jueves, 6 de noviembre de 2008

En www.lavaca.org
Síntoma de un cambio cultural y social

Obama y el tiempo largo

Para elevar a Barack Obama a la presidencia, la sociedad estadounidense recuperó sus tradiciones de igualdad y justicia social, que no pudieron ser erradicadas por dos décadas de gobiernos neoliberales. La clave de los hispanos y los jóvenes.

Por Raúl Zibechi.


A contrapelo de un cierto sentido común, podría decirse que el triunfo de Barack Obama no cambia nada, aunque sería más ajustado afirmar que su llegada a la Casa Blanca es el resultado de un cambio lento, cultural y social, que viene fraguándose desde hace cuatro décadas. O más aún, si se toma en cuenta el largo período de siglo y medio desde que los esclavos consiguieron su libertad en los Estados Unidos. A todas luces, focalizar el cambio político en curso en el triunfo de Obama no puede sino opacar la infinidad de cambios que viene procesando una sociedad multiétnica y multicultural, desde las luchas por los derechos civiles de los negros en la década de 1960. Si hay algo que encarna el “sueño americano”, no es precisamente la utopía del ascenso social individual sino la potencia material y simbólica del deseo de cambio colectivo. Desde hace más de un siglo, los Estados Unidos se convirtieron en la cuna de los movimientos sociales, ocupando el lugar vacante dejado por Francia desde que la soldadesca de Thiers sepultó la Comuna de París en 1871.

Estados movilizados

Las fechas que conmemoran hoy los movimientos sociales en todo el mundo se originaron en los Estados Unidos. El 1 de mayo, día de los trabajadores, recuerda los disturbios en la plaza de Haymarket en Chicago, el 3 y 4 de mayo de 1886 a raíz de la huelga de los obreros de la McCormick Harvesting Machine. El 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, es el homenaje a las 146 obreras textiles de la fábrica Cotton, en Nueva York, que murieron calcinadas trabajando en condiciones inhumanas en 1909. El 28 de junio, día del orgullo gay, recuerda las “revueltas de Stonewall”, un bar de la comunidad LGBT en Greenwich Village, Nueva York, donde miles de personas resistieron y derrotaron la brutalidad policial en 1969. Incluso el actual movimiento contra la globalización neoliberal, tuvo un impulso decisivo con las movilizaciones de Seattle en diciembre de 1999. Memoria de Luther King y Malcolm X Enfocado desde el tiempo largo, el triunfo de Obama es una victoria de una sociedad civil atravesada por un conjunto de movimientos socio-culturales (negros, mujeres, gay, antiguerra de Vietnam, entre otros), que una virtud de su propia personalidad, casi desconocida para los votantes. Ciertamente, es fruto de una generación de activistas negros en la que destacaron Martin Luther King y Malcolm X, así como de grandes actos como la Marcha a Washington por la libertad y el trabajo, el 28 de agosto de 1963, cuando King pronunció el célebre I have a dream. Pero captar la profundidad del cambio social y cultural implica mirar en detalle la infinidad de pequeñas acciones que costaron decenas de vidas, miles de presos y heridos por un régimen racista y machista que terminó por desfibrarse en las postrimerías de Vietnam. Ahí está el Freedom Summer de 1964, una campaña nacional que llevó mil voluntarios a Mississippi para inscribir votantes negros en los padrones electorales. Entre los militantes que acudieron al llamado de la Asociación Nacional para el Progreso del Pueblo de Color y el Comité de Estudiantes No Violentos (NAACP y SNCC por sus siglas en inglés), y de otras organizaciones, había mayoría de jóvenes blancos del norte, pero también negros y muchos judíos que durante tres meses se unieron con activistas negros del sur para desafiar el racismo en la boca del lobo. No fue un paseo. En apenas diez semanas los miembros de Ku Klux Klan, aliados con policías y autoridades, asesinaron cuatro activistas y otros cuatro fueron heridos de gravedad, 80 sufrieron golpizas, mil fueron arrestados, 37 iglesias que apoyaban la campaña y 30 viviendas de familias negras fueron quemadas o bombardeadas.

