domingo, 22 de mayo de 2011

Debates de actualidad

En www.clarin.com.ar 06/03/11
La pedagogía militante no es docencia Por Ricardo Roa, EDITOR GENERAL ADJUNTO DE CLARIN

Nunca se está curado del todo del autoritarismo. Los militares de la dictadura habían prohibido, entre tantas otras cosas, las matemáticas de conjunto: las consideraban subversivas por razones por cierto inescrutables. Pero el oscurantismo no es patrimonio de la extrema derecha.

En nombre de la “participación democrática”, la provincia de Buenos Aires cambia los contenidos de Geografía, a la que transforma en una especie de geo-sociología. Dicen que es para abandonar la visión fragmentada de la materia y entender el espacio como algo que transformamos por razones políticas y económicas. Si fuese así, nada que objetar.

El problema es que el cambio viene con trampa. No en la aspiración de “concebir a adolescentes como sujetos plenos”. Es decir, respetar su derecho a la libertad de pensamiento, formar chicos críticos y capaces de tener ideas propias suena desafiante. Pero enseguida muestran la hilacha:

“La geografía que se propone estudiar ... trata de políticas neoliberales que han maximizado la desregulación, la privatización y una radical apertura externa”.

¿No es esto una posición en sí misma? Si estos chicos deben formarse para ser críticos, ¿lo serán con una sola visión? La escuela es pública porque responde a los objetivos de una comunidad, a los de todos. Obvio: armar currículas desde la visión de un grupo la aleja de esa misión.
Hay más: existe “un espacio reservado para que los alumnos puedan reconocer las resistencias y los planteamientos anti globalización de numerosos movimientos sociales en el país, la región y el resto del mundo”.

¿Por qué poner especial atención en los grupos anti y no en los pro globalización? Si hay una discusión en este campo, los alumnos deberían conocerla. Y no únicamente por la versión que a la corriente política que conduce el Ministerio de Educación le interesa presentar.

“En opinión de una gran cantidad de geógrafos y otros científicos sociales, se asiste actualmente a una profunda transformación ... que abarca desde la cultura y la subjetividad humana hasta la mercantilización y privatización de la vida social”.
Más de lo mismo: si ésa es la mirada de muchos ¿por qué no reflejar las de otros, para que los chicos escuchen todas las campanas? El vigor de la educación es la capacidad para expresar pluralidad de opiniones.

Aldo Ferrer, radical devenido kirchnerista y pensador canónico de la globalización, ubica sus comienzos en el siglo XV. En su antiimperialismo de manual, con condenas a la minería a cielo abierto y al “modelo sojero”, los geógrafos K la atribuyen a “ sujetos del neoliberalismo ” que nunca identifican. Por donde se ve, falta ciencia y sobra ideología. Dicho de otro modo: prevalece la ignorancia y no la enseñanza. También traicionan lo público de la escuela. Porque se la privatiza si se intenta que las ideas de unos sean las de todos.

En www.pagina12.com.ar Jueves, 19 de mayo de 2011
LA VENTANA › MEDIOS Y COMUNICACION

Geografía escolar y medios Por Omar Tobío
** Director de la Licenciatura en Enseñanza de las Ciencias Sociales CEGeo/EHu, Universidad Nacional de San Martín.

Omar Tobío cuestiona el tratamiento periodístico dado a los contenidos de Geografía en los nuevos diseños curriculares y explica la metodología de construcción de los mismos.

El pasado 6 de marzo el diario Clarín publicó una nota de opinión referida a los contenidos de Geografía en los nuevos diseños curriculares de la provincia de Buenos Aires, con el título “La pedagogía militante no es docencia”. No me interesa referirme a los términos –como mínimo– despectivos allí emitidos, sino centrarme en el desconocimiento sobre el carácter de la producción y circulación del conocimiento académico en Geografía y del diálogo entre esta comunidad y el sistema educativo.
Comenzaré diciendo algo ignorado (o negado por default) en dicha nota: en el mundo de la enseñanza de nuestra disciplina se entiende a los diseños curriculares como un intento de comunicación e información al sistema educativo sobre los términos del debate dentro de la comunidad geográfica universitaria y sobre los resultados provisorios de dichas discusiones. Esta documentación, los diseños, emanada desde las esferas oficiales, en democracia jamás es de aplicación unidireccional ni mecánica, ni tampoco se constituye en una prescripción de contenidos a enseñar. Es, ni más ni menos, un marco de referencia conceptual actualizado, útil como herramienta para la tarea docente en el nivel medio.

