jueves, 21 de agosto de 2014

5to ES
 
BRAILOVSKY, ANTONIO y FOGUELMAN, DINA  “Memoria verde. Historia ecológica de la Argentina”.  Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998.- páginas 16-21

LAS RELACIONES SOCIEDAD- NATURALEZA

El Concepto de las relaciones sociedad-naturaleza surgió del análisis ambiental en América Latina, y no  por casualidad: se contrapone al concepto de relaciones hombre-naturaleza que durante gran parte de este siglo primó en los países desarrollados como forma de  diluir responsabilidades sobre consecuencias criticables del mal uso de la naturaleza y que sirvió, por ejemplo, para  atribuir la mayor parte de las culpas ambientales a la superpoblación, de preferencia la del Tercer Mundo. Hablar de sociedades implicar partir de la base de que no son los individuos quienes usan  la naturaleza, sino las sociedades que los agrupan, e involucra una evaluación crítica de las decisiones tomadas por quienes las manejan.

El concepto adquiere su más amplio sentido cuando se lo analiza como resultante de los estilos de desarrollo que han prevalecido históricamente. En otras palabras, la hipótesis que guía este trabajo y que se aplicará al análisis de numerosos ejemplos, es que los estilos de desarrollo elegidos o impuestos por los países de la región han determinado y se han expresado a  través de diversas formas de interacción sociedad-naturaleza.

Este trabajo se procura demostrar que las condiciones ambientales de un país están íntimamente vinculadas con el estilo de desarrollo y con las sucesivas fases de desarrollo por las que ese país atraviesa.

 

INFORME METODOLÓGICO

 
La mayor  parte de los estudios sobre el ambiente se centran en la descripción del estado actual de los procesos ambientales y en su representación geográfica. A menudo se habla de las condiciones del medio como resultantes de la actividad humana per se, sin una estricta vinculación con situaciones históricas concretas.

Pensamos sin embargo que los problemas del medio ambiente se vinculan con la forma en que una sociedad concreta utiliza su base natural, de qué manera  la emplea para satisfacer sus necesidades y por qué lo hace de esa manera particular.

Cada sociedad humana establece una relación diferente con la naturaleza: aprovecha distintas porciones y aptitudes de la naturaleza que, como vimos, se organiza en ecosistemas. Esas porciones de las que extrae un aprovechamiento económico actual o potencial se denominan recursos naturales.

Diferentes sociedades utilizan los recursos naturales de distinta manera: dan un uso productivo a unos, depredan otros, mantienen otros sin utilización.

El vínculo material entre unas y otros son las tecnologías, como conjuntos de conocimientos y habilidades aplicados a la explotación de los recursos. Su forma de uso depende del conocimiento tecnológico, pero se vincula también con aspectos económicos y de proyectos y modelos sociales y culturales. Aunque cueste creerlo,  para los conquistadores y colonizadores españoles la Ciudad de Buenos Aires estaba rodeada por un desierto que algunas crónicas califican de horribles: un espacio cubierto de pajonales, por el que podían caminarse 200 leguas sin ver un solo árbol, y que no cumplía ninguna función importante. Hoy llamamos a este desierto la Pampa Húmeda y es una de las bases principales de la economía nacional.

Cada organización social, entonces, tiene una relación diferente con la naturaleza. En consecuencia, son distintos los impactos de sus actividades sobre el medio y, por supuesto, también lo son las consecuencias ecológicas de estas actividades.

La complejidad de estas interrelaciones es aún hoy poco evaluada por la mayor la mayor parte de los desarrollos científicos. El avance de la especialización ha llevado a olvidar el carácter histórico de las relaciones entre sociedad y naturaleza.

Así, los especialistas han inventado una historia sin naturaleza y una ecología sin sociedad. En este libro las hemos unido, y estas interacciones  nos muestran un aspecto desconocido de nuestro propio país.

