2do año POLIMODAL
Lunes, 21 de Julio de 2008 Opinión
Qué país
Por Eduardo Aliverti (Conductor de Marca de Radio, La Red sábados de 10 a 13 horas)
Lo que pasó el jueves no pasa en absolutamente ningún lugar de este mundo. Es válido empezar por ahí, porque sirve de referencia para el análisis global.
Que un vicepresidente vote en contra de su gobierno; que lo haga a seis meses de iniciado éste; que lo ejecute en una instancia crucial para la suerte de la fuerza que integra; que no sólo no haya tenido la ética de renunciar, sino que porte la amoralidad de decirle a su compañera de fórmula que aquí no ha pasado nada y que quiere seguir a su lado hasta el 2011; que el conjunto de los periodistas de la Patria Mediática, siempre horrorizados por la prostitución ideológica de “los políticos” y alucinados con Borocotó hasta ayer nomás, rescate casi sin eufemismos los huevos que tuvo Cobos... Borges y Groucho Marx hubieran quedado boquiabiertos. Haber cruzado este límite surrealista es la pauta de la monumentalidad de los errores del Gobierno y de la magnitud del enemigo. Dijo un funcionario kirchnerista: “La primera vez que tocamos intereses concretos del poder, del poder real, lo único que se nos ocurrió fue enfrentarlos con el bombo y la marcha peronista. Así que nos pasó lo que nos tenía que pasar”.
Esa primera persona del plural es un elemento muy interesante. De qué hablan algunos cuando hablan de nosotros. Y de qué hablamos muchos de nosotros cuando nos referimos a ellos. Cuando desde el oficialismo citan el nosotros, lo hacen munidos de un sentido marcadamente excluyente, que se reserva la apropiación pero sobre todo las consecuencias de toda victoria, derrota, disposición o gesto político. Esa es en verdad la soberbia preocupante. Ese desprecio acerca de que las decisiones que toman, o la forma de implementarlas, no los afecta solamente a ellos, sino al grueso de quienes ellos dicen representar con dirección progresista. Y en analogía, tras el Waterloo del jueves, se escucha a muchos progres que pasan la factura por el número de estropicios oficialistas. Todo lo que se reprocha es cierto. Que se jodan por aliarse con radicales, que tienen el invicto histórico de terminar, siempre, traicionando. Que se jodan por haber apostado a la estructura mafiosa de los barones del conurbano. Que se jodan por no haber abierto el juego por afuera del PJ. Que se jodan por la admirable ingenuidad de mandar el proyecto al Congreso. Que se jodan por apoyarse en la burocracia de la CGT y no darle personería a la CTA. Que se jodan por su estilo capanga de conducción. Que se jodan por no profundizar la afectación de otros bloques de la clase dominante y acabar sin pan y sin torta. Todo correcto. Pero resulta que a la par del kirchnerismo se jodió, precisamente, la muy tibia posibilidad de seguir avanzando en un modestísimo proceso de pequeños cambios que es, al fin y al cabo, el paso tolerable para esta sociedad. Ahora la salida es posible claramente por derecha, por lo peor de la derecha, y lo que se jodió está lejos de ser sólo el kirchnerismo. ¿Dónde ponemos el no- sotros, entonces, y dónde el ellos?
Alguna parte de esa lógica de escupir para arriba, sin reparar o sin que importe que el salivazo caiga en un radio mucho más amplio que el de origen, tal vez les quepa a algunos de los que hoy creen, de buena fe, que el jueves ganó “la democracia”, o “la moderación”, o “el consenso”. O la buena fe, justamente. Alguien, pocos, varios de quienes no soportan a este Gobierno, o de quienes frente al conflicto puntual decidieron estar enfrente, deben haber dudado del sincero corazón de Cobos cuando a las pocas horas de votar se trepó al auto para recoger la adhesión chacarera. Debe ser un hallazgo o hecho psicológico de fuste que al rato de vivir el momento más difícil de la vida uno ande feliz por las rutas argentinas, mostrándose para la foto. Tiene que haber generado algo en la gente de buena fe verlo a Llambías cantando la marcha peronista con Luis Barrionuevo (igual que verlo a Saadi votando el proyecto oficial, nadie dice lo contrario). Alguno debe haber capaz de conmoverse un poquito por haberle llamado “dictadura” al único oficialismo del mundo cuyo vicepresidente le vota en contra y lo hiere de muerte, quizás, porque terminó siendo que semejante dictadura es tan torpe que ni siquiera tenía información de lo que podría ocurrirle en el Congreso.
Cupo recordar por estos días una definición de Gramsci: Es hegemonía cuando una clase, o fracción de una clase, logra convencer al resto de las clases, o fracciones de clase, de que sus intereses particulares son los intereses generales. Eso, exactamente eso, es lo que acaba de (volver a) consumarse en la Argentina. Pero no en la madrugada del jueves. Y ni siquiera desde marzo último, cuando en la conjunción de los desatinos gubernamentales, y el aprovechamiento de ellos por parte de la fracción gauchócrata-mediática, comenzó a tejerse el entramado que Julio Cobos coronó con la teatralización de su cinismo supremo. Esto viene y se repite desde hace más de 30 años. Es la victoria de las patronales de los milicos. Son los 30 mil desaparecidos para que se haya logrado juzgar y encarcelar a los genocidas, pero no revertir la fenomenal derrota política que supone el terror de las clases medias y populares a cualquier vía de tímidos cambios alterativos del humor de los privilegiados. Cobos y los pusilánimes que priorizaron sus hectáreas, sus chacras, la tranquilidad del vermucito y la siesta cuando vuelven al pago, la defensa falsa del funcionamiento institucional para que la coreografía periodística los ampare, traicionaron acuerdos políticos de circunstancia. Fueron infieles, pero no desleales. Debajo de la superficie –o bien arriba, en realidad– respetaron a rajatabla su cuadro de valores ideológico: no apartarse jamás de los que estarán siempre, de los que tienen la plata del poder verdadero. Los demás van y vienen, llámense Kirchner o como sea. Los Llambías y los Miguens no. Ellos están siempre. Ellos y el tilingaje que quiere ser como ellos y nunca lo será. Los pobres y el medio pelo que piensan con la cabeza de los ricos son el reaseguro de esta gente.
Ganaron otra vez, aunque en esta oportunidad no corresponde felicitarlos porque la mayor y mejor parte del trabajo la hizo el Gobierno. Les resta la rearticulación de sus fuerzas políticas y entronizar al Menem Blanco, que bien podría ser el propio Cobos, ahora que es el héroe nacional de la gran familia argentina. Los rentistas agrarios, los periodistas del sentido común, la Sociedad Rural, Lilita, Monsanto, las patrullas troscas que les proveen cotillón, Duhalde, los radicales, Macri. Es eso. No hay comandos civiles, ni grupos de tareas ni ninguna de las afiebradas fantasías con las que Kirchner tiró sus últimos manotazos.
El golpe es la repetición de la derrota cultural. Ese sí. Terminan de concretarlo. Que cada quien se haga cargo de la parte que le toca.
jueves, 24 de julio de 2008
domingo, 13 de julio de 2008
2do año POL
El conflicto entre las corporaciones agropecuarias y el Gobierno
En www.pagina12.com.ar del 13/07/08
QUIENES SON LOS DUEÑOS DE LAS GRANDES EXTENSIONES EN BUENOS AIRES
Los gordos de 20.000 hectáreas
Grupos económicos y familias tradicionales como B&B, Blaquier, Bullrich y Pueyrredón, entre otros, fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios. Por qué se oponen a las retenciones.
Por David Cufré
Parece difícil imaginar que el conflicto entre un sector del campo y el Gobierno pudiera haber alcanzado semejante magnitud si sólo expresara las reivindicaciones de pequeños chacareros al borde de la ruina. Antes de su alianza con la Sociedad Rural, Federación Agraria no consiguió jamás el espacio mediático y la incidencia política que exhibe en esta oportunidad. Cuando Eduardo Buzzi era integrante del Frenapo, la iniciativa de principios de década que exigía un subsidio universal para mitigar una pobreza creciente, no aparecía a diario en la televisión. A esta altura queda claro que no está peleando por la reforma agraria, ni siquiera por la vuelta de las juntas de granos y de carnes, sino por lo mismo que un actor social que históricamente sí consiguió los más variados apoyos políticos y una amplia difusión de sus ideas, al punto de que son dueños de diarios nacionales y provinciales, además de miles y miles de hectáreas.
El investigador de Flacso Eduardo Basualdo elaboró un informe que describe a ese sector económico de elite, nombre por nombre. Son los tradicionales dueños de la tierra. Los mismos que en la década pasada extendieron aún más sus propiedades sacando provecho de un modelo económico y una política agrícola que provocó la desaparición de más de 100 mil chacareros. En aquellos años hubiera resultado imposible la alianza entre ellos y la estrella del momento, Alfredo De Angeli, ya que en aquel tiempo no había cámaras para registrar los remates de campos que se producían a diario. De Angeli ahora dice que el secretario de Agricultura de los ’90, Felipe Solá, es quien más sabe de política agropecuaria.