Muchas veces se realizan rondas de consultas con los docentes de las escuelas, de manera de recoger sus puntos de vista durante el proceso de elaboración de los diseños curriculares, dado que los profesores de Geografía de la escuela media son especialistas –no tabulas rasas– con palabra autorizada, egresados de diversos institutos de formación docente y de universidades. Los profesores, a su vez, siempre entran en diálogo tensando, acordando parcialmente, discutiendo y confrontando con los diseños curriculares una vez que éstos fueron concluidos y publicados. Se produce, de este modo, una hibridación entre lo que los diseños ofrecen y las prácticas y conocimientos docentes preexistentes, en un rico proceso cultural situado en las aulas, lo cual fue desconocido en esta nota de opinión.
Por otra parte, en las discusiones dentro de la comunidad académica de geógrafos –autónoma y libre– de las universidades nacionales suenan “todas las campanas”. A lo largo de los años, algunas “campanas” dejan de sonar, no por censura, sino por su irrelevancia científica. Lo relevante va cambiando con el paso del tiempo. Nuevas “campanas”, discusiones y consensos van surgiendo en el ámbito científico de la Geografía, no atados ni a modas ni a las agendas de algunos medios de comunicación.

Entiendo y comprendo que ciertos consensos dentro del debate geográfico sean vistos por periodistas de algunos medios como inscriptos, por ejemplo, dentro de la teoría del imperialismo, cuando esto no necesariamente es así, sin que esto suponga ningún tipo de actitud valorativa de mi parte. Nadie fuera de nuestra comunidad está obligado a conocer las matrices teóricas de la Geografía, pero resulta preocupante que redactores de medios con semejante incidencia nacional no se informen mínimamente al respecto antes de publicar sus opiniones.

En este sentido, el resultado del intenso diálogo entre los saberes y experiencias del “mundo escolar” con los consensos del “mundo académico”, expresado en diseños curriculares, imposibilita cualquier situación de “oscurantismo”. Un proceso de democratización de los saberes llevado adelante por los geógrafos de la academia en un codo a codo con los profesores del sistema educativo está más allá de las políticas del gobierno de turno. No obstante, es cierto, puede haber situaciones históricas específicas en las cuales el proceso de democratización puede verse restringido por proyectos políticos de raíz más o menos conservadora. Allí podría alojarse cierto “oscurantismo”. O, por el contrario, puede haber una escucha y atención para la promoción de esta expansión democrática del saber, conviviendo, a la vez, con virulentas voces en reacción ante esta apertura, las cuales pueden alojar también cierto “oscurantismo”.

Asimismo, desde el restablecimiento de la democracia en 1983 en las escuelas, comenzó a desarrollarse un complejo proceso de despliegue de una nueva cultura en la enseñanza de la Geografía, consistente en realizarles preguntas a los mapas y a los inventarios –y no a estudiarlos de memoria– en un delicado proceso de cambio.
Así como creo importante bregar por políticas de Estado a largo plazo en materia educativa, también considero que desde la sociedad civil necesitamos continuar en la lucha por la democratización del saber. Si los gobiernos deciden que las corporaciones (mediáticas o de otro tipo) les dicten los diseños curriculares, ignorando a los docentes, a los académicos y a los diálogos entre todos nosotros, muchos seguiremos de todas maneras en esta construcción por los bordes, por las grietas y por abajo. Si, por el contrario, el gobierno de turno escucha y allana el camino con los instrumentos de los que se dispone en las burocracias públicas para respaldar el despliegue de la variedad de diálogos aquí someramente enunciados, mucho mejor. Esto último no supone tener que cambiar de ideología, afiliarse a un partido determinado, alinearse a una corriente política en particular o transformarse en un geógrafo “adicto” a algo. Pensar y escribir con semejante automatismo es producto o de la ignorancia o de la mala fe de ciertos medios y no me interesa discernir de cuál de las dos cosas se trata, porque –aunque como ciudadano me preocupe– no es mi objeto de estudio, aun cuando las palabras emitidas me caigan fastidiosamente encima por ser integrante de la comunidad de geógrafos y profesores de Geografía.