El éxito del "fracaso"

Desde el punto de vista cuantitativo, la campaña fue un fracaso ya que apenas consiguieron registrar 1.600 votantes de los 17 mil que pretendían empadronar. No se amedrentaron. Instalaron “escuelas libres” en las iglesias, en patios de casas y hasta bajo los árboles, como alternativa ante la segregación escolar, por las que pasaron miles de personas. La perseverancia rindió frutos: los militantes del Freedom Summer consiguieron visibilizar el racismo y la persecución, y modificaron el curso del movimiento por los derechos civiles. Sólidos estudios como el del sociólogo Doug Mc Adam*, aseguran que Freedom Summer fue un parteaguas en la sociedad estadounidense. En base al seguimiento de las hojas de vida de una parte de los activistas, sostiene que ese verano cambió la vida de quienes participaron en la campaña de solidaridad. Lo sucedido con ese millar de personas debería multiplicarse hasta consumar un cambio cultural y social de una parte sustancial de la población de los Estados Unidos, ya que aquella fue apenas una de cientos de actividades militantes de los 60. El movimiento sufrió duros golpes, como el asesinato de King en 1968 y la represión contra Panteras Negras, donde militaba Mumia Abu-Jamal, a partir de 1969. En poco tiempo los líderes se convirtieron en referentes nacionales (hasta George W Bush se inclina ahora ante la memoria de King), y las aristas más ríspidas del segregacionismo fueron formalmente abolidas. Como suele suceder en la vida real, los cambios profundos no se manifiestan de forma inmediata. Frederic Jameson señala que “los acontecimientos históricos no son puntuales, sino que se extienden en un antes y un después del tiempo que sólo se revela gradualmente”. Esa gradualidad indica que el cambio cultural es, en esencia, cambio lento, glacial, que no se mueve al ritmo esquizofrénico de la actividad político-electoral. Porque no opera linealmente ni sobre el escenario sino bajo la línea de visibilidad pública y, casi siempre, de modo tangencial.

Hispanos y jóvenes

El movimiento triunfó cultural y socialmente, pese a la contrarrevolución de Reagan, de Bush padre e hijo. O sea, resistió dos décadas de políticas neoliberales. Los resultados del 4 de noviembre hablan solos. Quienes llevaron a Obama a la presidencia fueron los hispanos y los jóvenes, en primer lugar, seguidos de los habitantes de los suburbios y los negros. Comparados los resultados con los de 2004, los demócratas recibieron un 25 por ciento más de votos hispanos y los votos de los menores de 29 años crecieron otro 25 por ciento, lo que explica la diferencia de siete millones de votos entre Obama y Mc Cain. En Florida el voto hispano por Obama fue un 27 por ciento superior al cosechado por Kerry cuatro años atrás. En Carolina del Norte, otro ex bastión republicano, el voto suburbano demócrata creció un 45 por ciento. Jóvenes e hispanos. La historia se repite. Luego de algunas décadas de cruda opresión, la gente parece reaccionar con potencia incontenible. Como movimiento social, el lugar de los negros de los 60 lo ocupan hoy los hispanos. No es casualidad que entre los 18 millones de hispanos habilitados para votar, el 80 por ciento haya concurrido a las urnas. Un porcentaje altísimo en cualquier parte. Lo cultural, lo social, lo político Una vez más, el cambio cultural y social ha ido por delante de la política institucional, que al parecer es la última actividad en percibir el clamor societal. Obama es, de alguna forma, un retorno de los 60. Pero un retorno tamizado por el tiempo y los cambios culturales y demográficos. Puede acelerar o retrasar el declive de Estados Unidos como superpotencia, pero no podrá impedirlo. Si se inspirara en la generación que lo parió, podría inducir un suave amerizaje que evitara el naufragio de la nación, para lo cual debería reactivar algunas instituciones del Estado del Bienestar a favor de la fracción más débil de su base social. Tal como está el mundo y en vista de la intransigencia de las elites, para hacerlo necesitaría al menos una parte del valor de King y de los voluntarios del Freedom Summer. * “Freedom Summer”, Oxford University Press, Nueva York, 1988.

éstas notas pueden ser reproducidas libremente, total o parcialmente (siempre que sea con fines no comerciales), aunque agradeceríamos que citaran la fuente.
publicada 06/11/2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

El peligro de la fauna exótica

Domingo 10 de Agosto de 2008 Año III Nº 0285 Buenos Aires, Argentina

En www.perfil.com.ar

Cuando hay que matar animales para conservar la biodiversidad

Aunque suena paradójico, en los Parques Nacionales argentinos existen varios planes para erradicar distintos tipos de animales y vegetales. El objetivo es controlar las especies introducidas irresponsablemente con intenciones de caza, que se reprodujeron de un modo descontrolado y ahora atacan flora y fauna autóctonas, haciendo peligrar ecosistemas enteros. Desde burros en el norte hasta castores en Tierra del Fuego. Los grupos ambientalistas no se oponen pero piden que los métodos para el sacrificio no sean cruentos. El caso de los canguros en Australia y los camalotes argentinos en África.