Basualdo realizó su investigación centrándose en quienes poseen más de 20.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires. Y llegó a la conclusión de que siguen siendo los “actores decisivos” del campo argentino, incluso por sobre los pools de siembra. Son el verdadero poder del campo, en una economía donde la renta agraria volvió a prevalecer sobre otras actividades por los precios record de las materias primas. Las retenciones móviles se meten con esa renta extraordinaria. Esa es la razón profunda del conflicto. Lo demuestra el hecho de que los pequeños y medianos productores no pudieron hacerse oír cuando se fundían, sólo lo consiguen ahora que su reclamo coincide con el de ese segmento clave del establishment.
El mismo Buzzi reconoció el 16 de marzo en un reportaje con Página/12 que lo peor que les puede pasar en este momento a los pequeños productores es entregar su campo en alquiler, a valores inéditos, para convertirse en rentistas, una realidad muy alejada de aquella de los remates, cuando perdían la propiedad de la tierra.
En ese entonces, dice Basualdo, cinco grupos económicos y 35 grupos agropecuarios lograron ampliar sus dominios en el campo. Los primeros son Bunge & Born, Loma Negra (Amalia Lacroze de Fortabat), Bemberg, Werthein y el ingenio Ledesma (familia Blaquier). En total poseen 396.765 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, lo que arroja un promedio de 79.353 hectáreas cada uno. La familia Bemberg, ex propietaria de Cervecería Quilmes, diversificó sus negocios en distintos rubros, pero se declara propietaria de 60.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, otras 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones. La característica común de esos grupos económicos es que construyeron sus imperios a partir de las ganancias surgidas de las actividades rurales.
Los grupos agropecuarios están constituidos mayormente por familias de la aristocracia, que dieron origen a la Sociedad Rural. Son 35, que reúnen un total de 1.564.091 hectáreas, a razón de 44.688 hectáreas cada una en promedio. Figuran las familias Gómez Alzaga, con 60.000 hectáreas, Anchorena, con 40.000, Balcarce, Larreta, Avellaneda, Duhau, Pereyra Iraola, Ballester, Zuberbühler, Vernet Basualdo, Pueyrredón, Bullrich, Udaondo, Ayerza, Colombo, Magliaro y Lanz, entre otras .
En total existen en la provincia de Buenos Aires 1294 propietarios con más de 2500 hectáreas. Son 799 los que tienen entre 2500 y 4999 hectáreas, 242 entre 5000 a 7499 hectáreas, 92 entre 7500 y 9999 hectáreas, 108 entre 10.000 y 19.999 hectáreas y 53 de 20.000 en adelante, incluidos los estados nacional y provincial. En conjunto, son dueños de 8,8 millones de hectáreas, algo más del 32 por ciento del total de la provincia.
Basualdo ubica como causa central del predominio dentro del campo argentino de los grandes propietarios de más de 20.000 hectáreas la posibilidad de aprovechar economías de escala. Fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios imperante. Desde mediados de los ’90, explica, “se consolidan modificaciones tecnológicas y en el proceso de trabajo que tienen un efecto desigual en los productores de distinto tamaño, porque potencia las denominadas economías de escala. Es decir, hacen más pronunciada la reducción del costo por hectárea a medida que aumenta la superficie trabajada”. El investigador de Flacso sostiene que los pools de siembra imitaron el modelo que impusieron los grandes propietarios. Fueron éstos quienes lo consolidaron y perfeccionaron: “Primero con las privatizaciones, después con las semillas transgénicas y finalmente con la difusión de la siembra directa”, detalla.
Los grandes propietarios tienen un acceso diferenciado a los servicios privatizados, como los trenes de carga, señala Basualdo. Los sucesivos lockouts de las entidades ruralistas no fueron para cuestionar este esquema, sino en su defensa, expresado en el rechazo a las retenciones móviles. Los representantes de los verdaderos pequeños campesinos, dueños de una, cinco o diez hectáreas en la zona extrapampeana, no lograron repercusión pública para explicar los efectos de la sojización sobre sus producciones. Ellos sí se ven forzados a entregar sus tierras en provincias como Santiago del Estero, Formosa, Salta o Chaco, por la llegada de la soja. De ese espacio no logró emerger ningún De Angeli.
Los 35 más grandes
Los 35 grupos agropecuarios con más de 20.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires son los siguientes: Gómez Alzaga-Balcarce-Larreta, Duhau-Escalante-Avellaneda, Pereyra Iraola-Anchorena, Beraza, Duggan, Santamarina, Santamanina-De Alzaga, Galli-Lacau-Rossi, Lafuente-Mendiondo, Lalor, Ballester-Tronconi, Paz Anchorena, Beamonte, Blaquier, Ochoa-Paz, Guerrero, Harriet, De Apellaniz, Anchorena Zuberbühler, Inchauspe, Sansot- Vernet Basualdo, Pueyrredón, Defferrar, Duhau Nelson, Bullrich, Pereda-Ocampo, Zubiaurre, Herreras Vegas, Arrechea, Harriet, Lalor-Udaondo, Fuchus Facht, Colombo-Magliaro, Ayerza-García-Zuberbühler y Lanz.
ECONOMIA › OPINION
La tierra del estanciero
Por Mario Rapoport *
La expresión “granero del mundo” quedó grabada en la mente de muchos argentinos como una época de oro de nuestra economía. Pero, como decía Jauretche, formaba parte más bien de una mitología que don Arturo describió, en su lenguaje campero, con el nombre criollo de “zoncera”. La Argentina no era a principios del siglo XX el primer exportador agropecuario del globo (en 1907 sólo se ubicaba tercero después de EE.UU. y Rusia) y sería más apropiado llamarla estancia vacuna, el negocio principal de los dueños del poder. No por casualidad uno de los juegos para niños más populares del país por décadas se apoda el “juego del estanciero”. Es fácil darse cuenta también, desde las primeras apropiaciones de tierra –vía el “eufemismo” de las genocidas “campañas del desierto”, la ley de enfiteusis y otros mecanismos puestos en práctica por los distintos gobiernos “patrios” para “repartir” con “generosidad” estos lares–, de que ese “granero del orbe” (generosa licencia poética de Rubén Darío), no pertenecía ni por asomo al conjunto de la población. El censo de 1914 mostraba, por el contrario, que la propiedad de la tierra era de muy pocos: el 5 por ciento de los propietarios disponía en 1914 del 55 por ciento de las explotaciones.
La poderosa oligarquía que gobernaba el país en función de sus intereses agro-exportadores, tenía al menos tres principales características. Primero, una cultura fuertemente rentística, pues sus principales ingresos provenían de las extraordinarias ganancias que les brindaba la renta de la tierra. Segundo, una conducta antidemocrática que permitía a “todos los hombres de mundo habitar el suelo argentino”, pero marginaba políticamente a los inmigrantes que llegaban para trabajar pero no para ser ciudadanos. Era la llamada “república restringida” de la que nos habla Botana, propiedad de “gobiernos electores” perpetuados en el poder mediante el poco elegante mecanismo del fraude electoral y la interdicción de sus opositores. Tercero, una visión del mundo que llegó a considerar, en palabras de Miguel Angel Cárcano, que “la amistad anglo-argentina” tenía su origen en “los aguerridos y bellos soldados que aparecieron una mañana (de 1806) en las playas de Quilmes” (sic) mediante el extraño recurso de una invasión a sangre y fuego. Por algo se llegó a pensar a la Argentina como una especie de “colonia informal” del Reino Unido, el principal comprador de sus productos.
Esa oligarquía adoptaba, por lo general, pautas de consumo extravagantes y no necesitaba o no le interesaba invertir en capitales de riesgo. De esa manera, para crear la infraestructura que el aparato agroexportador requería (transportes, puertos, urbanización, bienes de capital) los aportes vinieron casi en su totalidad del exterior. Como narra Ferns, describiendo la conducta de ese sector, “en los centros de placer europeos la palabra argentino se convirtió en sinónimo de riqueza y lujo”. En cambio, para el más crítico Carlos Ibarguren, “el fomento y el desarrollo desenfrenado de los negocios (?) y de la especulación engendraron una irresistible ola de agio en todos los terrenos (?). Ello trajo como consecuencia la corrupción, el despilfarro, el afán del oro, la riqueza fácil”. Valores que se transmitieron, de una u otra forma, al resto de la sociedad y, sobre todo, a los sectores medios. Un señor, Félix J. Weil, que conocía bien el ambiente de que se trataba, le daba por nombre “La tierra del estanciero” a uno de los capítulos de un libro esencial para conocer la Argentina de las vísperas del peronismo1. Weil era la “oveja negra” de una familia que poseyó a principios del siglo XX una de las más grandes firmas de exportación de granos del país. Pero cometió el pecado de haberse ido a estudiar a Alemania, hacerse marxista y fundar con su dinero –parte de la renta agraria argentina que daba para todo– la subversiva Escuela de Frankfurt. Sin embargo, la oligarquía era benévola con sus miembros y en la década del 30 colaboró con los gobiernos conservadores sin abjurar en el fondo de sus ideas. Y en su libro Weil trata un tema que todavía nos interesa. Esa oligarquía se oponía no sólo a explotar plenamente sus tierras, lo que muchos en la época denunciaban como “latifundio”, sino también, y sobre todo, a pagar sus impuestos.