En síntesis, ni los mapas están guardados ni los inventarios son dejados de lado en la Geografía escolar: a los geógrafos y profesores de Geografía nos interesa saber cuántas “cosas” hay y dónde están sobre la superficie terrestre. Pero desde 1983 nos preguntamos en las escuelas también, entre otras cuestiones, por los dueños de esas “cosas” y cómo esos propietarios se vinculan con la naturaleza para localizarlas en los lugares que vemos ocupan en los mapas.
Cada adulto y cada joven después verá qué hace con esas preguntas en una sociedad libre.

domingo, 8 de mayo de 2011

En www.elargentino.com

Bin Laden, ese viejo socio Por Roberto Montoya, desde Madrid internacional@miradasalsur.com
Año 3. Edición número 155. Domingo 8 de mayo de 2011

Mencionar simplemente el nombre Bin Laden ha supuesto en los últimos años, especialmente en Estados Unidos, algo similar a nombrar al Diablo. Se lo vivió como la verdadera encarnación universal del Mal. Era el primer “enemigo público número uno” del siglo XXI.

¿Pero siempre fue así, Bin Laden siempre representó eso en Estados Unidos?
Nada más lejos de la realidad. Cuando George W. Bush se vio obligado a felicitar a Barack Obama por matar a Osama Bin Laden, habrá recordado sin duda cuán ligada ha estado su familia con la del líder de Al-Qaeda.

Quién le hubiera dicho al entonces joven empresario Bush “junior” a fines de los años ’70, que James Bath, el hombre con el que se asoció para fundar la empresa petrolera Arbusto Energy, representaba los intereses en Estados Unidos de Salem Bin Laden, uno de los hermanos del mismísimo Osama.
Salem, con mansiones y empresas en Estados Unidos, hombre clave en las relaciones entre el gobierno estadounidense y la monarquía saudita, apareció en más de una ocasión fotografiado también con Ronald Reagan.

La relación indirecta de George W. Bush con los Bin Laden a través de su socio James Bath, no acababa allí. Bath mantenía también importantes negocios con el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), la oscura entidad que llegó a tener 400 sucursales en 73 países –entre los que estaba la Argentina–, y terminó protagonizando en los ’90 uno de los mayores fraudes bancarios de la historia.
Y, la relación de Bath con el BCCI, fue a partir de su amistad nada menos que con Jalid Bin Mahfuz, cuñado de Osama Bin Laden e hijo de Salem Bin Mahfuz, el hombre que fundó en 1950 el primer banco de Arabia Saudita, el poderoso National Commercial Bank (NCB).
Paradójicamente, el NCB fue acusado años después por la CIA de haber servido para transferencias hechas por Osama Bin Laden a grupos ligados a su red terrorista, Al-Qaeda.

La experiencia de Arbusto Energy fue un fracaso. Las cosas recién cambiaron para Bush “junior” a mediados de los ’80, cuando su padre era vicepresidente de Ronald Reagan y Spectrum 7, la empresa que había absorbido a Arbusto Energy, fue a su vez comprada por un gran “tiburón”, por la Harken Energy. Un importante socio de Jalid Bin Mahfuz, el financista saudita Adbullah Taha Baksh, representante en Estados Unidos de buena parte de los negocios del Binladin Group, entró en 1987 en la Harken Energy Corp.y llegó a detentar el 11,5% de su capital. Los caminos volvían a cruzarse.