Por Martin De Ambrosio

Matar a algunas especies para que todas las demás sigan viviendo. En esa simple ecuación se podría resumir el cuadro de situación que se vive en buena parte de los Parques Nacionales argentinos. En su pelea por conservar la biodiversidad y los ecosistemas de alto valor, se debe recurrir al control de especies exóticas, introducidas por la irresponsable mano del ser humano.
Ese “control” se hace del modo más directo que se pueda imaginar, es decir, organizando partidas de caza para acabar con los animales, o con herbicidas o fuego en el caso de que sean árboles los que ocupan el lugar de las especies nativas.
Los ejemplos son numerosos: ciervos colorados en los parques Lanín y Nahuel Huapi, burros y vacas salvajes en Salta, castores en Tierra del Fuego, jabalíes en Entre Ríos y cabras en la Isla de los Estados son sólo un puñado de casos de animales que atacan a las especies autóctonas y hasta cambian el entorno natural.
“El castor destruye el bosque y lo transforma en pastizal”, explicó Guillermo Martínez Pastur, del Centro Austral de Investigaciones Científicas de Ushuaia, que pertenece al Conicet. “Forma diques con barro, voltea árboles, corta ramas e inunda enormes superficies también”, agregó el especialista al enumerar los cargos contra el animal de origen canadiense que ya alteró el 5% del bosque nativo.
El plan de erradicación supone terminar con los entre 20 mil y 100 mil ejemplares que se estima que existen. Al menos, está garantizada una muerte sin dolor para el bicho.
Razones. Las especies foráneas son muy dañinas porque, al no haber evolucionado junto al medio ambiente que las cobija, no tienen predadores naturales y virtualmente hacen lo que quieren. “Hay que conservar los ambientes naturales originarios de cada región del mundo. Pero cuando hay especies introducidas por el hombre, accidental o intencionalmente, se produce un desequilibrio del ecosistema, y ocupa el lugar de otras especies o utiliza recursos del ecosistema que llevan a un desbalance”, opinó Diego Moreno, director de conservación de la Fundación Vida Silvestre. Para él, las especies introducidas son una amenaza y por eso está a favor “de acciones de control, o de erradicación, si se puede”.
Si bien la Argentina es de los países más atacados, se registran casos en el exterior (ver recuadro). Además, el país exporta flora nociva: según el experto de Vida Silvestre, los camalotes de la Mesopotamia causan grandes problemas en las represas de Africa.
Lo mismo un burro. En el Parque Nacional Los Cardones (Salta) se llevó a cabo un proyecto piloto para erradicar a los burros. Y ya se eliminó alrededor del 80% de la población, según explicó Sergio Bikauskas, intendente a cargo del Parque. “Es una especie traída por el español, en la época en la que se usaba para el transporte de la plata de El Potosí. Cuando la actividad decayó, se quedaron y ahora son silvestres”, dijo. Allí, el burro compite con el guanaco en desigualdad de condiciones. “Los pies de los burros no tienen almohadillas y los efectos de sus cascos pisando la vegetación son muy graves. También erosionan la tierra por el modo en el que arrancan los vegetales de los que se alimentan”, agregó.
Según Bikauskas, tuvieron cuestionamientos por razones sentimentales o religiosas. “Pero no se planteó una contrarrealidad. Nosotros estamos protegiendo la casa de los animales nativos”, aseveró.
En El Palmar, Entre Ríos, los jabalíes se comen los brotes de las palmeras. Para combatirlos se usan dos modalidades, explicó Aristóbulo Maranta, intendente del Parque Nacional: apostaderos con cebo de maíz y partidas de hasta 40 cazadores organizadas por los guardaparques. “Tenemos un gran poder de tiro y pasamos a cazar 600 jabalíes por año”, indicó.