Yrigoyen no pudo imponer en sus gobiernos un impuesto sobre los réditos (tuvo tres intentos fallidos en 1919, 1922 y 1924), que el Senado, con mayoría conservadora, le negaba, y hubo que esperar hasta 1932, después del estallido de la crisis de los años ’30, para su aprobación legislativa. Debe resaltarse que en esta etapa, ante la abrupta caída del comercio internacional, era la propia subsistencia del Estado nacional la que dependía de la modificación de la estructura tributaria. Además, pesaba el riesgo de la moratoria en el pago de la deuda externa. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo. “Cuando los bienes han sido acumulados (?) la gente pobre puede beneficiarse en el máximo grado de los esfuerzos de los más afortunados y los más eficientes” era el argumento utilizado por diversas instituciones empresarias, entre ellas las rurales, para oponerse al nuevo impuesto a los réditos, tesis parecida a la del llamado “efecto derrame”, prevaleciente como dogma cincuenta años más tarde.
Weil denuncia en los años ’40 una de las formas más frecuentes para evadir esos y otros impuestos: la creación de sociedades anónimas. Además de constituir una manera sencilla para evitar pagar el impuesto a la herencia, que muchos años más tarde anularía el inefable Joe Martínez de Hoz, también servía para otros fines. Así, en lugar de tener acciones en una sociedad que era propietaria de cinco estancias, un individuo tenía acciones en cinco sociedades, cada una de la cuales poseía una estancia que no sobrepasaba el área mínima imponible de tierras estipuladas por la ley para cierto tipo de impuestos. De esa forma, a diez años de vigencia del impuesto a los réditos, Carlos Alberto Acevedo –ministro de Hacienda en los gobiernos conservadores de la Concordancia– proponía otra reforma impositiva. A fin de evitar la inflación, esa reforma no podía ser sustituida “por gravámenes indirectos que incidirían sobre los consumidores, ya bastante recargados con el aumento del costo de la vida”. Por lo cual, “los impuestos a las grandes ganancias, a las grandes rentas, y a las grandes fortunas son el remedio económico que el país necesita en estos momentos”. Pero, por supuesto, tuvo poco eco y su iniciativa no fue aprobada.
El aumento a las retenciones de los productos agrícolas de exportación vuelve a colocar en el tapete la cuestión de las reformas económicas faltantes que el Gobierno debería realizar, entre las cuales una de las más importantes es, sin duda, la del sistema tributario. En el curso de la historia argentina la concentración de la propiedad rural no sólo significó un obstáculo a la materialización de potenciales encadenamientos productivos hacia la industria, sino que frenó, a través del poder político de la elite propietaria, todo intento de gravar las ganancias extraordinarias de ese sector, ni con un impuesto a la renta de la tierra ni a través de un arancel sustancial a las exportaciones. En su memoria de 1964, la Sociedad Rural Argentina califica como injusto e inconveniente que el campo sea gravado porque constituye la “fuente básica de la riqueza, sobre la que se estructura la vida económica de la nación”.
En el “juego del estanciero” existen casilleros que indican al jugador el pago de una determinada cantidad de dinero por deudas o impuestos. Para la SRA sería cuestión de suprimir en la maldita realidad esta pésima jugada.
* Economista e historiador. Investigador Superior del Conicet.1 El libro se titula Argentine Riddle (El enigma argentino), publicado en EE.UU. en 1944.
El conflicto entre las corporaciones agropecuarias y el Gobierno
En www.pagina12.com.ar del 13/07/08
QUIENES SON LOS DUEÑOS DE LAS GRANDES EXTENSIONES EN BUENOS AIRES
Los gordos de 20.000 hectáreas
Grupos económicos y familias tradicionales como B&B, Blaquier, Bullrich y Pueyrredón, entre otros, fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios. Por qué se oponen a las retenciones.
Por David Cufré
Parece difícil imaginar que el conflicto entre un sector del campo y el Gobierno pudiera haber alcanzado semejante magnitud si sólo expresara las reivindicaciones de pequeños chacareros al borde de la ruina. Antes de su alianza con la Sociedad Rural, Federación Agraria no consiguió jamás el espacio mediático y la incidencia política que exhibe en esta oportunidad. Cuando Eduardo Buzzi era integrante del Frenapo, la iniciativa de principios de década que exigía un subsidio universal para mitigar una pobreza creciente, no aparecía a diario en la televisión. A esta altura queda claro que no está peleando por la reforma agraria, ni siquiera por la vuelta de las juntas de granos y de carnes, sino por lo mismo que un actor social que históricamente sí consiguió los más variados apoyos políticos y una amplia difusión de sus ideas, al punto de que son dueños de diarios nacionales y provinciales, además de miles y miles de hectáreas.
El investigador de Flacso Eduardo Basualdo elaboró un informe que describe a ese sector económico de elite, nombre por nombre. Son los tradicionales dueños de la tierra. Los mismos que en la década pasada extendieron aún más sus propiedades sacando provecho de un modelo económico y una política agrícola que provocó la desaparición de más de 100 mil chacareros. En aquellos años hubiera resultado imposible la alianza entre ellos y la estrella del momento, Alfredo De Angeli, ya que en aquel tiempo no había cámaras para registrar los remates de campos que se producían a diario. De Angeli ahora dice que el secretario de Agricultura de los ’90, Felipe Solá, es quien más sabe de política agropecuaria.
Basualdo realizó su investigación centrándose en quienes poseen más de 20.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires. Y llegó a la conclusión de que siguen siendo los “actores decisivos” del campo argentino, incluso por sobre los pools de siembra. Son el verdadero poder del campo, en una economía donde la renta agraria volvió a prevalecer sobre otras actividades por los precios record de las materias primas. Las retenciones móviles se meten con esa renta extraordinaria. Esa es la razón profunda del conflicto. Lo demuestra el hecho de que los pequeños y medianos productores no pudieron hacerse oír cuando se fundían, sólo lo consiguen ahora que su reclamo coincide con el de ese segmento clave del establishment.
El mismo Buzzi reconoció el 16 de marzo en un reportaje con Página/12 que lo peor que les puede pasar en este momento a los pequeños productores es entregar su campo en alquiler, a valores inéditos, para convertirse en rentistas, una realidad muy alejada de aquella de los remates, cuando perdían la propiedad de la tierra.
En ese entonces, dice Basualdo, cinco grupos económicos y 35 grupos agropecuarios lograron ampliar sus dominios en el campo. Los primeros son Bunge & Born, Loma Negra (Amalia Lacroze de Fortabat), Bemberg, Werthein y el ingenio Ledesma (familia Blaquier). En total poseen 396.765 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, lo que arroja un promedio de 79.353 hectáreas cada uno. La familia Bemberg, ex propietaria de Cervecería Quilmes, diversificó sus negocios en distintos rubros, pero se declara propietaria de 60.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, otras 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones. La característica común de esos grupos económicos es que construyeron sus imperios a partir de las ganancias surgidas de las actividades rurales.
Los grupos agropecuarios están constituidos mayormente por familias de la aristocracia, que dieron origen a la Sociedad Rural. Son 35, que reúnen un total de 1.564.091 hectáreas, a razón de 44.688 hectáreas cada una en promedio. Figuran las familias Gómez Alzaga, con 60.000 hectáreas, Anchorena, con 40.000, Balcarce, Larreta, Avellaneda, Duhau, Pereyra Iraola, Ballester, Zuberbühler, Vernet Basualdo, Pueyrredón, Bullrich, Udaondo, Ayerza, Colombo, Magliaro y Lanz, entre otras .
En total existen en la provincia de Buenos Aires 1294 propietarios con más de 2500 hectáreas. Son 799 los que tienen entre 2500 y 4999 hectáreas, 242 entre 5000 a 7499 hectáreas, 92 entre 7500 y 9999 hectáreas, 108 entre 10.000 y 19.999 hectáreas y 53 de 20.000 en adelante, incluidos los estados nacional y provincial. En conjunto, son dueños de 8,8 millones de hectáreas, algo más del 32 por ciento del total de la provincia.