El “holding” Bin Laden. Estados Unidos tuvo numerosos intereses comunes con el Saudita Binladin Group, del que Osama formaba parte activa.
Hijo de Mohamed Bin Laden, un inmigrante yemenita y analfabeto que empezó como albañil de la empresa petrolífera árabe-norteamericana Aramco en Arabia Saudita y llegó a contar con una de las empresas constructoras más importantes del mundo, Osama Bin Laden pasó a controlar a partir de los ’70 parte del Saudi Binladin Group, multiplicando en poco tiempo los beneficios de ésta y diversificando sus actividades.
La constructora familiar edificó buena parte de los palacios de la familia real saudita y restauró y amplió las mezquitas sagradas de Medina y la Mecca. El clan también intervino en la construcción de la que se construyó en Palermo, en uno de los terrenos más caros de Buenos Aires que fue donado por el gobierno de Carlos Menem a la monarquía de Arabia Saudita.

Todavía después del 11-S los Bin Laden mantenían inversiones en el Carlyle Group, una poderosa firma de inversiones de Washington, de cuyo Consejo de Asesores llegó a formar parte George Bush “senior”, y al que pertenecían también Frank Carlucci, antiguo director adjunto de la CIA, y James Baker, antiguo jefe de Gabinete de Reagan y secretario de Estado de Bush padre.
Aquellas estrechas relaciones entre el poder económico y político de Estados Unidos con la familia Bin Laden que existían en los años ’70 y ’80 facilitarían también una alianza estratégica de otro tipo, bélica, y muy lejos de Washington, en Afganistán, con uno de los miembros de la familia Bin Laden, con Osama.

Nuevamente los intereses volvían a confluir. A fines de 1979 miles de soldados soviéticos habían entrado en Afganistán para auxiliar a su gobierno aliado del acoso de las guerrillas islámicas.
El ultra religioso Osama, después de entrar en contacto con estas y con el apoyo del poderoso príncipe saudita Turki al-Faisal y de sus propios vínculos familiares, puso en pie una red de financiación de las guerrillas con dinero de países árabes. Sus conocimientos y medios en construcción servirían para construir lugares de entrenamiento en la frontera paquistaní, para adaptar cuevas y túneles para los “muhjaidin” (combatientes islámicos).

Su labor coincidía con la de Estados Unidos. Primero bajo el gobierno todavía de Jimmy Carter, y luego con el de Ronald Reagan, se comenzaba a articular una gran operación encubierta para que Afganistán se convirtiera en el Vietnam de la Unión Soviética. Estados Unidos pasó a controlar la macro operación, recabando apoyo tanto financiero como armamentístico y logístico tanto de países como Reino Unido y Francia, como de China, Arabia Saudita, Pakistán, Marruecos y muchos otros.

Osama Bin Laden se convirtió en una pieza clave para reclutar combatientes en distintos países islámicos, hasta formar un ejército de decenas de miles de hombres.
Para la CIA era un aliado vital, uno de los suyos, un hombre que cada vez ganaba más influencia entre los miles de “muhjaidin” que combatían a las tropas soviéticas. Pero Osama tenía otros planes. En 1988, creó Al-Qaeda (La Base, en árabe), un año antes del fin de la guerra.
Las tropas soviéticas terminaron por ser derrotadas en 1989 y dos años después se desmoronó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Estados Unidos cantaba victoria, pero también la cantaba Bin Laden y Al-Qaeda, cuyos objetivos eran otros.

Gracias a esa alianza contranatura con Estados Unidos, a esa experiencia en el frente de guerra de tantos miles de “muhjaidin” de distintos orígenes y al dinero y armas con que se quedaron, Al-Qaeda salió de ese conflicto como una poderosa red terrorista capaz de actuar en cualquier parte del mundo.
Estados Unidos y varios otros países, habían ayudado en definitiva inconscientemente a impulsar la primer “yihad” ("Guerra Santa")de la era moderna y a crear nada menos que a Al-Qaeda.

jueves, 5 de mayo de 2011

En www.rebelion.org

La muerte de Bin Laden
Mostradnos al tirador Por Pepe Escobar

Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Mostradnos al héroe de los SEAL de la Armada que pegó los dos tiros a Osama Bin Laden –uno tras otro en la cabeza para asegurarse de que el objetivo del “encargo” estaba liquidado– después de un “tiroteo” con huellas virtualmente ausentes en esa escuálida “mansión” de Abbottabad.

