unos metros de sus casas. Pero, como en una película de suspenso (y el suspenso cargado de humor es lo mejor de Piñeiro), la muerte entra al country. Y cuando la muerte está del lado de adentro, no importa quién sea el muerto (incluso puede tratarse del hijo del presidente); lo único que importa es el negocio. La transa. El dinero”.
Curiosamente, o no, también hubo y hay countries de la comunidad judía, que son el material con que el cineasta Ariel Winograd trabajó su película “Cara de queso”, basada en experiencias de su propia cosecha a mediados de los años ‘90, en el momento en que Carlos Menem empezaba a trabajar el proyecto que terminaría en su reelección, Pacto de Olivos mediante. “Durante el Holocausto a los judíos nos ponían en ghettos y nuestros padres, ya de grandes, hicieron lo mismo”, dice durante la película la voz en off de un chico de 13 años, que en rigor representa la experiencia del director. La ópera prima de Winograd describe la vida en El Ciervo, un lugar de reunión de unas cien familias judías en que un chico va descubriendo, mientras sufre enormemente la adolescencia, las miserias humanas, la corrupción, la desesperanza, la mentira, la injusticia. El de El Ciervo parece un mundo que funciona como la antítesis de la historia del Once, el barrio porteño en que los judíos convivieron y conviven con otras inmigraciones y religiones. “En el country al que yo iba -contó el director- no existían los católicos”. Tal vez, claro, se trate de dos mundos diferentes: el de los judíos pobres y el de los judíos. Pero en ese country sí existían, en cambio, otras categorías que dividían las personas, que trazaban divisiones muy claras. Un mundo escindido, según Winograd, entre “el pibe que tiene las mejores zapatillas o el padre que tiene el mejor auto, y nosotros, los b...”.
La periodista Carla Castello publicó hace dos años “Vidas perfectas”, una concienzuda investigación, basada en docenas de entrevistas, sobre qué fue con el paso del tiempo de esas personas que sucumbieron a la tentación de rehacer sus vidas para mejor encerrándose en prisiones de oro. Para muchos, la retirada de la ciudad rumbo al más allá de la General Paz, o los otros límites de la Capital Federal representaba “la pantomima de un mundo sin violencia social que respondiera exclusivamente a sus necesidades”. Castello sintetizó así algunas de sus impresiones durante un viaje en transporte público hacia uno de los countries ubicados al Norte de la Capital Federal: “Desde el colectivo 57, la diferencia social es escandalosa. La pobreza se acentúa cuando el colectivo deja la ciudad y se multiplica a medida que avanza su recorrido. La imagen recrudece. Desde las ventanillas puedo ver las primeras carretas de caballos que levantan el polvo de la ruta. Las miradas de los hombres son mas agrias, más pesarosas. Hay gallinas y chicos que no sabe dónde ir. Entre los barrios más empobrecidos se levantan los muros. Irónicamente. Rodeados de amenazantes alambrados, guardias privados y patrullas propias, los vecinos de los countries no tienen relación con sus otros vecinos. Los perdedores no los pueden alcanzar (…). Será por eso que despiertan el morbo de todos los excluidos del mundo country (…). Todos quieren saber qué hacen los ganadores. Cómo se matan. Por qué mueren. Cuales son las fantasías sexuales que más los atormentan. Si en todas esas casas de colores pastel, tan parecidas, se cuecen las maldades pertinentes”.
Si William Shakespeare viviese, un buen comienzo para un gran drama familiar basado en aspectos esenciales de la condición humana podría ser: “Algo huele a podrido en los countries”.
Por Carlos Polimeni
Fuente: Miradas al Sur
Más información. www.miradasalsur.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)