El dilema del canguro

No sólo la Argentina sufre y se plantea cómo frenar a las especies exóticas. De las Islas Galápagos fueron erradicadas más de 100 mil cabras que dañaban su ya frágil ecosistema. El investigador del Conicet, Guillermo Martínez Pastur, añadió que Australia y Nueva Zelanda tienen presupuestos de cientos de millones de dólares para eliminar especies perjudiciales para su fauna, como el zorro europeo en Tasmania.
En marzo, hubo un escándalo porque activistas ecológicos no querían que se sacrificaran 400 canguros, de los 80 millones que se calcula que existen en Australia. Como allí viven 20 millones de personas, la proporción es cuatro canguros por cada ser humano.
Orientación vocacional y demanda laboral

En www.perfil.com.ar 27/07/08

Ingenieros se necesitan

Se eligen carreras con poca salida laboral


Mientras Abogacía, Medicina, Psicología y Contador Público siguen acaparando las preferencias de los estudiantes, las carreras tecnológicas tienen un déficit cada vez mayor. Paradójicamente, son las de mayor demanda laboral y las mejor pagas, mientras el futuro de las tradicionales no es alentador debido a la sobreoferta. Para 2010, según estudios, faltarán unos 6 mil ingenieros. El mayor problema se encuentra en las áreas de tecnología de la información, donde se reciben 3.700 profesionales al año. El mercado requiere más del doble. La guerra de las consultoras para captar cerebros.

Por Brenda Focas

Los estudiantes argentinos no eligen las profesiones que el mercado más necesita. Según datos de la Universidad de Buenos Aires, las carreras con más ingresantes en el CBC siguen siendo las tradicionales, como Medicina, Abogacía, Psicología, Contador y Administración y, lejos, se ubican las relacionadas a la ingeniería y la tecnología, que son las que más demanda laboral tienen y, a la vez, las que más deserción detentan: sólo se reciben unos 3.000 ingenieros al año.

Prejuicios culturales, un desprecio internalizado desde la infancia hacia las ciencias exactas y el prestigio histórico de las carreras tradicionales conspiran para que los profesionales especializados en áreas técnicas brillen por su ausencia. “Si bien Administración de Empresas y Marketing tienen buenas perspectivas de trabajo, los egresados son utilizados con fines diferentes a los específicos de su especialidad. Los más solicitados y con mayor escasez de personal son los ingenieros civiles e industriales, además de los del área de sistemas”, explica Walter Montes, gerente general de PYN Consultores, dedicada a la selección de personal, y agrega que “una parte importante de los estudiantes se orienta a carreras de moda relacionadas con el entretenimiento y los servicios, como Hotelería, en todas sus variantes, Gastronomía y las diversas carreras de Diseño”.

Elegidos. Las vedettes del mercado laboral son los ingenieros en sistemas: las empresas buscan tentarlos ofreciéndoles duplicar su salario y, sin pruritos, los “roban” de otras empresas. Según datos de la consultora Adecco, el déficit en el área informática es acuciante. En 2006 este sector empleaba 40.000 personas en Argentina, mientras que el año pasado la cifra creció a 45.000, y aun así faltaron cubrir 2.500 puestos. “Si sigue la tendencia, en menos de diez años vamos a tener que importar ingenieros”, advierte Roberto Nolazco, coordinador de Asuntos Estudiantiles de la UCA. Los números de varios especialistas parecen respaldarlo.

“Para 2010, el faltante estimado de personal especializado en IT será de 6.100 personas”, señala Florencia Caccavo, directora de Selección-Consulting de Adecco. Por su parte, Miguel Angel Calello, presidente de CESSI (Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos), agrega que “hay alrededor de 3.700 egresados por año, y habría que llevarlo al doble”. Además, el panorama se agrava porque muchos egresados se van a trabajar al exterior, donde reciben mejores condiciones salariales. “Creo que están mal diseñadas las especialidades y a los chicos se les hace muy pesado. En la UTN están trabajando para revertir esto porque puede ser muy pernicioso para el país”, explica el ingeniero Marcelo Sobrevila.

Tal es la falta de estos perfiles profesionales, que las empresas recurren a métodos extremos para contar con ellos. Muchas desarrollan programas para jóvenes profesionales que reclutan a los estudiantes mientras cursan su carrera. Otras, directamente recorren empresas rivales para tentar talentos. Saulo Gil tiene 27 años y desde los 20 está trabajando en el área de sistemas, aunque todavía no terminó Ingeniería en Sistemas de la Información en la UADE. “Me llegan propuestas todo el tiempo, llegué a Ten Roses (donde trabaja hoy) después de que me llamaran varias veces y me mejoraran mucho el sueldo”, relata.


Futuro desempleo. “El problema es que el educativo es un mercado en sí, que busca atraer con valores distintos al del mundo del trabajo”, sostiene Juan Antonio Lázara, titular de la editorial que publica la Guía del Estudiante : “Hacen carreras pensando en el deseo del estudiante y no en el mercado laboral, lo que a largo plazo creará un grave desequilibrio”. Desde las cámaras empresariales y el Estado se está buscando revertir este desfasaje con programas de becas y charlas de promoción en colegios secundarios.