Basualdo ubica como causa central del predominio dentro del campo argentino de los grandes propietarios de más de 20.000 hectáreas la posibilidad de aprovechar economías de escala. Fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios imperante. Desde mediados de los ’90, explica, “se consolidan modificaciones tecnológicas y en el proceso de trabajo que tienen un efecto desigual en los productores de distinto tamaño, porque potencia las denominadas economías de escala. Es decir, hacen más pronunciada la reducción del costo por hectárea a medida que aumenta la superficie trabajada”. El investigador de Flacso sostiene que los pools de siembra imitaron el modelo que impusieron los grandes propietarios. Fueron éstos quienes lo consolidaron y perfeccionaron: “Primero con las privatizaciones, después con las semillas transgénicas y finalmente con la difusión de la siembra directa”, detalla.
Los grandes propietarios tienen un acceso diferenciado a los servicios privatizados, como los trenes de carga, señala Basualdo. Los sucesivos lockouts de las entidades ruralistas no fueron para cuestionar este esquema, sino en su defensa, expresado en el rechazo a las retenciones móviles. Los representantes de los verdaderos pequeños campesinos, dueños de una, cinco o diez hectáreas en la zona extrapampeana, no lograron repercusión pública para explicar los efectos de la sojización sobre sus producciones. Ellos sí se ven forzados a entregar sus tierras en provincias como Santiago del Estero, Formosa, Salta o Chaco, por la llegada de la soja. De ese espacio no logró emerger ningún De Angeli.
Los 35 más grandes
Los 35 grupos agropecuarios con más de 20.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires son los siguientes: Gómez Alzaga-Balcarce-Larreta, Duhau-Escalante-Avellaneda, Pereyra Iraola-Anchorena, Beraza, Duggan, Santamarina, Santamanina-De Alzaga, Galli-Lacau-Rossi, Lafuente-Mendiondo, Lalor, Ballester-Tronconi, Paz Anchorena, Beamonte, Blaquier, Ochoa-Paz, Guerrero, Harriet, De Apellaniz, Anchorena Zuberbühler, Inchauspe, Sansot- Vernet Basualdo, Pueyrredón, Defferrar, Duhau Nelson, Bullrich, Pereda-Ocampo, Zubiaurre, Herreras Vegas, Arrechea, Harriet, Lalor-Udaondo, Fuchus Facht, Colombo-Magliaro, Ayerza-García-Zuberbühler y Lanz.
ECONOMIA › OPINION
La tierra del estanciero
Por Mario Rapoport *
La expresión “granero del mundo” quedó grabada en la mente de muchos argentinos como una época de oro de nuestra economía. Pero, como decía Jauretche, formaba parte más bien de una mitología que don Arturo describió, en su lenguaje campero, con el nombre criollo de “zoncera”. La Argentina no era a principios del siglo XX el primer exportador agropecuario del globo (en 1907 sólo se ubicaba tercero después de EE.UU. y Rusia) y sería más apropiado llamarla estancia vacuna, el negocio principal de los dueños del poder. No por casualidad uno de los juegos para niños más populares del país por décadas se apoda el “juego del estanciero”. Es fácil darse cuenta también, desde las primeras apropiaciones de tierra –vía el “eufemismo” de las genocidas “campañas del desierto”, la ley de enfiteusis y otros mecanismos puestos en práctica por los distintos gobiernos “patrios” para “repartir” con “generosidad” estos lares–, de que ese “granero del orbe” (generosa licencia poética de Rubén Darío), no pertenecía ni por asomo al conjunto de la población. El censo de 1914 mostraba, por el contrario, que la propiedad de la tierra era de muy pocos: el 5 por ciento de los propietarios disponía en 1914 del 55 por ciento de las explotaciones.
La poderosa oligarquía que gobernaba el país en función de sus intereses agro-exportadores, tenía al menos tres principales características. Primero, una cultura fuertemente rentística, pues sus principales ingresos provenían de las extraordinarias ganancias que les brindaba la renta de la tierra. Segundo, una conducta antidemocrática que permitía a “todos los hombres de mundo habitar el suelo argentino”, pero marginaba políticamente a los inmigrantes que llegaban para trabajar pero no para ser ciudadanos. Era la llamada “república restringida” de la que nos habla Botana, propiedad de “gobiernos electores” perpetuados en el poder mediante el poco elegante mecanismo del fraude electoral y la interdicción de sus opositores. Tercero, una visión del mundo que llegó a considerar, en palabras de Miguel Angel Cárcano, que “la amistad anglo-argentina” tenía su origen en “los aguerridos y bellos soldados que aparecieron una mañana (de 1806) en las playas de Quilmes” (sic) mediante el extraño recurso de una invasión a sangre y fuego. Por algo se llegó a pensar a la Argentina como una especie de “colonia informal” del Reino Unido, el principal comprador de sus productos.
Esa oligarquía adoptaba, por lo general, pautas de consumo extravagantes y no necesitaba o no le interesaba invertir en capitales de riesgo. De esa manera, para crear la infraestructura que el aparato agroexportador requería (transportes, puertos, urbanización, bienes de capital) los aportes vinieron casi en su totalidad del exterior. Como narra Ferns, describiendo la conducta de ese sector, “en los centros de placer europeos la palabra argentino se convirtió en sinónimo de riqueza y lujo”. En cambio, para el más crítico Carlos Ibarguren, “el fomento y el desarrollo desenfrenado de los negocios (?) y de la especulación engendraron una irresistible ola de agio en todos los terrenos (?). Ello trajo como consecuencia la corrupción, el despilfarro, el afán del oro, la riqueza fácil”. Valores que se transmitieron, de una u otra forma, al resto de la sociedad y, sobre todo, a los sectores medios. Un señor, Félix J. Weil, que conocía bien el ambiente de que se trataba, le daba por nombre “La tierra del estanciero” a uno de los capítulos de un libro esencial para conocer la Argentina de las vísperas del peronismo1. Weil era la “oveja negra” de una familia que poseyó a principios del siglo XX una de las más grandes firmas de exportación de granos del país. Pero cometió el pecado de haberse ido a estudiar a Alemania, hacerse marxista y fundar con su dinero –parte de la renta agraria argentina que daba para todo– la subversiva Escuela de Frankfurt. Sin embargo, la oligarquía era benévola con sus miembros y en la década del 30 colaboró con los gobiernos conservadores sin abjurar en el fondo de sus ideas. Y en su libro Weil trata un tema que todavía nos interesa. Esa oligarquía se oponía no sólo a explotar plenamente sus tierras, lo que muchos en la época denunciaban como “latifundio”, sino también, y sobre todo, a pagar sus impuestos.
Yrigoyen no pudo imponer en sus gobiernos un impuesto sobre los réditos (tuvo tres intentos fallidos en 1919, 1922 y 1924), que el Senado, con mayoría conservadora, le negaba, y hubo que esperar hasta 1932, después del estallido de la crisis de los años ’30, para su aprobación legislativa. Debe resaltarse que en esta etapa, ante la abrupta caída del comercio internacional, era la propia subsistencia del Estado nacional la que dependía de la modificación de la estructura tributaria. Además, pesaba el riesgo de la moratoria en el pago de la deuda externa. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo. “Cuando los bienes han sido acumulados (?) la gente pobre puede beneficiarse en el máximo grado de los esfuerzos de los más afortunados y los más eficientes” era el argumento utilizado por diversas instituciones empresarias, entre ellas las rurales, para oponerse al nuevo impuesto a los réditos, tesis parecida a la del llamado “efecto derrame”, prevaleciente como dogma cincuenta años más tarde.
Weil denuncia en los años ’40 una de las formas más frecuentes para evadir esos y otros impuestos: la creación de sociedades anónimas. Además de constituir una manera sencilla para evitar pagar el impuesto a la herencia, que muchos años más tarde anularía el inefable Joe Martínez de Hoz, también servía para otros fines. Así, en lugar de tener acciones en una sociedad que era propietaria de cinco estancias, un individuo tenía acciones en cinco sociedades, cada una de la cuales poseía una estancia que no sobrepasaba el área mínima imponible de tierras estipuladas por la ley para cierto tipo de impuestos. De esa forma, a diez años de vigencia del impuesto a los réditos, Carlos Alberto Acevedo –ministro de Hacienda en los gobiernos conservadores de la Concordancia– proponía otra reforma impositiva. A fin de evitar la inflación, esa reforma no podía ser sustituida “por gravámenes indirectos que incidirían sobre los consumidores, ya bastante recargados con el aumento del costo de la vida”. Por lo cual, “los impuestos a las grandes ganancias, a las grandes rentas, y a las grandes fortunas son el remedio económico que el país necesita en estos momentos”. Pero, por supuesto, tuvo poco eco y su iniciativa no fue aprobada.