Mostradnos al mayor héroe en la historia moderna de EE.UU., el hombre que mató al enemigo público número uno de EE.UU., el terrorista más malo de la historia del universo, el cerebro del ataque más espectacular de todos los tiempos contra EE.UU.
Haced que desfile por la Zona Cero y el centro de Manhattan, dadle una hilera de Corazones Púrpura y de colores arcoíris, convertidlo en socio de Goldman Sachs, colocadlo en Oprah, Rush y Anderson Cooper, nominadlo al Rock'n Roll Hall of Fame.

Si sois republicanos, que se presente como candidato a presidente, a diferencia de Donald “ese zorro en su cabeza” Trump o de Sarah “puedo ver Pakistán desde mi casa” Palin, podría efectivamente convertir al presidente Barack Obama en un daño colateral. O por lo menos coronadlo secretario de defensa –proveedor supremo de asesinatos selectivos como instrumento básico de la diplomacia internacional-.

¡Toma dos!

Rebobinad a la escena del drama de suspense en toda su gloria en alta definición -transmitida en vivo a la Sala de Crisis en Washington-.
El héroe, totalmente equipado, energético, está frente a frente al auténtico Osama Bin Laden desarmado, recién salido de la cama, atrapado en una habitación sombría. No hay escape; todo el complejo ha sido “asegurado”. Ahora sí –el momento con el que todo EE.UU. ha soñado desde el 11 de septiembre de 2001.

El ensayo tuvo lugar cientos de veces antes durante la eterna “guerra contra el terror”. El procedimiento era inmovilizar al sospechoso, colocarle una bolsa en la cabeza, transferirlo a un helicóptero (había tres afuera, uno ya se había estrellado), luego a una base militar, y entonces, vestido con mono naranja, directo a Gitmo (Guantánamo).

Ahora el héroe está frente al hombre que hizo que la propia “guerra contra el terror” llegara a existir. ¿Y qué hace? Ni un tiro en el brazo, pierna o rodilla. Ni siquiera una granada de aturdimiento lanzada despreocupadamente. Ninguna entrega extraordinaria, ¿para qué sirve en todo caso si no se aplica al enemigo público número uno?

El héroe pega dos tiros seguidos al fugitivo -nombre de código “Gerónimo” (un indígena que desafió al Imperio; y hablemos de volver a deshonrar a los estadounidenses nativos). Es la forma en que termina la mayor y más costosa cacería humana de todos los tiempos; no una prolongada explosión, sino dos balas de oro. El bueno liquida al malo. Harry el sucio liquida al criminal.

Por lo tanto nadie en el mundo llegará a saber cómo se convirtió “Gerónimo” en un agente de la Agencia Central de Inteligencia –y cómo la “amistad” se desarrolló durante los años ochenta- Cómo escapó de Tora Bora –o cómo dejó el Pentágono que escapara-. Cómo vivió en Pakistán todos estos años sin que lo molestaran. Por qué “nos odia”.

Y sobre todo cómo “fue el cerebro” del 11-S. Qué rama –o ramas, o individuos– de la red de los servicios de inteligencia de EE.UU. lo supo de antemano y permitió que ocurriera. Cómo un puñado de árabes con un cutter y pésimos conocimientos de pilotaje convirtieron jet en misiles y destruyeron las Torres Gemelas (y el edificio 7) y un pedazo del poderoso Pentágono.

¿Quién en el mundo se atrevería a no estar pegado durante meses al juicio más emocionante de todos los tiempos?
Hay motivos para creer que las entidades –el sistema– que organizaron el ataque no estarían muy contentas. Por lo tanto el veredicto es culpable, no acusado. Y se liquida con una bala en la cabeza. Nunca ha sido tan fácil crear un yermo y llamarlo “justicia”.
En cuanto al resto de nosotros, pasaremos el resto de nuestras vidas a oscuras.


Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009).
Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.)