 Definiremos al ambiente como la resultante de interacciones entre sistemas ecológicos y socioeconómicos, susceptibles de provocar efectos sobre los seres vivientes y las actividades humanas.  Esta definición destaca especialmente el concepto  de sistemas, tal como se describieron al hablar de ecosistemas, y el de interacciones, ya que ninguno de los sistemas componentes es exclusivamente definitorio en la formación del medio ambiente.

El análisis de las relaciones sociedad –naturaleza que aquí  se presenta es concebido como una aproximación al análisis de sistemas complejos, con un enfoque diacrónico, en tanto incluye un estudio evolutivo de dichas relaciones.

Las características interdisciplinarias del enfoque plantean determinadas peculiaridades metodológicas, porque cada uno de los sistemas sintetiza, a su vez, interacciones inherentes a una amplia gama de especialidades de campo de las ciencias naturales y de las ciencias sociales.

Más concretamente, los componentes de esos sistemas y de sus interacciones que se consideran más importantes en la construcción del medio son:

 

       En los sistemas ecológicos, la calidad (tipo, estabilidad, renovabilidad, etc.) y cantidad (efectiva y potencial) de los recursos naturales pasibles de explotación. Es decir, comenzamos inventariando qué recursos naturales tenemos para después analizar qué hacemos con ellos. Por ejemplo, cuando se construyeron las cloacas de Rosario se discutió si se las hacía terminar en el río o se les daba algún otro destino. Y la inmensidad del Paraná fue el argumento más concluyente: durante casi un siglo “Padre de las aguas” recibió, pacientemente, miles de toneladas de materias fecales que se ocupó de biodegradar  y devolver después a los cielos naturales. En este caso estamos hablando de recursos naturales que estaban antes de que la sociedad se constituyera. Pero en  ocasiones nos encontramos con recursos que son obra humana, como veremos ocurrió con el paisaje y el suelo pampeanos, que son el resultado del trabajo humano, tan artificiales como puede serlo una ciudad.

 

En los sistemas socioeconómicos, la estructura de relaciones establecidas entre los hombres  a efectos de la producción, a escala nacional e internacional. Un ejemplo significativo es el cultivo de cereales en la región pampeana. Plantado inútilmente por Belgrano, fue necesario que se modificaran las  relaciones sociales locales e internacionales,  para que esos ecosistemas fueran utilizados de esa manera durante el proyecto de la llamada Generación del 80.

 

En los nexos tecnológicos, el grado de desarrollo de las tecnologías productivas utilizadas y sus modalidades. La tecnología es el instrumento de apropiación y de transformación de los recursos naturales; cada tecnología tiene un impacto ambiental preciso. Es distinto que estemos inyectando en el ambiente pesticidas o detergentes biodegradables o materiales radioactivos. Del mismo, modo, efectuar rotaciones agrícola-ganaderas tiene efectos diferentes que no hacerlas. No se trata sólo de una contraposición entre tecnologías “antiguas” y “modernas”, sino de detectar la especialidad de incidencia de cada una de ellas sobre el ambiente. 

 

Las interacciones  dinámicas de estos tres componentes complejos determinan, en cada una de las fases de desarrollo del país:

 

Cierto modo de utilización de los recursos naturales renovables y no renovables, lo que implica cierto tipo de racionalidad económica y política en la utilización de esos recursos.

 

Cierto modo de la utilización del espacio nacional, rural y urbano, como reflejo de las relaciones productivas.

 

Ambos modos de utilización están interrelacionados. En el fondo son facetas de la misma cosa. El modelo basado en la explotación de plata del Potosí organiza el espacio a su manera, transforma el  país en un largo camino entre las vetas de plata y el puerto por el que el metal sale a la metrópoli.

Esta interrelación determina, en cada tiempo y espacio particular, ciertas condiciones de calidad de vida y determinadas formas de modificación del medio que constituye la base de los hábitat humanos. Volviendo a nuestro último ejemplo, recordemos  que las condiciones  del ambiente laboral en las minas fueron tan duras que en Potosí murió tanta gente como en Auschwitz. También ese modelo influyó sobre el hábitat urbano: la fiebre de la plata creó un área metropolitana en el altiplano, con casi todos los problemas que caracterizan a las grandes  ciudades actuales.