El aumento a las retenciones de los productos agrícolas de exportación vuelve a colocar en el tapete la cuestión de las reformas económicas faltantes que el Gobierno debería realizar, entre las cuales una de las más importantes es, sin duda, la del sistema tributario. En el curso de la historia argentina la concentración de la propiedad rural no sólo significó un obstáculo a la materialización de potenciales encadenamientos productivos hacia la industria, sino que frenó, a través del poder político de la elite propietaria, todo intento de gravar las ganancias extraordinarias de ese sector, ni con un impuesto a la renta de la tierra ni a través de un arancel sustancial a las exportaciones. En su memoria de 1964, la Sociedad Rural Argentina califica como injusto e inconveniente que el campo sea gravado porque constituye la “fuente básica de la riqueza, sobre la que se estructura la vida económica de la nación”.
En el “juego del estanciero” existen casilleros que indican al jugador el pago de una determinada cantidad de dinero por deudas o impuestos. Para la SRA sería cuestión de suprimir en la maldita realidad esta pésima jugada.
* Economista e historiador. Investigador Superior del Conicet.1 El libro se titula Argentine Riddle (El enigma argentino), publicado en EE.UU. en 1944.
jueves, 3 de julio de 2008
2do POLIMODAL NATURALES
En ww.lavaca.org
Las minas de la polémica
Breve recorrido por los 17 emprendimientos más controvertidos de Argentina.
El anillo de oro que posee cualquier hijo de vecino, sobre todo los casados, pesa entre dos y tres gramos. Para obtener es pequeño (o gran) lujo se dinamitó y trituró media tonelada de roca y se utilizaron millones de litros de agua que permanecerán, por siempre, contaminadas. "El oro es un lujo inútil. Y sin agua no hay vida", es la ecuación que realizan las decenas de pueblos afectados por la minería de metales a gran escala. La advertencia no es casual: Argentina es la niña mimada de la industria minera mundial. Empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón impulsan una veintena de emprendimientos, en diferentes grados de desarrollo, a lo largo de los cinco mil kilómetros de cordillera. Montañas y ríos, desde Jujuy hasta Santa Cruz pasando por la hiperminera San Juan, corren peligro por la ambición de metales preciosos, donde -claro está- la alianza matrimonial es sólo una anécdota. "El oro no es un elemento vital para la vida. Sólo sirve para incrementar las ganancias y la especulación de los países más ricos del mundo", explican las decenas de pueblos que luchan contra los megaemprendimientos mineros.
Solo una mina de oro, Minera la Alumbrera (ubicada en Andalgalá, Catamarca), exporta por año 23 mil toneladas de concentrados de oro. Los nuevos yacimientos son hasta tres veces más grandes, consumen mucha más agua y dinamitan muchas más montañas. Utilizan el sistema de extracción llamado "a cielo abierto": ya no más la minería de galerías, con picos y mineros. Sí grandes explosiones de rocas, millones de litros de agua y sopas ácidas (muchas veces con una sustancia contaminante como el cianuro) producen un cóctel acusado de contaminar aire, suelo y agua.
Todos los sectores sociales remarcan que la minería a gran escala atenta contra otras formas de desarrollo (agricultura, cría de animales, turismo), ya sea por la contaminación que produce o por el agua que utiliza y deja sin recursos a las otras cadenas productivas.
"La minería es una actividad meramente extractiva con múltiples consecuencias, tanto a escala económica como ecológica, social y cultural. Es un hecho comprobado que las regiones mineras del mundo son publicitadas inicialmente como regiones ricas y llenas de oportunidades, pero terminan siendo las más pobres", afirma un comunicado de Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Río Negro.
Las grandes empresas de minería internacional, que escapan de sus países por rígidos controles ambientales e impositivos, señalaron a Latinoamérica como del destino de la década.
Aquí, un breve recorrido por los emprendimientos metalíferos, proyectados o en ejecución, más polémicos de Argentina:
CATAMARCA
Minera la Alumbrera
Es el caso testigo de la minería metalífera a gran escala. Funciona desde hace doce años en Andalgalá, Catamarca. Se encuentra entre los diez grandes emprendimientos de cobre del mundo y entre los 15 de oro (exporta 190 mil toneladas anuales de concentrados de cobre y 23 mil toneladas de oro). Es la mina más grande de Argentina y está gerenciada por un consorcio de empresas: la suiza Xstrata y las canadienses Goldcorp y Northern Orion. Es una obra faraónica que remueve, por día, 340 toneladas de roca y utiliza, por minuto, 66 mil litros de agua. Factura por año 680 millones de dólares y nada de lo que prometió (y suelen prometer las empresas mineras) se cumplió: no hubo desarrollo local, no hubo más trabajo, y sí hubo casos de contaminación, tanto del suelo, del aire y el agua.
Agua rica
La canadiense Northern Orion comenzará en breve las obras de infraestructura de otro yacimiento, tres veces más grande que Alumbrera, a sólo 17 kilómetros del centro de Andalgalá, en la cima de las montañas ubicadas frente a la ciudad. Planea extraer oro, plata, cobre y molibdeno. "El desarrollo de Agua Rica es técnicamente factible, y podría ser desarrollado como un yacimiento de bajo costo y de larga vida útil", reconoce la carta de presentación de la misma empresa. Planea procesar, por día, 70.000 toneladas de roca, con una vida de 30 años. Los vecinos autoconvocados remarcan que de esa montaña nacen los tres ríos --el Blanco, Candado y el Minas--, que alimentan de agua a toda la región: casi un cuarto de la provincia. Todos reconocen que ese será el último golpe al pueblo. "Ninguna comunidad puede sobrevivir sin agua", dicen una y otra vez. Está en su etapa de construcción y comenzará la extracción en 2008.
Salar del Hombre Muerto
Es uno de los yacimientos más grandes de litio (metal alcalino utilizado para aleaciones, cristal y cerámicas). Se encuentra en plena puna catamarqueña, en el departamento Antofagasta de La Sierra. Pertenece a la empresa norteamericana FMC Lithium Corp y es un emprendimiento estratégico en lo político y económico: a raíz del Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno (que contempla la "cooperación mutua para la disminución de costos operativos y el aprovechamiento de infraestructura"), cuenta con la facilidad de una salida directa al Océano Pacífico (ahorrándose de este modo el traslado a puertos del Atlántico). Tiene capacidad para producir 25 millones de libras de carbonato de litio y 12 millones de cloruro de litio. Tiene una vida útil de 70 años. Pobladores campesinos acusan al yacimiento de contaminar los arroyos de donde obtienen agua para consumo humano, animal y riego.
SAN JUAN
Veladero
Está ubicado a 320 kilómetros al noroeste de la capital sanjuanina y a unos 4.850 metros de altura. Comenzó a gestarse en 1994 y sólo una año después ya comenzó la etapa de exploración. Pero los procesos fueron lentos: recién luego de la devaluación la empresa canadiense Barrick Gold (una de las más importantes del mundo) presentó un informe de impacto ambiental. Una vez aprobado, comenzó la construcción de las instalaciones. En octubre de 2005, Veladero inició la extracción de oro y plata. Utiliza el sistema de explotación a cielo abierto con utilización de cianuro, tiene una vida útil de 17 años y planea extraer trece millones de onzas de oro. El ex ultra menemista, ex duhaldista y ahora kirchnerista gobernador de San Juan, José Luis Gioja, es uno de sus máximos defensores. Además, una empresa de su familia (productora de cal) es una de las principales proveedoras del yacimiento.
Pascua Lama
Es el primer proyecto binacional entre Chile y Argentina. Será el yacimiento más grande de ambos países y estará entre los primeros cinco del mundo. Pertenece a la canadiense Barrick Gold y extraerá oro y plata. Aseguran que no utilizará cianuro, pero el método igualmente será a cielo abierto, con un sistema de flotación en sopas ácidas. Ya cuenta con la aprobación de ambos países y las obras de infraestructura demandarán poco menos de dos años. A mediados de 2009 planean que ya esté exportando oro y plata. Es, sin duda, el proyecto más polémico. "Será un desastre, peor que cinco plantas de celulosa juntas", graficaron los ambientalistas de San Juan.
Pachón
El yacimiento fue descubierto en 1962 y los gobernadores de turno siempre prometieron su explotación. Pero nunca pasó la etapa de exploración. Devaluación mediante, "el gigante dormido" (como lo llama el sector minero sanjuanino) comenzó a ser molestado para que despierte. Si Pachón comienza a producir, como estiman desde la empresa canadiense Falconbridge, puede convertirse en el principal proveedor de cobre del país y su producción moverá la aguja a nivel mundial: el metal sacado en San Juan puede significar hasta el tres por ciento de la producción de todo el planeta. Falconbridge planea comenzar la construcción en 2007 (y terminarla en 2009) y tendrá una vida útil de veinte años. Será tres veces más grande que Veladero y está ubicada en Calingasta, a sólo tres kilómetros e la frontera con Chile.