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME05Ak02.html

lunes, 2 de mayo de 2011

En www.bbc.co.uk

Así fue el operativo que culminó con la muerte de Osama Bin Laden
Redacción BBC Mundo

Lunes, 2 de mayo de 2011

El operativo duró 40 minutos, pero el trabajo de inteligencia llevó años. Fue una operación tan secreta que sólo un selecto grupo de funcionarios estadounidenses sabía lo que iba a suceder.
El escenario: un recinto fortificado en los suburbios ricos de Islamabad, la capital de Pakistán. El objetivo: Osama bin Laden, el hombre más buscado a nivel internacional.
En la oscuridad de la noche, unos 20 soldados de élite de la Marina (los temidos Seals, militares de aire, mar y tierra) descendieron en helicópteros hacia la casa donde vivía Bin Laden con explosivos, armas y dispositivos de visión nocturna.
La misión, "de precisión quirúrgica", según fuentes estadounidenses, fue "la operación contra el terrorismo más importante de la historia de Estados Unidos".
Fuentes del Congreso indicaron que Bin Laden murió de un disparo en la cabeza mientras se resistía armado a su captura. El paradero de su cadáver aún es desconocido, aunque algunos medios estadounidenses citan a funcionarios que afirman que su cuerpo fue sepultado en el mar.

Fuentes oficiales paquistaníes le informaron a la BBC que, además de Bin Laden, otras cinco personas murieron en la operación. Se informa que entre ellas hay una mujer que fue usada como escudo humano y un hijo del líder. Se ha detenido también a cuatro sospechosos.
EE.UU. hasta el momento no está dando su propia cifra de víctimas, pero admite que uno de sus helicópteros sufrió un accidente durante la operación y fue luego destruido por los propios militares estadounidenses..
El complejo residencial de Bin Laden estaba cerca de la Academia Militar de Kakul, la instalación de entrenamiento militar más importante de ese país.

El mensajero

La operación secreta que culminó con la muerte del líder fue elaborada durante varios años. Desde hace tiempo se sospechaba que el máximo dirigente de al-Qaeda se ocultaba en Pakistán, pero la inteligencia estadounidense le había perdido el rastro hasta agosto pasado.
Todo comenzó con la búsqueda de un mensajero, tal vez un rótulo poco apropiado para un alto asesor de Bin Laden, uno de sus pocos hombres de confianza que el Pentágono pudo localizar gracias a testimonios de detenidos interrogados por EE.UU.
El cuerpo de Bin Laden fue sepultado en el mar.
La CIA había estado a la búsqueda del mensajero, desde que ciertos detenidos bajo custodia estadounidense les dijeran a los interrogadores que el ayudante era de tanta confianza para Bin Laden que bien podría estar viviendo con él.
Hace cuatro años EE.UU. descubrió su identidad. En noviembre, los agentes llegaron a la conclusión de que vivía en este complejo residencial, valorado en más de un millón de dólares, en Abbottabad, a unos 100 kilómetros de Islamabad, capital del país.
La propiedad era tan segura, grande e imponente, que los funcionarios estadounidenses sospecharon que le servía de refugio a alguien mucho más importante que un simple mensajero.
Para abril se sabía con certeza que Bin Laden y su familia se ocultaban en ese lugar. Y después de meses de estudio de la inteligencia y de revisión de los planes operativos, Obama dio luz verde al operativo el viernes pasado, 29 de abril.

EE.UU. no compartió los datos de inteligencia sobre el paradero de Bin Laden con ningún otro país, ni siquiera con Pakistán, por cuestiones de seguridad, explicaron fuentes oficiales. Sin embargo Obama dijo que el gobierno paquistaní había colaborado en el operativo.
De acuerdo con testigos, ninguno de los locales era plenamente consciente de quién vivía allí.
Ubicado en un barrio de ricos, el complejo de tres pisos estaba rodeado de muros de hasta 5 metros coronados con alambre de púas. Dos puertas de seguridad custodiaban la única entrada al complejo.
A pesar de su valor, no tenía líneas telefónicas ni cables de internet. Los residentes quemaban la basura en los jardines en lugar de sacarla a la calle, como el resto de los vecinos.Los funcionarios de inteligencia creían que complejo servía para proteger una figura importante. La pregunta era, ¿quién?
Este lunes, el ejército les dijo a los vecinos del complejo que apagaran las luces y no salieran. Al poco rato los residentes escucharon disparos y luego se vieron llamas dentro del edificio.