“Argentina tiene una oportunidad estratégica para desarrollar y proveer software y servicios, pero choca con desconocimiento y mitos que vuelven poco atractivo capacitarse para participar de esta industria. Muchos jóvenes desconocen los beneficios de la actividad que, además de tener remuneraciones altas, es creativa, dinámica y moderna”, se lamenta Calello.


El 85% de los adolescentes no saben qué hacer cuando terminan el secundario

El dilema es qué estudiar después

Según una encuesta realizada sobre 30 mil alumnos de quinto año, el 50% de los consultados no tiene “ni idea” de qué carrera seguir y el 35% “no se decide”. Sólo el 15% asegura que “la tiene clara”. Opinan especialistas y chicos. 24.09.2008 En www.critica.com.ar

Una encuesta realizada por el sitio web quevasaestudiar.com y por los organizadores de la muestra Expo Universidad 2008, que comienza hoy, asegura que más de la mitad de los egresados del secundario no sabe qué carrera elegir. Después del viaje a Bariloche, los flamantes egresados –apenas mayores de edad– se enfrentan a una elección que los desconcierta. La pregunta es: ¿Qué estudiar? Y la respuesta representa tal magnitud que, según el estudio, los jóvenes no saben hacia dónde salir corriendo. Una duda de casi todos los tiempos. Las 30 mil visitas que en 30 días tuvo la página web fueron concluyentes: el 50% de los adolescentes no tienen “ni idea” de qué carrera seguir, el 35% no se decide y el 15% “la tiene clara”. En el momento de responder sobre su desconcierto, la mayoría asegura que quiere seguir estudiando, pero que no sabe qué. A partir de ahí las opiniones se diversifican: “No conozco todas las carreras”, “Hay demasiadas”, “Me gustan muy pocas”, “Ninguna me convence”... Aunque aclara que “no hay que generalizar”, Alicia Cibeira –directora del Departamento de Orientación Vocacional del CBC– dice que “muchos chicos no se dan el tiempo necesario para pensar en sus capacidades y deseos, ni para buscar toda la información necesaria. Hoy los campos laborales son móviles y complejos: un biólogo puede trabajar en medicina o un licenciado en Historia puede ser un experto en turismo histórico”. Alexis Genuth, organizador de la muestra, coincide con el diagnóstico: “No hay información sobre las características de las carreras en el mundo real”. Ayelén Caro todavía está en cuarto año, pero ya mira con desconfianza el escenario laboral: “La mayoría de mis compañeros sabe que va a ir a la universidad, pero no sabe qué elegir. Yo creo que no muchos van a conseguir trabajo de lo que les gusta. Los paleontólogos van a poder investigar, pero no va a haber trabajo para todos. ¿Los que se reciban de astrónomos van a ir a la NASA?”, se pregunta con desconfianza. Ayelén está pensando en seguir una de las carreras que explotaron en los últimos años, Diseño de Indumentaria.Para Cibeira, además, la decisión está influida por factores más generales: “La elección suele estar circunscripta a movimientos familiares o socioculturales, no a una dirección estratégica del país”. Hay casos en los que el marco de la elección parece casi predeterminado: Tamar Mozian sabía desde primer año que iba a estudiar Periodismo, Comunicación o Publicidad. “Viene por una cuestión familiar, mi mamá es agente de prensa y trabajó como periodista.
A los 13 años le hice una entrevista a David Nalbandian para un diario de la comunidad armenia, seguí colaborando ahí y ahora trabajo para una radio de Uruguay.” Sus compañeros de la Escuela Argentina Modelo no tienen las cosas tan claras: “De sesenta alumnos en los tres cursos, sólo tres o cuatro van a seguir Medicina, y pocos eligieron carreras tradicionales”.La reciente aparición de licenciaturas como Producción de Bioimágenes o Composición con Medios Electroacústicos no parece opacar la preferencia por las carreras clásicas. El Ministerio de Educación detalla que este año Arquitectura y Diseño fueron las carreras de ciencias aplicadas más elegidas en el ámbito privado, mientras que en el público se destacaron las ingenierías. En las ciencias básicas ganó Biología, y en las sociales, Economía y Administración. Cualquiera sea la elección final, como señaló la especialista Virginia Tarsitano en un artículo del sitio Universia, “no fracasa en su decisión quien puede llegar a cambiar de opinión; sino el que se inscribe en una carrera sin madurar alguna idea que le permita asumirse como protagonista de su propia vida”.