El sistema de extracción también será a cielo abierto, con una planta de flotación de capacidad de 100.000 toneladas de mineral por día. Además de cobre, posee molibdeno, oro y plata.
CHUBUT
Navidad
Se trata de uno de los yacimientos de plata y plomo más grandes del mundo, llamado "Navidad" porque los primeros resultados de laboratorio (de las muestras de rocas extraídas a profundidad) estuvieron listos un 25 de diciembre. El estudio determinó que estaban frente a un gran regalo: existen minerales por 3.500 millones de dólares. Esa riqueza se la disputaron dos empresas canadienses: IMA Explorations y Aquiline Resources. Lo paradójico, y nefasto, fue que el conflicto sobre recursos patagónicos no se resolvió en la justicia argentina, sino en los tribunales canadienses, que otorgaron la explotación a Aquiline. Está ubicado en la localidad de Gastre, en Chubut, zona de pequeña ganadería y la cría de guanacos. Cerca de allí funcionó Mina Angela, la mayor experiencia de minería metalífera en la provincia y una de las más importantes del país. Sólo quedó de ella un enorme depósito de residuos tóxicos que envenena con cadmio el agua y los animales de la zona.
Luego de las manifestaciones de Esquel, que rechazaban la instalación de una mina, el gobierno de Chubut suspendió por tres años cualquier actividad minera metalífera (incluyendo exploración) en el noroeste de la provincia. Nadie entiende por qué sólo se prohibió en el noroeste, y no en todo Chubut. La meseta (donde está "Navidad"), la zona más pobre de la provincia, quedó así librada a la decisión de las empresas.
El Desquite
La lucha del pueblo de Esquel marcó un quiebre en la relación de las comunidades y las explotaciones mineras de metales a gran escala. La Asamblea de Vecinos Autoconvocados marchó, informó a la comunidad y hasta organizó una consulta popular (en 2003) para que el pueblo decida sí o no a la mina. El 81 por ciento votó por el rechazo. Se trata de un proyecto de oro y plata a cielo abierto, con uso de cianuro, a sólo diez kilómetros del centro urbano. El hecho tuvo gran repercusión mediática y sirvió como puntapié para la organización de otras comunidades del país. A pesar del tiempo y la sostenida resistencia, la empresa, Meridian Gold (de Estados Unidos) mantiene el proyecto en cartera, tratando de seducir (con campañas de marketing y de asistencialismo) a los pobladores. Esquel fue el primer lugar de América donde la acción de la población logró que un proyecto de explotación minera suspenda sus actividades.
RIO NEGRO
Calcatreu
La compañía canadiense Aquiline trabaja desde hace tres años en la puesta en funcionamiento de una mina de oro y plata a cielo abierto, con cianuro, en la localidad de Ingeniero Jacobacci. Uno de los grandes opositores es el Parlamento Mapuche de Río Negro, que hasta realizó presentaciones judiciales para que la empresa no continúe con el proyecto. Y también se organizaron Vecinos Autoconvocados, que rechazan cualquier emprendimiento minero a gran escala. El proyecto se encuentra en la etapa de exploración, pero la compañía admitió que está en "exploración avanzada". La referencia directa para los habitantes de Jacobacci es Mina Angela, un yacimiento ubicado en Chubut, pero con desembocadura de aguas hacia Jacobacci, zona donde se confirmó la contaminación con cadmio, un metal pesado. El gobierno provincial rechazó el informe de impacto ambiental (imprescindible para iniciar la etapa de construcción) de la empresa. Y sancionó, motivada por la movilización de las organizaciones sociales, la Ley 3981, que paralizó momentáneamente la explotación del proyecto. Sin embargo, Aquiline Resources advirtió que no se retirará del lugar. El actual senador y aspirante a la gobernación de la provincia, Miguel Pichetto, anunció públicamente que, de ganar las próximas elecciones, una de sus primeras medidas será levantar la prohibición al uso de cianuro.
NEUQUEN
Andacollo
En Andacollo, en el noroeste neuquino, opera la empresa minera chileno-canadiense Andacollo Gold, que en 2001 obtuvo un crédito del actual gobierno provincial para reiniciar la actividad minera en la zona. Es una zona de cría de cabras y con tradición minera artesanal, tanto compañías inglesas como buscadores independientes, que extrajeron oro a lo largo de todo el siglo pasado. Los lugareños relatan que la explotación de los ingleses produjo la desaparición del bosque de lengas, cuya madera se utilizó para apuntalar los socavones. Extrae oro y cobre por el método de flotación. Los pobladores acusan a la empresa de contaminar el arroyo Huaraco (afluente del río Neuquen), 500 metros debajo de la planta de procesamiento de la minera.
JUJUY
Pirquitas
En el departamento de Rinconada, a 346 kilómetros al noroeste de San Salvador de Jujuy y 4.200 metros de altura, se encuentra la Mina Pirquitas. Fue, desde 1936 y 1989, una explotación subterránea de donde se extrajeron 20.000 toneladas de estaño y 25 millones de onzas de plata. Desde 1995, diferentes empresas evalúan la posibilidad de explotar el yacimiento con otro método: cielo abierto, con la explosión y trituración de 6.600 toneladas de roca por día. Con el cual podría extraer, además de estaño y plata, zinc. La empresa canadiense Silver Standar Resources es propietaria del proyecto.
Minera Aguilar
Es un yacimiento de plomo, plata y zinc en etapa de exploración. Pertenece a la empresa Suiza Glencore, está ubicada en el departamento de Humahuaca, y se trata de dos minas: Aguilar y La Esperanza. La compañía tiene experiencia en este tipo de yacimiento: es propietaria de empresas mineras en Bolivia. La Red Puna, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena, es una de las organizaciones que se moviliza contra este tipo de explotación. Asegura que la explotación contaminará las aguas y tierras donde viven y trabajan desde hace décadas campesinos e indígenas.
MENDOZA
San Jorge
Proyecto de cobre y, en menor proporción, de oro ubicado en el valle de Uspallata, a 90 kilómetros al noroeste de la capital mendocina y 2.500 metros de altura. Pertenece a la empresa japonesa Nippon Mining &Metals. Sus reservas minerales se estiman en 146 millones de toneladas de concentrados, con 0.5 por ciento de cobre y 0,2 gramos por toneladas de oro. Se encuentra en etapa de exploración avanzada y la forma de explotación sería a cielo abierto. Aún no se determinó si se usará cianuro. Las comunidades mendocinas advierten que la industria minera atentará con su forma de subsistencia tradicional: la agricultura.
SANTA CRUZ
Cerro Vanguardia
Es un yacimiento de oro y plata, cuya concesión minera comprende 514 Kilómetros cuadrados. Es, en cuanto a su proyección, la principal mina de metales preciosos del país: comenzó a construirse en 1997, la extracción se inició un año después y su vida útil llegará hasta el 2027. La explotación consiste en extracción a cielo abierto, que utiliza cianuro. Existe muy poca información sobre su forma de trabajo y su implicancia en el medio ambiente. Ello se debe a dos motivos: está ubicada en pleno desierto patagónico, la localidad más cercana (Puerto San Julián) está ubicada a 150 kilómetros del yacimiento.
La otra razón para la desinformación: es un proyecto impulsado por el ex gobernador y actual presidente, Néstor Kirchner. No existen datos sobre su facturación. Sólo que es propiedad de Anglo Gold Ashanti (de un consorcio británico y sudafricano), con participación de la provincia.
Manantial Espejo
En el sector denominado Manantial Espejo, cerca de la frontera con Chile, a unos 160 kilómetros al oeste de San Julián, desde 1980 se estudia la posibilidad de extraer oro y plata. Los estudios determinan que las reservas serían de unas 4.000 toneladas de concentrados. Y se podrá obtener 264 gramos de plata por tonelada y 4,5 gramos de oro. La empresa Minera Triton, a cargo del yacimiento, es propiedad de las canadienses PanAmerican Silver (casi la totalidad de las acciones) y Silver Standard Resources, con yacimientos en Perú, Bolivia y México. El estudio de factibilidad se completó en 2005 y planea ingresar en etapa de instalación en el corto plazo y extracción a fines de 2008. El método a utilizar: cielo abierto con uso de cianuro.
San José-Huevos Verdes
Proyecto de la sociedad anónima Minera Santa Cruz, conformada por la Minera Andes (canadiense) y Mauricio Hochschild (de capitales peruanos y estadounidenses). El proyecto, de oro y plata, se encuentra ubicado en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, a 100 kilómetros de la localidad más cercana, la población de Perito Moreno. El secretario de minería nacional, Jorge Mayoral, es uno de los principales impulsores del proyecto, que comenzaría la etapa extractiva en 2008.