El gobierno local dice que el ejército no les informó acerca de esta operación y que ni a la policía o la administración civil local se le permitió acercarse al lugar del ataque.
Los periodistas locales señalan que vieron un nivel de movimiento militar y de actividad en el área nunca antes visto.
No es para menos. Casi diez años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el hombre que los planeó había caía abatido en ese lugar...
En www.rebelion.org
Matar a Ben Laden, resucitar a Al-Qaeda Por Santiago Alba Rico

Una de las grandes sorpresas que habían deparado los levantamientos populares en el mundo árabe es que habían dejado momentáneamente fuera de juego a todas las fuerzas islamistas y muy especialmente, claro, a la más sospechosa y extremista, Al-Qaeda, marca comercial de oscuro contenido largamente instrumentalizada para sostener dictadores, reprimir toda clase de disidencia y desviar la atención lejos de los verdaderos campos de batalla. Con indicaciones de amplio espectro, como la aspirina, Ben Laden reaparecía cada vez que hacía falta atizar la “guerra contra el terrorismo”; se le mantenía con vida para agitar su espantajo en encrucijadas electorales o para justificar leyes de excepción. Esta vez la situación era demasiado grave como para no usarlo por última vez, en una orgía mediática que eclipsa incluso la boda del príncipe Guillermo e introduce efectos muy inquietantes en el mundo.

Cuando parecía relegada al olvido, definitivamente arrinconada por los propios pueblos que debían apoyarla, reaparece Al-Qaeda. Un desconocido grupo, en nombre de esa patente, asesina a Arrigoni en Palestina; días después, en plena efervescencia de las protestas antimonárquicas en Marruecos, una bomba estalla en la plaza Yamaa Fna de Marrakesh; ahora reaparece Ben Laden, no vivo y amenazador, sino en toda la gloria de un martirio aplazado, estudiado, cuidadosamente escenificado, un poco inverosímil. “Se ha hecho justicia”, dice Obama, pero la justicia reclama tribunales y jueces, procedimientos sumariales, una sentencia independiente. Más sincero ha sido George Bush: “Es la venganza de los EEUU”, ha dicho. “Es la venganza de la democracia”, ha añadido, y miles de demócratas estadounidenses zapatean de alegría delante de la Casa Blanca, saltando con bárbara euforia sobre tibias y calaveras. Pero democracia y venganza son tan incompatibles como la pedagogía y el infanticidio, como el alfabeto y el solipsismo, como el ajedrez y el juego. A los EEUU le gustan los linchamientos, sobre todo desde el aire, porque sabe que son más poderosos que los principios. “El mundo siente alivio”, afirma Obama, pero al mismo tiempo alerta de “ataques violentos en todo el mundo tras la muerte de Ben Laden”.

¿Alerta? ¿Avisa? ¿Promete? ¿Qué alivio puede producir un asesinato que -se dice al mismo tiempo- pone en peligro a aquellos a los que presumiblemente se quiere salvar?
Este era el momento. Al-Qaeda vuelve a dominar la escena; Al-Qaeda vuelve a saturar el imaginario occidental. Mientras el presunto cadáver de Ben Laden es arrojado al mar, Ben Laden se apodera fantasmalmente de todas las luchas y todas los deseos de justicia. Se cumplirá el vaticinio de Obama: habrá ataques violentos por todas partes y el mundo árabo-musulmán volverá a ser un bullicio de fanatismos y decapitaciones, quieran o no quieran sus poblaciones. Entre democracia y barbarie, es evidente, EEUU no tiene duda: la barbarie se ajusta mucho más al “sueño americano” (y, por supuesto, al delirio israelí).

No sabemos si se ha matado realmente a Ben Laden; lo que está claro es que el esfuerzo por resucitar a toda costa a Al-Qaeda pretende matar los procesos de cambio comenzados hace cuatro meses en el mundo árabe.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.