LA RIOJA
Famatina
La multinacional minera canadiense Barrick Gold Corporation pretende explotar a cielo abierto una mina de oro y plata en el cerro Famatina. La movilización social en los pueblos riojano (Famatina, Pituil, Chañarmuyo, Chilecito, Chamical, Punta de los Llanos, Los Sauces y Chepes, entre otros) resiste al proyecto con campañas de difusión, marchas y cortes de ruta. Lograron que el interino gobernador riojano impulse una ley de prohibición de minería a cielo abierto con uso de cianuro, pero saben que la compañía no dejará el proyecto y que, cualquiera sea el próximo gobernador, podrá habilitar nuevamente la actividad minera.
Estas notas pueden ser reproducidas libremente, total o parcialmente (siempre que sea con fines no comerciales), aunque agradeceríamos que citaran la fuente.
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Las minas de la polémica
Breve recorrido por los 17 emprendimientos más controvertidos de Argentina.
El anillo de oro que posee cualquier hijo de vecino, sobre todo los casados, pesa entre dos y tres gramos. Para obtener es pequeño (o gran) lujo se dinamitó y trituró media tonelada de roca y se utilizaron millones de litros de agua que permanecerán, por siempre, contaminadas. "El oro es un lujo inútil. Y sin agua no hay vida", es la ecuación que realizan las decenas de pueblos afectados por la minería de metales a gran escala. La advertencia no es casual: Argentina es la niña mimada de la industria minera mundial. Empresas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Sudáfrica y Japón impulsan una veintena de emprendimientos, en diferentes grados de desarrollo, a lo largo de los cinco mil kilómetros de cordillera. Montañas y ríos, desde Jujuy hasta Santa Cruz pasando por la hiperminera San Juan, corren peligro por la ambición de metales preciosos, donde -claro está- la alianza matrimonial es sólo una anécdota. "El oro no es un elemento vital para la vida. Sólo sirve para incrementar las ganancias y la especulación de los países más ricos del mundo", explican las decenas de pueblos que luchan contra los megaemprendimientos mineros.
Solo una mina de oro, Minera la Alumbrera (ubicada en Andalgalá, Catamarca), exporta por año 23 mil toneladas de concentrados de oro. Los nuevos yacimientos son hasta tres veces más grandes, consumen mucha más agua y dinamitan muchas más montañas. Utilizan el sistema de extracción llamado "a cielo abierto": ya no más la minería de galerías, con picos y mineros. Sí grandes explosiones de rocas, millones de litros de agua y sopas ácidas (muchas veces con una sustancia contaminante como el cianuro) producen un cóctel acusado de contaminar aire, suelo y agua.
Todos los sectores sociales remarcan que la minería a gran escala atenta contra otras formas de desarrollo (agricultura, cría de animales, turismo), ya sea por la contaminación que produce o por el agua que utiliza y deja sin recursos a las otras cadenas productivas.
"La minería es una actividad meramente extractiva con múltiples consecuencias, tanto a escala económica como ecológica, social y cultural. Es un hecho comprobado que las regiones mineras del mundo son publicitadas inicialmente como regiones ricas y llenas de oportunidades, pero terminan siendo las más pobres", afirma un comunicado de Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Río Negro.
Las grandes empresas de minería internacional, que escapan de sus países por rígidos controles ambientales e impositivos, señalaron a Latinoamérica como del destino de la década.
Aquí, un breve recorrido por los emprendimientos metalíferos, proyectados o en ejecución, más polémicos de Argentina:
CATAMARCA
Minera la Alumbrera
Es el caso testigo de la minería metalífera a gran escala. Funciona desde hace doce años en Andalgalá, Catamarca. Se encuentra entre los diez grandes emprendimientos de cobre del mundo y entre los 15 de oro (exporta 190 mil toneladas anuales de concentrados de cobre y 23 mil toneladas de oro). Es la mina más grande de Argentina y está gerenciada por un consorcio de empresas: la suiza Xstrata y las canadienses Goldcorp y Northern Orion. Es una obra faraónica que remueve, por día, 340 toneladas de roca y utiliza, por minuto, 66 mil litros de agua. Factura por año 680 millones de dólares y nada de lo que prometió (y suelen prometer las empresas mineras) se cumplió: no hubo desarrollo local, no hubo más trabajo, y sí hubo casos de contaminación, tanto del suelo, del aire y el agua.
Agua rica
La canadiense Northern Orion comenzará en breve las obras de infraestructura de otro yacimiento, tres veces más grande que Alumbrera, a sólo 17 kilómetros del centro de Andalgalá, en la cima de las montañas ubicadas frente a la ciudad. Planea extraer oro, plata, cobre y molibdeno. "El desarrollo de Agua Rica es técnicamente factible, y podría ser desarrollado como un yacimiento de bajo costo y de larga vida útil", reconoce la carta de presentación de la misma empresa. Planea procesar, por día, 70.000 toneladas de roca, con una vida de 30 años. Los vecinos autoconvocados remarcan que de esa montaña nacen los tres ríos --el Blanco, Candado y el Minas--, que alimentan de agua a toda la región: casi un cuarto de la provincia. Todos reconocen que ese será el último golpe al pueblo. "Ninguna comunidad puede sobrevivir sin agua", dicen una y otra vez. Está en su etapa de construcción y comenzará la extracción en 2008.
Salar del Hombre Muerto
Es uno de los yacimientos más grandes de litio (metal alcalino utilizado para aleaciones, cristal y cerámicas). Se encuentra en plena puna catamarqueña, en el departamento Antofagasta de La Sierra. Pertenece a la empresa norteamericana FMC Lithium Corp y es un emprendimiento estratégico en lo político y económico: a raíz del Tratado de Integración Minero Argentino-Chileno (que contempla la "cooperación mutua para la disminución de costos operativos y el aprovechamiento de infraestructura"), cuenta con la facilidad de una salida directa al Océano Pacífico (ahorrándose de este modo el traslado a puertos del Atlántico). Tiene capacidad para producir 25 millones de libras de carbonato de litio y 12 millones de cloruro de litio. Tiene una vida útil de 70 años. Pobladores campesinos acusan al yacimiento de contaminar los arroyos de donde obtienen agua para consumo humano, animal y riego.
SAN JUAN
Veladero
Está ubicado a 320 kilómetros al noroeste de la capital sanjuanina y a unos 4.850 metros de altura. Comenzó a gestarse en 1994 y sólo una año después ya comenzó la etapa de exploración. Pero los procesos fueron lentos: recién luego de la devaluación la empresa canadiense Barrick Gold (una de las más importantes del mundo) presentó un informe de impacto ambiental. Una vez aprobado, comenzó la construcción de las instalaciones. En octubre de 2005, Veladero inició la extracción de oro y plata. Utiliza el sistema de explotación a cielo abierto con utilización de cianuro, tiene una vida útil de 17 años y planea extraer trece millones de onzas de oro. El ex ultra menemista, ex duhaldista y ahora kirchnerista gobernador de San Juan, José Luis Gioja, es uno de sus máximos defensores. Además, una empresa de su familia (productora de cal) es una de las principales proveedoras del yacimiento.
Pascua Lama
Es el primer proyecto binacional entre Chile y Argentina. Será el yacimiento más grande de ambos países y estará entre los primeros cinco del mundo. Pertenece a la canadiense Barrick Gold y extraerá oro y plata. Aseguran que no utilizará cianuro, pero el método igualmente será a cielo abierto, con un sistema de flotación en sopas ácidas. Ya cuenta con la aprobación de ambos países y las obras de infraestructura demandarán poco menos de dos años. A mediados de 2009 planean que ya esté exportando oro y plata. Es, sin duda, el proyecto más polémico. "Será un desastre, peor que cinco plantas de celulosa juntas", graficaron los ambientalistas de San Juan.
Pachón
El yacimiento fue descubierto en 1962 y los gobernadores de turno siempre prometieron su explotación. Pero nunca pasó la etapa de exploración. Devaluación mediante, "el gigante dormido" (como lo llama el sector minero sanjuanino) comenzó a ser molestado para que despierte. Si Pachón comienza a producir, como estiman desde la empresa canadiense Falconbridge, puede convertirse en el principal proveedor de cobre del país y su producción moverá la aguja a nivel mundial: el metal sacado en San Juan puede significar hasta el tres por ciento de la producción de todo el planeta. Falconbridge planea comenzar la construcción en 2007 (y terminarla en 2009) y tendrá una vida útil de veinte años. Será tres veces más grande que Veladero y está ubicada en Calingasta, a sólo tres kilómetros e la frontera con Chile.
El sistema de extracción también será a cielo abierto, con una planta de flotación de capacidad de 100.000 toneladas de mineral por día. Además de cobre, posee molibdeno, oro y plata.
CHUBUT
Navidad
Se trata de uno de los yacimientos de plata y plomo más grandes del mundo, llamado "Navidad" porque los primeros resultados de laboratorio (de las muestras de rocas extraídas a profundidad) estuvieron listos un 25 de diciembre. El estudio determinó que estaban frente a un gran regalo: existen minerales por 3.500 millones de dólares. Esa riqueza se la disputaron dos empresas canadienses: IMA Explorations y Aquiline Resources. Lo paradójico, y nefasto, fue que el conflicto sobre recursos patagónicos no se resolvió en la justicia argentina, sino en los tribunales canadienses, que otorgaron la explotación a Aquiline. Está ubicado en la localidad de Gastre, en Chubut, zona de pequeña ganadería y la cría de guanacos. Cerca de allí funcionó Mina Angela, la mayor experiencia de minería metalífera en la provincia y una de las más importantes del país. Sólo quedó de ella un enorme depósito de residuos tóxicos que envenena con cadmio el agua y los animales de la zona.
Luego de las manifestaciones de Esquel, que rechazaban la instalación de una mina, el gobierno de Chubut suspendió por tres años cualquier actividad minera metalífera (incluyendo exploración) en el noroeste de la provincia. Nadie entiende por qué sólo se prohibió en el noroeste, y no en todo Chubut. La meseta (donde está "Navidad"), la zona más pobre de la provincia, quedó así librada a la decisión de las empresas.
El Desquite
La lucha del pueblo de Esquel marcó un quiebre en la relación de las comunidades y las explotaciones mineras de metales a gran escala. La Asamblea de Vecinos Autoconvocados marchó, informó a la comunidad y hasta organizó una consulta popular (en 2003) para que el pueblo decida sí o no a la mina. El 81 por ciento votó por el rechazo. Se trata de un proyecto de oro y plata a cielo abierto, con uso de cianuro, a sólo diez kilómetros del centro urbano. El hecho tuvo gran repercusión mediática y sirvió como puntapié para la organización de otras comunidades del país. A pesar del tiempo y la sostenida resistencia, la empresa, Meridian Gold (de Estados Unidos) mantiene el proyecto en cartera, tratando de seducir (con campañas de marketing y de asistencialismo) a los pobladores. Esquel fue el primer lugar de América donde la acción de la población logró que un proyecto de explotación minera suspenda sus actividades.
RIO NEGRO
Calcatreu
La compañía canadiense Aquiline trabaja desde hace tres años en la puesta en funcionamiento de una mina de oro y plata a cielo abierto, con cianuro, en la localidad de Ingeniero Jacobacci. Uno de los grandes opositores es el Parlamento Mapuche de Río Negro, que hasta realizó presentaciones judiciales para que la empresa no continúe con el proyecto. Y también se organizaron Vecinos Autoconvocados, que rechazan cualquier emprendimiento minero a gran escala. El proyecto se encuentra en la etapa de exploración, pero la compañía admitió que está en "exploración avanzada". La referencia directa para los habitantes de Jacobacci es Mina Angela, un yacimiento ubicado en Chubut, pero con desembocadura de aguas hacia Jacobacci, zona donde se confirmó la contaminación con cadmio, un metal pesado. El gobierno provincial rechazó el informe de impacto ambiental (imprescindible para iniciar la etapa de construcción) de la empresa. Y sancionó, motivada por la movilización de las organizaciones sociales, la Ley 3981, que paralizó momentáneamente la explotación del proyecto. Sin embargo, Aquiline Resources advirtió que no se retirará del lugar. El actual senador y aspirante a la gobernación de la provincia, Miguel Pichetto, anunció públicamente que, de ganar las próximas elecciones, una de sus primeras medidas será levantar la prohibición al uso de cianuro.
NEUQUEN
Andacollo
En Andacollo, en el noroeste neuquino, opera la empresa minera chileno-canadiense Andacollo Gold, que en 2001 obtuvo un crédito del actual gobierno provincial para reiniciar la actividad minera en la zona. Es una zona de cría de cabras y con tradición minera artesanal, tanto compañías inglesas como buscadores independientes, que extrajeron oro a lo largo de todo el siglo pasado. Los lugareños relatan que la explotación de los ingleses produjo la desaparición del bosque de lengas, cuya madera se utilizó para apuntalar los socavones. Extrae oro y cobre por el método de flotación. Los pobladores acusan a la empresa de contaminar el arroyo Huaraco (afluente del río Neuquen), 500 metros debajo de la planta de procesamiento de la minera.
JUJUY
Pirquitas
En el departamento de Rinconada, a 346 kilómetros al noroeste de San Salvador de Jujuy y 4.200 metros de altura, se encuentra la Mina Pirquitas. Fue, desde 1936 y 1989, una explotación subterránea de donde se extrajeron 20.000 toneladas de estaño y 25 millones de onzas de plata. Desde 1995, diferentes empresas evalúan la posibilidad de explotar el yacimiento con otro método: cielo abierto, con la explosión y trituración de 6.600 toneladas de roca por día. Con el cual podría extraer, además de estaño y plata, zinc. La empresa canadiense Silver Standar Resources es propietaria del proyecto.
Minera Aguilar
Es un yacimiento de plomo, plata y zinc en etapa de exploración. Pertenece a la empresa Suiza Glencore, está ubicada en el departamento de Humahuaca, y se trata de dos minas: Aguilar y La Esperanza. La compañía tiene experiencia en este tipo de yacimiento: es propietaria de empresas mineras en Bolivia. La Red Puna, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena, es una de las organizaciones que se moviliza contra este tipo de explotación. Asegura que la explotación contaminará las aguas y tierras donde viven y trabajan desde hace décadas campesinos e indígenas.
MENDOZA
San Jorge
Proyecto de cobre y, en menor proporción, de oro ubicado en el valle de Uspallata, a 90 kilómetros al noroeste de la capital mendocina y 2.500 metros de altura. Pertenece a la empresa japonesa Nippon Mining &Metals. Sus reservas minerales se estiman en 146 millones de toneladas de concentrados, con 0.5 por ciento de cobre y 0,2 gramos por toneladas de oro. Se encuentra en etapa de exploración avanzada y la forma de explotación sería a cielo abierto. Aún no se determinó si se usará cianuro. Las comunidades mendocinas advierten que la industria minera atentará con su forma de subsistencia tradicional: la agricultura.
SANTA CRUZ
Cerro Vanguardia
Es un yacimiento de oro y plata, cuya concesión minera comprende 514 Kilómetros cuadrados. Es, en cuanto a su proyección, la principal mina de metales preciosos del país: comenzó a construirse en 1997, la extracción se inició un año después y su vida útil llegará hasta el 2027. La explotación consiste en extracción a cielo abierto, que utiliza cianuro. Existe muy poca información sobre su forma de trabajo y su implicancia en el medio ambiente. Ello se debe a dos motivos: está ubicada en pleno desierto patagónico, la localidad más cercana (Puerto San Julián) está ubicada a 150 kilómetros del yacimiento.
La otra razón para la desinformación: es un proyecto impulsado por el ex gobernador y actual presidente, Néstor Kirchner. No existen datos sobre su facturación. Sólo que es propiedad de Anglo Gold Ashanti (de un consorcio británico y sudafricano), con participación de la provincia.
Manantial Espejo
En el sector denominado Manantial Espejo, cerca de la frontera con Chile, a unos 160 kilómetros al oeste de San Julián, desde 1980 se estudia la posibilidad de extraer oro y plata. Los estudios determinan que las reservas serían de unas 4.000 toneladas de concentrados. Y se podrá obtener 264 gramos de plata por tonelada y 4,5 gramos de oro. La empresa Minera Triton, a cargo del yacimiento, es propiedad de las canadienses PanAmerican Silver (casi la totalidad de las acciones) y Silver Standard Resources, con yacimientos en Perú, Bolivia y México. El estudio de factibilidad se completó en 2005 y planea ingresar en etapa de instalación en el corto plazo y extracción a fines de 2008. El método a utilizar: cielo abierto con uso de cianuro.
San José-Huevos Verdes
Proyecto de la sociedad anónima Minera Santa Cruz, conformada por la Minera Andes (canadiense) y Mauricio Hochschild (de capitales peruanos y estadounidenses). El proyecto, de oro y plata, se encuentra ubicado en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, a 100 kilómetros de la localidad más cercana, la población de Perito Moreno. El secretario de minería nacional, Jorge Mayoral, es uno de los principales impulsores del proyecto, que comenzaría la etapa extractiva en 2008.
LA RIOJA
Famatina
La multinacional minera canadiense Barrick Gold Corporation pretende explotar a cielo abierto una mina de oro y plata en el cerro Famatina. La movilización social en los pueblos riojano (Famatina, Pituil, Chañarmuyo, Chilecito, Chamical, Punta de los Llanos, Los Sauces y Chepes, entre otros) resiste al proyecto con campañas de difusión, marchas y cortes de ruta. Lograron que el interino gobernador riojano impulse una ley de prohibición de minería a cielo abierto con uso de cianuro, pero saben que la compañía no dejará el proyecto y que, cualquiera sea el próximo gobernador, podrá habilitar nuevamente la actividad minera.
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